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domingo, mayo 27, 2012


Antel construye nueva Cárcel
por Guillermo Sicardi [i]


Estar preso implica no tener libertad de elección; el interno no puede elegir dónde dormir, a qué hora levantarse, qué ropa vestir o qué comer; tiene una sola opción: la que le brinda su carcelero.

El Gobierno y Antel nos están encerrando en una nueva y particular cárcel: la del monopolio de la conexión a Internet a través de fibra óptica. Mientras en Chile, la empresa Claro ofrece el “triple play” (Internet a 40 Mbps, TV Cable y teléfono) por unos $U 1.150 al mes y Telefónica (Movistar) en Madrid, ofrece un pack a través de fibra óptica con llamadas ilimitadas a móviles + Internet a 100Mbps de bajada y 4Mbps de subida a unos $U1.000, lo mejor que puede ofrecer Antel es un servicio 5 veces peor: hasta 20 Mbps de bajada y 1 Mbps de subida por $ 1.190.

¿Y qué hará Antel con semejante poder económico, tecnológico y político? Recientemente el régimen de Irán (tan “amigo” de los gobiernos de Venezuela y Uruguay), acaba de crear  un Consejo Supremo para la web”, que tendrá “una completa observación de Internet a nivel nacional e internacional” y el deber de “defender al país” de los daños que pueden llegar desde la web, así como evaluar “el impacto de Internet sobre las diferentes dimensiones de la vida social e individual de la gente”. Un terrible Gran Hermano.

Los países de primera en serio, ofrecen a sus ciudadanos varias formas de acceder a Internet en forma irrestricta, varios proveedores, varias empresas compitiendo y un Estado limitándose a hacer lo que tiene que hacer bien: darle garantías a sus ciudadanos de que reciben los servicios prometidos.

La paradoja es que este gobierno, que es incapaz de construir las cárceles que sí tiene que construir para encerrar a los delincuentes que nos azotan todo el día, se gasta 500 millones de dólares tomados de nuestros bolsillos, para construir una cárcel que jamás debiera ser construida: la cárcel del monopolio de la fibra óptica.

Antel restringe las oportunidades a los estudiantes más pobres y en especial a los del interior, quienes podrían estudiar on line y evitarse costosos traslados y desarraigos; restringe las oportunidades de emprendedores tecnológicos, de tele-trabajadores, de empresas Pyme de todo tipo y sobre todo, restringe el derecho humano más sagrado: el derecho de elegir libremente.

La conclusión es una sola: la libre competencia dentro del sistema capitalista (tan odiada por los socialistas del mundo), es lo único que permite mejores servicios a menor precio, donde el gran beneficiado es el consumidor.  Los monopolios siempre terminan en un uso desmedido del poder por parte del monopolista -que se transforma en nuestro carcelero-  trayendo consigo corrupción, despilfarro y pobreza.

Los empresarios uruguayos no pueden ser indiferentes ante este atropello y sí dar la batalla por la libertad de comercio y la defensa de los derechos del consumidor. No deberían intentar hacerse amigos del cancerbero, sino abatirlo.



[i] [Guillermo Sicardi es Abogado, Máster en Administración de Empresas, Director del Instituto de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad de la Empresa (UDE) y co-fundador de INICIADOR Montevideo, ONG que promueve el “Emprendizaje”: aprender a emprender.

publicado en Semanario Búsqueda el jueves 24 de mayo de 2012