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sábado, mayo 21, 2011

Educación Pública mediocre, ¿y la Educación Privada?

Todos sabemos que la educación pública flota en una marea de mediocridad. ¿Pero qué podemos decir de la Educación Privada? ¿Acaso goza de buena salud? ¿Se destaca, no de la pública, sino entre las mejores de la región? ¿Conocemos algún indicador de gestión o ranking que nos permita evaluarlas "por talentos y virtudes? Nada de eso.

La Educación Privada Uruguaya peca de lo mismo que la Educación Pública Uruguaya: ambas son Uruguayas. Y esto sinónimo de "quedado", "conformista", "no exigente de calidad" y "no te metás".

No conozco un sólo liceo privado que aplique métodos realmente innovadores en la educación de sus alumnos. Están tan sometidos a la tutela estatal, que se preocupan más en cumplir con el "programa" que en formar hombres libres y útiles en sociedad.

Para muestra basta un botón. Ayer mi hijo Diego, que cursa 4to año de liceo en una Institución privada de Carrasco (barrio cheto por excelencia), me pide que le ayude a preparar unos ejercicios de Informática que consistían en hacer una tabla en Excel con los horarios de clase de la semana. Cuando terminamos con el "mandado" pedido por el profesor le pregunté a Diego que "paso extra" pensaba dar, es decir, algo por su propia iniciativa, por su propia inquietud o deseos de mejorar el "minimo minimorum" que le pedía su "Jefe". Al principio no supo que decir. Quiso "largar la toalla" y cumplir con lo mínimo exigido - conducta típica de la uruguayez. Pero luego dijo: "Vamos a ver cuántas horas de clase tengo para cada materia", lo que nos llevó a utilizar algunas fórmulas más complejas. Y para nuestro asombro, nos encontramos con este panorama.

   La menor carga horaria la tiene en las dos materias más necesarias, las dos llaves que le van a abrir las puertas del conocimiento, las puertas de varios empleos y las puertas del mundo emprendedor: el idioma Inglés y la Informática. En cambio, las dos materias que más horas semanales tiene son Filosofía y Literatura.
Estas dos materias son el campo fértil para sembrar más ideología que ideas en la fértil mente de un jóven de 15 años. Esto es lo que manda el "Programa Oficial", y los Colegios Privados lo cumplen como siervos obedientes. Tienen miedo de dejar de estar "Habilitados" por el Estado Leviatán. No sea cosa que sus alumnos tengan que dar una prueba de ingreso o egreso y eso les haga perder algunas matrículas. También hay padres cobardes que no confían en la capacidad de sus hijos ni en la de sus educadores y prefieren que reciban una formación mediocre pero "sin los obstáculos" del exámen de ingreso.

Los Colegios Privados deberían rebelarse contra el "Programa Oficial", como valientemente se rebeló la Directora Bianchi del Liceo Bauzá contra las pautas de mediocridad impuestas por el Consejo de Secundaria.

Si Instituciones con el prestigio, la trayectoria y la experiencia del Elbio Fernandez (más de 140 años de historia), El José Pedro Varela (vaya nombre que blande en su fachada), el British School, el Stella Maris, el Seminario y tantos otros, no hacen nada al respecto, ¿quien lo hará? ¿Una Directora suelta entre miles luchando como David pero contra mil Goliats?

Como dice Edmund Burke: "Para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada". Y los buenos, no están haciendo nada

El Rol del Empresario: Creando Valor, Trasmitiendo Valores

Exposición en la Cámara de Comercio y Servicios - Lunes 21 de abril de 2008
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El Dr. Sicardi comenzó destacando las características de comportamiento especiales que tiene un emprendedor, marcando los estudios realizados por Mc. Clelland y recogidos por el Programa Empretec de UNCTAD, donde muestran claramente que el principal motivo del emprendedor no es el dinero sino el LOGRO. Y que estas habilidades pueden adquirirse con práctica, ya sea aprender a fijar metas, a planificar, a ser más persuasivo y hasta desarrollar la propia autoconfianza.


Tales conductas están influidas por dos factores: nuestras propias CREENCIAS (nuestro SER) o por los SISTEMAS o reglas de juego. Si creo que no vale la pena tener una meta, puedo no fijarla. Pero allí debe haber un sistema que me induzca a ello: por ejemplo la exigencia de la empresa.
Las leyes, normas internas y normas sociales, deben estimular conductas proactivas. Son las conductas (el HACER) lo que lleva a los Resultados (el TENER). Por eso, en vez de afirmar “que pague más el que tiene más”, deberíamos preguntarnos ¿Por qué tiene más el que tiene más? Y la respuesta es: porque ES más y porque HACE más.

También se refierió a ciertas creencias limitantes que se dan en el seno de las empresas y del ROL del empresario para poder corregirlas. Sicardi hizo mucho énfasis en que el primer rol del empresario es el del LIDERAZGO HACIA ADENTRO, trasmitiendo valores y conductas adedcuadas, mediante el diseño de un buen Plan Estratégico, de Sistemas de Evaluación del Desempeño, de calidad en la atención a clientes o en capacitación

El gran paradigma de la igualdad, es un factor limitante dentro de las empresas. No somos todos iguales, solo lo somos ante la Ley. Por eso es imprescindible establecer un sistema de DIFERENCIACION por talentos (capacidades naturales) y por VIRUTES (capacidades adquiridas). De no hacerlo, de tratar a todo el mundo igual, es lleva a la mediocridad, es decir, estar todos en el medio, cuando sabemos que hay gente superior o de los otros.


Por ultimo, dio algunas sugerencias para la acción, trabajando en los
tres Procesos Centrales: el de la Estrategia, el de las Operaciones y el del Perosonal. El objetivo es conectar a la gente con el negocio, que sepan QUE hacer, y sobre todo COMO hacerlo.

