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jueves, enero 24, 2008

¡Qué pobres somos los ricos!

¡Qué pobres somos los ricos!

Me acabo de enterar que soy rico. Me lo informó la Dirección General de Estadísticas y el nuevo Impuesto a los Sueldos, mal llamado Impuesto a las Rentas de las Personas Fisicas.

Según estos datos, estoy entre el 10% mas rico de la población … pero mi estilo de vida no es el de un rico. Los ricos tienen autos nuevos y yo tengo uno de 1991 y otro –heredado- de 1982 (ambos en no muy bien estado gracias al mal estado de las calles). Los ricos viajan con frecuencia y yo solo lo hago de mi casa al trabajo o por cuestiones laborales. Los ricos veranean todos los años y yo hace varios que me quedo en casa. Los que sí veo que veranean todos los años y hasta viajan, son los empleados públicos, esos mismos que se quejan siempre de estar “sumergidos”. (se deben referir literalmente al termino cuando están de veraneo en la playa).

Mis grandes lujos como rico es enviar a mis tres hijos a colegios privados para que reciban una educación “correcta” (nada del otro mundo), ante la imposibilidad de enviarlos a un colegio público, dado el bajo nivel de formación, la infraestructura generalmente deplorable sumado al deterioro del nivel humano que tendría entre compañeros y docentes. También apoyo a mis hijos a que desarrollen sus talentos y virtudes, unos en el deporte otros en la música, pagando clubes y profesores, con la inversión en equipamiento que eso significa.

Derrocho fortunas una vez cada dos o tres meses al ir al cine con mi familia y comer algo en la plaza de comidas de algún Shopping y me reúno con amigos los fines de semana a disfruta del típico asado.

El resto de mi “fortuna” se va en alimentar a mi familia, pagar la costosa gasolina para ir a trabajar y pagar los también costosos gastos de luz, agua, teléfono e impuestos para mantener un estado ineficiente e hinchado.

Otro placer de rico que me doy es tener conexión a Internet en mi casa y compro bastantes libros; pero se ve que estos rubros son considerados “lujos” por los actuales gobernantes que demuestran día tras día no tener una gran vocación por la mejora intelectual y menos aun por su integración al mundo globalizado.

Por ultimo, y no menos importante, es que me hacen sentir mal por ser “rico”. Recibo miradas de odio directo o velado por tal situación. En otros países a los ricos los aprecian puesto que entienden que “los pobres viven de los ricos y no los ricos de los pobres” como falsamente nos hicieron creer. Don Pepe Batlle estaba muy equivocado cuando decía que “los ricos sean menos ricos para que los pobres sean menos pobres”. La frase correcta es: “que los ricos sean mas ricos para que los pobres pasen a ser ricos”.

En Estados Unidos, Europa o Australia, un “pobre” vive mejor que un “rico” en Uruguay. ¡Que paradoja! Nunca pensé que preferiría ser pobre en otro país a ser rico en el mío!. Seguramente en esos otros destinos sea, al menos, mejor recibido.

miércoles, enero 23, 2008

Aunque no lo crea ni lo acepte, usted es Liberal


Quien diría que Usted, votante de izquierda, que ha participado de marchas sindicales y estudiantiles o pintado muros con la consigna “Yankees go home”, sea un liberal.

Usted, que nunca le recomendaría esta opción para su hijo, ni aceptaría serlo ante una rueda de “compañeros”, en su fuero más íntimo, cuando toma decisiones que afectan su vida personal, económica y laboral, Usted actúa como un inmundo cerdo liberal.

Si Usted se preocupa más por su propia vida y la de sus seres queridos, en vez de preocuparse por “la sociedad”, es usted un liberal.

Si Usted recorre varios puestos en la feria buscando el mejor producto al mejor precio procurando optimizar su dinero, es usted un liberal.

Si Usted consume sólo aquello que se pudo procurar con su propio esfuerzo y no le exige a su vecino que se haga cargo de sus cuentas, es usted un liberal.

Si Usted trabaja más y mejor que sus colegas y negocia un mejor salario que sus compañeros, es usted un liberal.

Si Usted prefiere tomar las decisiones que afectan a su vida y a su familia y no permitir que otros tomen las decisiones por Usted, es un liberal.

