Antel
construye nueva Cárcel
por Guillermo Sicardi [i]
por Guillermo Sicardi [i]
Estar
preso implica no tener libertad de elección; el interno no puede elegir dónde
dormir, a qué hora levantarse, qué ropa vestir o qué comer; tiene una sola
opción: la que le brinda su carcelero.
El
Gobierno y Antel nos están encerrando en una nueva y particular cárcel: la del
monopolio de la conexión a Internet a través de fibra óptica. Mientras en
Chile, la empresa Claro ofrece el “triple play” (Internet a 40 Mbps, TV Cable y
teléfono) por unos $U 1.150 al mes y Telefónica (Movistar) en Madrid, ofrece un
pack a través de fibra óptica con llamadas ilimitadas a móviles + Internet a
100Mbps de bajada y 4Mbps de subida a unos $U1.000, lo mejor que puede ofrecer
Antel es un servicio 5 veces peor: hasta 20 Mbps de bajada y 1 Mbps de subida
por $ 1.190.
¿Y
qué hará Antel con semejante poder económico, tecnológico y político?
Recientemente el régimen de Irán (tan “amigo” de los gobiernos de Venezuela y
Uruguay), acaba de crear “un Consejo Supremo para la web”, que
tendrá “una completa observación de
Internet a nivel nacional e internacional” y el deber de “defender al país” de los daños que
pueden llegar desde la web, así como evaluar “el impacto de Internet sobre las diferentes dimensiones de la vida
social e individual de la gente”. Un terrible Gran Hermano.
Los
países de primera en serio, ofrecen a sus ciudadanos varias formas de acceder a
Internet en forma irrestricta, varios proveedores, varias empresas compitiendo
y un Estado limitándose a hacer lo que tiene que hacer bien: darle garantías a
sus ciudadanos de que reciben los servicios prometidos.
La
paradoja es que este gobierno, que es incapaz de construir las cárceles que sí tiene
que construir para encerrar a los delincuentes que nos azotan todo el día, se
gasta 500 millones de dólares tomados de nuestros bolsillos, para construir una
cárcel que jamás debiera ser construida: la cárcel del monopolio de la fibra
óptica.
Antel
restringe las oportunidades a los estudiantes más pobres y en especial a los
del interior, quienes podrían estudiar on line y evitarse costosos traslados y
desarraigos; restringe las oportunidades de emprendedores tecnológicos, de
tele-trabajadores, de empresas Pyme de todo tipo y sobre todo, restringe el
derecho humano más sagrado: el derecho de elegir libremente.
La
conclusión es una sola: la libre competencia dentro del sistema capitalista
(tan odiada por los socialistas del mundo), es lo único que permite mejores
servicios a menor precio, donde el gran beneficiado es el consumidor. Los monopolios siempre terminan en un uso
desmedido del poder por parte del monopolista -que se transforma en nuestro
carcelero- trayendo consigo corrupción,
despilfarro y pobreza.
Los
empresarios uruguayos no pueden ser indiferentes ante este atropello y sí dar
la batalla por la libertad de comercio y la defensa de los derechos del
consumidor. No deberían intentar hacerse amigos del cancerbero, sino abatirlo.
[i] [Guillermo Sicardi es Abogado, Máster en Administración de Empresas, Director
del Instituto de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad de la
Empresa (UDE) y co-fundador de INICIADOR Montevideo, ONG que promueve el
“Emprendizaje”: aprender a emprender.
publicado en Semanario Búsqueda el jueves 24 de mayo de 2012
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