Por eso, hay que tener convicción, manifestarla en firme y clara voz y estar preparado para sortear las resistencias iniciales al cambio.

Es el precio del éxito.


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Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada.
Edmund Burke
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jueves, mayo 12, 2011

La diferencia está en el Servicio

El viernes 15 de abril, anterior a Turismo, era un día gris que amaneció amenazante de lluvia. Dejé a los chicos en el liceo a las 8 am y me iba tranquilo hacia la Ciudad Vieja a una reunión maracada para las 9:30.

Mi auto estaba muy sucio, (producto de vivir en la Ciudad de la Costa que conserva pozos y tierra por doquier), y al pasar por el lavadero que está en Av. Italia frente al local de Hush Puppies, decidí parar a lavarlo. Y aquí comienza una serie de gratas sorpresas.

Para comenzar, vinieron a mí, no yo hacia ellos, a saludarme y preguntarme qué tipo de lavado quería hacer.
Como buen vendedor, comenzó a ofrecerme el más completo (también el más caro, $260). Antes de dar el precio enumeró todos los beneficios que incluía: lavado, jabón, cera, etc.

Le pregunté si no tenía otro más "sencillo" (para no utilizar el término "barato" y así disimular que uno es medio amarrete). Mi dijo que tenía el lavado "Completo" (no dijo "común", ni "sencillo", sino completo) por "sólo" $ 190.
El saber que no iba a pasar la barrera psicológica de los 200 "pei" me dio un gran alivio. Le dije que ese lavado estaba bien para mi.

No había terminado de disfrutar mi ahorro, cuando me dijo: "Mire que por "sólo" 20 pesos más le damos una capa de cera en spray". Ya veía que mis hermosos 20 pesos se esfumaban. Recordé que Rico Mc. Pato comenzó su inmensa fortuna con su "dólar de la suerte" y estos 20 pesos ¡¡ eran más que ese dólar !!!. Me aprestaba a defender el incio de mi gran fortuna al ahorrar mi dólar y utilicé un argumento que creía irrefutable: "No es necesario pasarle cera, en cualquier momento empieza a llover". Já, te embromé. Los 20 pesos se quedan conmigo.

Pero el tenaz encargado me contra-argumentó. Parecía entrenado por las FARC o el MLN en "contra inteligencia" y allí mismo me dijo: "Disculpe, pero es todo lo contrario. Al tener cera, el agua resbala mejor y el auto no se ensucia. Además, le pasa un trapito y se desliza con mucha más facilidad". Quedé mudo. El argumento era irrefutable. No tuve más remedio que ceder y despedirme de mis 20 pesos. El inicio de mi fortuna quedaría para otro día ya que ese viernes no iba a poder conservar mi dólar de la suerte.

Además me dijo: "A las 9.00 queda pronto, ya que tengo dos coches antes que el suyo. Si no fuera así, en 20 minutos lo terminamos". Lo amenacé un poco diciéndole "Mire que a las 9:30 tengo una reunión importante y no puedo llegar tarde", esperando que me dejara libre y así recuperar mis 210 pesos y le cargaba esta tarea a mis hijos para hacerla el fin de semana. Pero me dijo que a las 9.00 estaría pronto, con tanta seguridad, que me dió vergüenza refutarlo.

Comenzó el lavado. Nunca ví tanto jabón sobre un vehículo en mi vida. Taparon literalmente el auto con una abundante espuma, demostrando que no ahorraban un centavo. Luego lo lavaron por dentro y por fuera, con abundante agua y energía.

Ví cómo se esmeraban en los detalles. Y más lo hacían cuando el dueño del coche se acercaba: le pasaban aire comprimido al espejo retrovisor para sacarle las "gotitas", pasaba un trapito para sacar un manchita insignificante del parabrisa o sacudía las alfombras antes de colocarlas. Todo un show digno del Cirque du Soleil, y es así como debe hacerse: hay que ser y parecer.

Le pregunté si él era el dueño. Me dice que no, que es empleado. Que se ganó el puesto de encargado por "su actitud" y por sus "condiciones naturales para atender clientes". Le pregunté si cobraba una comisión por cada venta, ya que la había hecho con tanto esmero, pero me respondió "Si la empresa está mejor, todos estamos mejor".

Cuando entré a pagar me encontré con Rita, la dueña del local. Le pregunté cómo hacía para tener un personal tan dispuesto y tan atento. Me contó que todos los meses se reúnen a "comer unas pizzas y hablar del negocio"también a jugar a la "Play Station" y divertirnos un rato. Que para el primero de Mayo habían invitado a los empleados con sus parejas y familia a pasar el día en el Parque Lecoq a comer un asado.

Cuando me estaba yendo, Oscar se despide con gran elocuencia y me recuerda - ya con el auto en movimiento- "Estamos todos los días, de lunes a domingo, de 8 a 20 hs. Lo esperamos y que tenga un buen día"

Esto es un verdadero vendedor. Un verdadero servidor que agrega valor al cliente y a la empresa.

Lamentablemente hay pocos Oscar en el mercado. Y pocas Ritas. Conozco de empresarios de fuste, con mucho más dinero que los dueños de este lavadero que son unos verdaderos miserables, que no compran dos sandwiches y un refresco para compartir con sus funcionarios y menos para intercambiar ideas sobre el trabajo.

Mis felicitaciones a esta empresa y a su personal. Les deseo el mayor de los éxitos y los recomiendo efusivamente.
Son un ejemplo de lo que hay que hacer: diferenciarse por el servicio. Y para prestar un servicio extraordinario se necesitan personas extraordinarias. Este lavadero, en Av. Italia frente a Hush Puppies, ¡vaya que sí los tiene!