Si a Usted no le gusta pagar impuestos que luego no se lo devuelven en bienes y servicios, es usted un liberal.

Si entiende que la creación de riqueza es fruto del uso de la mente, la innovación y el esfuerzo individual, es usted un liberal.

Si cree que tiene derecho a buscar su propia felicidad, trabajando en lo que le gusta y sin necesidad de pedirle permiso a nadie, es un liberal.

Si cree que su hijo, el mejor de la clase, tiene derecho a una beca de estudios a un mejor trato u otros beneficios ganados con sus talentos y sus virtudes, es usted un liberal.

Si Usted deja de ir a un comercio porque lo atendieron mal y así “despide” a sus empleados y deja sin ganancia a su dueño, es usted un liberal.

Y si usted cree en la Libertad, sin la cual no hay derecho, ni justicia, ni paz, es Usted un liberal.

Sin embargo, casi nada de esto Usted lo admite públicamente.

Usted utiliza un raciocinio liberal puertas adentro, pero no se anima a utilizarlo puertas afuera. Le han hecho creer una gran mentira: que ser liberal el malo.

Y lamento decirle que usted lo es. Aunque no lo crea ni lo acepte.

miércoles, enero 09, 2008

Cuanto vale America Latina ?

by Carlos Alberto Montaner

Viejo dictum afirmaba que los niños venían al mundo con un pan debajo del brazo. Es al revés. Toda criatura que abre los ojos, en cualquier sociedad del planeta, recibe inmediatamente una dotación virtual. Lo espera, potencialmente, cierta cantidad de capital acumulado. ¿A cuánto asciende ese capital? Naturalmente, depende del país. El Banco Mundial se ha atrevido a cuantificarlo.

El trabajo lo ha hecho un equipo de buenos economistas. Han examinado ciento veinte países. Lo denominaron Where is the wealth of Nations? (¿Dónde está la riqueza de las naciones?). Es una investigación que vale la pena leer.

De acuerdo con el estudio —y el planteamiento es muy persuasivo— la riqueza se compone de tres elementos clave:

  1. el capital natural (bosques, minerales, acuíferos, tierras fértiles etc.),
  2. el capital producido (fábricas, infraestructura industrial y urbana, servicios, máquinas, etc.) y
  3. el capital intangible (educación de las personas, calidad de las instituciones, Estado de Derecho, transparencia, estabilidad, creencias y actitudes, etc.).
De esos tres factores, el decisivo es el capital intangible: equivale a las cuatro quintas partes del capital total. ¿Por qué? Porque es el que permite la conversión de la riqueza natural en riqueza creada. De nada vale un pozo de petróleo administrado por un grupo de gente incompetente en medio de una sociedad caótica.

Un país potencialmente rico, como Venezuela, con un enorme capital natural, alberga, sin embargo, a una sociedad pobre, porque su capital intangible es mínimo, y ése que tiene se reduce paulatinamente con cada estupidez que cometen sus gobernantes.

La nación que más capital per cápita ha acumulado en el planeta es Suiza: $ 648,241 dólares. La más pobre es Etiopía, con tan sólo $ 1,965. A Suiza le siguen Dinamarca ($ 575,138), Suecia ($ 513,424), Estados Unidos ($ 512,612) y Alemania ($ 496,447). Nueve de las diez naciones más miserables de la tierra son africanas.

La riqueza per cápita acumulada en América Latina es más notable en el cono sur: Argentina ($ 139,932), Uruguay ($ 118,463), Brasil ($ 86,922) y Chile ($ 77,726). En Paraguay, sin embargo, se reduce a $ 35,600. Pero estos países —exceptuado Paraguay— aunque son los más ricos de América Latina, apenas alcanzan a la mitad de lo que vale España per cápita: $ 261,205.

La franja andina es más pobre: Venezuela $ 45,196 (tres veces menor que Argentina, dato que hace inexplicable que Chávez haya comprado cinco mil millones de dólares en bonos de deuda argentina para ayudar a su mal administrado vecino), Colombia ($ 44,660), Perú ($ 39,046), Ecuador ($ 33,745) y Bolivia apenas $ 18,141, el país más pobre de Sudamérica, cifra que pone en duda la afirmación de Evo Morales de que en una década (¿o dijo dos?) su país estaría como Suiza.

Tres países mesoamericanos tienen un nivel de riqueza mayor que la región andina, pero menor que el cono sur: México ($ 61,872), Costa Rica ($ 61,611) y Panamá ($ 57,663). Pero los otros tres países centroamericanos son considerablemente pobres: Guatemala ($ 30,480), Nicaragua ($ 13,214) y Honduras ($ 11,567). En el Caribe, la República Dominicana ($ 33,410), aunque es una nación con poco capital acumulado per cápita, cuadruplica la riqueza de Haití ($ 8,235), el país fallido de América Latina, relación que garantiza el constante flujo migratorio ilegal desde el rincón más desdichado de la Isla hacia el más boyante.

En general, cuando se compara el destino económico de los territorios colonizados por los ingleses —olvidándonos de Estados Unidos y Canadá—, con lo acaecido en los de tradición hispana, los resultados económicos británicos son algo mejores.

Barbados, con $ 146,737 de capital acumulado per cápita, supera a la Argentina, la nación más desarrollada de Hispanoamérica, mientras casi todas las islas de cultura inglesa son más ricas que las Antillas de habla española independientes (Cuba y República Dominicana, dado que Puerto Rico está asociado a Estados Unidos). Aunque Cuba no aparece en el estudio, debido a la poca fiabilidad de sus datos estadísticos y el paranoico secretismo de su gobierno, se considera que su capital acumulado hoy debe ser menor que el de República Dominicana y Jamaica ($ 47,796).

Del estudio del Banco Mundial se derivan, además, algunas lecciones valiosas: el papel del ahorro, de la inversión en educación, la importancia de insertarse en los grandes circuitos comerciales y financieros, y la necesidad insoslayable de fortalecer las instituciones y los derechos de propiedad si queremos avanzar en la dirección del progreso.

Nada de lo que dice puede sorprendernos, salvo la manera elegante y bien razonada con que documenta los argumentos y confirma las intuiciones de algunos gigantes como Adam Smith. En 1776 este brillante escocés, observador y moralista, escribió su memorable Indagación sobre la riqueza de las naciones. El Banco Mundial, finalmente, le ha puesto números.

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Recibido de http://nestorjuchnewicz.blogspot.com/


domingo, enero 06, 2008

Existe Santa Claus ?



Renombrados científicos han estudiado el caso y han obtenido las siguientes conclusiones acerca de la existencia de Santa Claus:



1. Ninguna especie conocida de reno puede volar. No obstante, existen 300.000 especies de organismos vivos pendientes de clasificación y, si bien la mayoría de ellas son insectos y gérmenes, no es posible descartar completamente la posible existencia entre ellas del reno volador que solo Santa Claus conoce.

2. Hay unos 2.000 millones de niños (considerando únicamente a las personas con menos de 18 años) en el mundo. Pero dado que Santa Claus no parece que se ocupe de los niños musulmanes, hindúes, judíos y budistas, la cifra se reduce a un 15% del total (unos 378 millones, según las estadísticas mundiales de población). Según estas estadísticas, se puede calcular una media de 3,5 niños por hogar, por lo que estamos hablando de unos 91,8 millones de hogares (suponiendo que en cada uno de ellos, haya al menos un niño que se haya portado bien).

3. Santa Claus dispone de 31 horas en Nochebuena para realizar su trabajo, gracias a los diferentes husos horarios y a la rotación de la tierra (se supone que viaja de este a oeste, lo cual parece lógico). Esto supone 822,6 visitas por segundo. En otras palabras, en cada hogar cristiano con un niño bueno, Santa Claus tiene 1 milésima de segundo para aparcar, salir del trineo, bajar por la chimenea, llenar los calcetines, repartir los demás regalos bajo el árbol, comerse lo que le hayan dejado, trepar otra vez por la chimenea, subir al trineo y marchar hacia la siguiente casa.

4. Suponiendo que cada una de estas 91,8 millones de paradas está distribuida uniformemente sobre la superficie de la tierra (lo cual es falso, pero puede valer para los cálculos), hay 1,2 Km. entre casa y casa. Esto da un recorrido total de 110 millones de Km., sin contar lo necesario para las paradas a hacer lo que cada uno de nosotros haría al menos una vez en 31 horas. Se deduce de ello que el trineo de Santa Claus se mueve a unos 1000 Km./sg, 3000 veces la velocidad del sonido. Como comparación, el vehículo fabricado por el hombre que mayor velocidad alcanza, la sonda espacial Ulises, se mueve a unos míseros 43 Km./sg. Un reno convencional puede correr a una velocidad punta de unos 24 Km./h.

5. La carga del trineo añade otro elemento interesante al estudio. Suponiendo que cada niño sólo se lleve un tente de tamaño mediano (0,9 Kg.), el trineo transporta unas 321.300 toneladas, sin contar a Santa Claus, a quien siempre se le describe como bastante rellenito. En la tierra, un reno convencional no es capaz de transportar más allá de 150 Kg. Aunque el reno volador pudiera transportar diez veces esa carga, no bastarían ocho o nueve, sino que se precisarían unos 214.200 renos. Esto incrementa la carga (sin contar el peso del propio trineo) a unas 353.430 toneladas. 5.353.000 toneladas viajando a 1000 Km./sg crean una resistencia aerodinámica enorme, que provocará un calentamiento de los renos similar al que sufre una nave espacial en su reentrada a la atmósfera terrestre. La pareja de renos que vaya a la cabeza absorberá un trillón de julios de energía por segundo, cada uno. En pocas palabras, se incendiarán y consumirán casi al instante, quedando expuesta la pareja de renos posterior. También se originarán unas ondas sonoras ensordecedoras en este proceso. El tiro de renos al completo se vaporizará en 4,26 milésimas de segundo. Santa Claus, mientras tanto, sufrirá unas fuerzas centrífugas 17.500,06 veces superiores a las de la gravedad.

6. Si Santa Claus pesara 120 Kg. (lo cual es incluso demasiado delgado), sería aplastado contra la parte posterior del trineo con una fuerza de más de 2 millones de Kg. Por consiguiente, si Santa Claus existió alguna vez y llevó los regalos a los niños en Navidad, ahora está muerto.


¿Existe Santa Claus? Si respondemos lo anterior a un niño cuando nos pregunte por la existencia de Santa Claus (o bien, lo deduce él por si mismo), el niño puede llevarse una desilusión tremenda. Por suerte, hay una contraexplicación que puede sernos útil en este caso: El análisis anterior, basado en las leyes de la Física clásica, presenta un fallo importante, puesto que no considera los fenómenos cuánticos, que son bastante significativos en este caso particular. Como se ha indicado, se conoce con extrema precisión la velocidad terminal del reno a través del aire seco de diciembre sobre el hemisferio norte (por ejemplo). Así mismo, se conoce con tremenda precisión la masa de Santa Claus y su trineo (puesto que se conoce el número de niños, regalos y renos justo antes del vuelo). En cuanto a la dirección y sentido del vuelo, esta es esencialmente de Este a Oeste.

Todo lo anterior significa que se puede determinar con excelente precisión el vector del momento cinético de Santa Claus y su cargamento. Basta con aplicar el principio de incertidumbre de Heisemberg para saber que la posición de Santa Claus, en cualquier momento de Nochebuena, es extremadamente imprecisa. En otras palabras, está "difuminado" sobre la superficie de la tierra, de forma análoga a como el electrón está "difuminado" a una cierta distancia del núcleo del átomo. Por tanto, literalmente puede encontrarse en todas partes en un momento dado. Por último, las velocidades relativistas a las que los renos pueden llegar durante breves lapsos de tiempo hacen posible que, en ciertos casos, llegue a algunos lugares un poco antes de salir del polo norte. Santa Claus, en otras palabras, asume durante breves periodos de tiempo las características del taquión. Estamos de acuerdo en que la existencia de los taquiones aún no está probada y es hipotética, pero lo mismo ocurre con los agujeros negros, y ya nadie duda de su existencia. Por consiguiente, es perfectamente posible que Santa Claus exista y reparta todos los regalos en nochebuena.

sábado, enero 05, 2008


POR GABRIEL PEREYRA
El gobierno anunció que un objetivo para 2008 es reformar el Estado. Por años, los intentos por introducir algún cambio en ese sacrosanto templo de la cultura local chocaron con la alianza que los gremios estatales y el Frente Amplio hicieron para impulsar consultas populares.

Luego, la ciudadanía, que según algunas encuestas sigue pensando que está bien que ingresen más funcionarios públicos, les dio el apoyo y derribaron las reformas.

Por eso habrá que ver qué caminos recorre el gobierno para dejar atrás su visión del Estado, cómo administrará las tensiones con sus viejos aliados de los gremios públicos y de qué forma convencerá a los uruguayos masoquistas a los que no les importa seguir pagando cada vez más impuestos en beneficio de una elite de privilegiados, entre los que no están ni los maestros, ni los policías, faltaba más.

Por ahora, algunas actitudes surgidas del propio gobierno dejan mucho que desear, y sino basta ver lo que ocurre en el Ministerio de Transporte. Desde hace 10 años existe un premio en dinero para los funcionarios que alcancen niveles de excelencia. ¿Qué hizo el ministro Víctor Rossi?, decidió repartir ese dinero entre todos los funcionarios, igualando a los buenos, los malos, los meritorios, los mediocres, los zánganos.

A Rossi habría que darle una parte del premio por ser un digno representante de la uruguayez en su estado más puro. Pero hubo un problema. Rossi dijo que esa plata se repartiría así siempre y cuando nadie lo objetara, que es como decir demosle para adelante con el contubernio siempre y cuando nadie nos vea.

Pero Jorge Pesce, un funcionario que en el año 2000 ganó el premio por su desempeño excelente, recurrió la decisión de Rossi, y la repartija del ministro se suspendió. ¡Para qué! A Pesce sus ¿compañeros? le gritaban “hijo de puta”, y los sindicalistas le increparon ser un “alcahuete”.

Pesce está ahora con licencia psiquiátrica. En cualquier ámbito donde la justicia y eficiencia primen, Pesce sería una especie de pequeño héroe. En el Estado, Pesce es un traidor. Cómo hará el gobierno para lidiar con jerarcas demagogos, gremios cavernarios, y zánganos con pase libre, es algo para sentarse a observar.

(gpereyra@observador.com.uy)

Una Navidad mas comercial

La Navidad debería celebrar la razón, el egoísmo racional y el capitalismo.

Por Leonard Peikoff, Ayn Rand Institute [1]

La Navidad en América es una exuberante muestra del ingenio humano, del capitalismo, la productividad y el disfrute de la vida. Pero todos estos aspectos son criticados como "materialistas". Pero nos dicen que el verdadero significado de la Navidad, es creer en una serie de fábulas y anécdotas y servir a un sentimiento altruista, que pocos se toman en serio.

De hecho, la Navidad tal como la celebramos hoy es un invento americano del siglo XIX.

La libertad y la prosperidad de post guerra crearon la nación más feliz en la historia. El resultado fue el deseo de celebrar y disfrutar de los bienes y placeres de la vida en la tierra. La Navidad (que no fue un día feriado federal hasta 1870) se convirtió en el icono estadounidense para festejar este sentimiento.

Histporicamente, las bases de la Navidad se remontan a épocas muy antiguas y dioses ancestrales como Odin, Thor y Saturno, de la mitología escandinava los primeros y el último de la mitología latina. Sin embargo, quien verdaderamente contribuye a la formación de su leyenda es una persona real, el obispo San Nicolas de Myra, del siglo cuarto.


Este obispo se hizo legendario por su bondad y generosidad para con los demás. Aparentemente, todo se origina con la historia de tres doncellas pobres, que no tenían dote para casarse. Su padre en la desesperación estaba a punto de vender a una de sus hijas como esclava para conseguir el dinero necesario para que las otras dos se casaran. Cuando el obispo se entero de la desgracia de esta familia, en silencio, en la noche, y por la ventana abierta de la casa de las jóvenes hecho tres bolsas llenas de oro. Por casualidad, éstas entraron en las medias de las muchachas. Así nació la historia de que un ser bondadoso daba regalos y los dejaba en las medias de todos.


Posteriormente, los grupos más marginados y más necesitados de Myra, como los huérfanos y los marineros hicieron a San Nicolás su santo patrono, pues su bondad se había vuelto ya reconocida. Muchos pronto buscaban en este buen obispo la protección y la guía que les hacía falta. Y pronto la leyenda se extendió por todo el norte de Europa. Rusia y Grecia también lo convirtieron en su patrono, así como los niños, los estudiantes, e incluso los ladrones.


De esta manera, San Nicolás fue tomando dimensiones míticas, y ahora era un santo que premiaba las buenas acciones y castigaba las malas. Después de su muerte, en un 6 de diciembre, se siguió celebrando esa fecha, y así surgió aparentemente la Navidad medieval. Ese día, todos sacaban comida para el santo y paja para sus caballos, y a la mañana siguiente, los niños obedientes encontraban que la comida y la paja habían sido intercambiados por lindos juguetes y regalos. Fue entonces, cuando se originó verdaderamente la costumbre de intercambiar regalos en nombre de la fraternidad y la solidaridad.


Por primera vez, el dar regalos se convirtió en una característica importante de la Navidad. Los primeros cristianos denunciaron el dar regalos como una práctica romana, y los Puritanos la llamaron de diabólica. Pero los norteamericanos no iban a ser disuadidos. Gracias al capitalismo, hubo suficiente riqueza para hacer regalos, un gran aparato productivo para publicitar y ponerlos a disposición del público a precios baratos, y un país tan contento que su gente quería llegar a sus amigos y expresar su disfrute de la vida. Todo el país tomó con regocijo el dar.

En 1808, el escritor norteamericano Washington Irving escribió una sátira titulada "La historia de Nueva York desde el principio del mundo hasta la caída de la Dinastía Alemana de Diedrich Knickerbocker". En este texto el escritor se imaginó a un Santa Claus que andaba en un vagón tirado por caballos, por las cimas de los árboles dejando caer los regalos por las chimeneas.


Después en 1822, el Dr. Clement Clarke Moore retomó el tema y escribió Una Visita de Santa Claus, mejor conocida como La Noche antes de Navidad. Aquí le agregó un ingrediente más escandinavo y cambió los caballos por renos. Además mucho de lo que conocemos como características clásicas de Santa las creó él. Por ejemplo, la risa, su nariz y su aire bonchón vienen de este hermoso poema.


Durante un tiempo, la apariencia de Santa fue interpretada por muchos hasta que en 1863, un inmigrante alemán, Thomas Naast trajo consigo una imagen del personaje que fue aceptada por todos, pues suavizó la imagen rígida y eclesiástica del anterior. Poco tiempo después se le solicitó que ilustrara el poema de Moore, y así se llegó al simpático gordito con traje rojo que hoy maravilla a todos los niños. Naast además es el responsable de que Santa viva en el Polo Norte.


En 1931, el artista gráfico Haddon Sundblom y otros publicistas que trabajaban para la Coca Cola Company, terminaron de hacer un diseño con proporciones humanas y ese toque de abuelito tierno. El color llamativo y los ojos brillantes del Santa de Sundblom fue el que terminó por conquistar a grandes y a chicos alrededor del mundo.

Por supuesto, la Puritanos denunciaron Santa como el Anti-Cristo, porque él dejó a Jesús a un lado. Además, Santa implícitamente rechazó toda la ética cristiana. Él no denunció a los ricos ni les exigió dar todo a los pobres; por el contrario, dio regalos a niños ricos y a pobres por igual. Tampoco es Santa un campeón de la misericordia cristiana o del amor incondicional. Por el contrario, él es justo: Santa sólo da regalos a los niños que se portaron bien, no a los malos.

Todas las mejores costumbres de Navidad, desde los cánticos a los árboles espectacularmente decorados, tienen su raíz en ideas y prácticas paganas. Esas costumbres fueron rápidamente adoptadas y difundidas por la propia cultura americana, fruto del uso de la razón, la ciencia, los negocios, la globalidad y el egoísmo racional, es decir, la felicidad.


La tragedia de América es que sus intelectuales han tratado de sustituir felicidad con culpabilidad, al insistir en que el significado espiritual de la Navidad es la religión y el auto-sacrificio. Pero el espiritualista debe comenzar primero por reconocer la realidad.

La vida requiere el uso de la razón, el egoísmo bien entendido y el capitalismo. Esto es lo que debería celebrarse durante la Navidad. Es tiempo de dejar a Cristo fuera de la Navidad y tornar esta fecha en una celebración sin culpas por ocuparse primero de uno mismo, por usar la razón y por hacer de ella una celebración del bienestar humano.


[1] (traducción libre de Guillermo Sicardi, con agregados tomados de Internet).