La chevecha se te chube a la cabecha
por Guillermo Sicardi *
por Guillermo Sicardi *
Palito Ortega, por la década de los `70, cantaba su famosa canción “La Chevecha”, que
decía así:
“La parranda que tuve ayer de noche, dónde sólo hubo derroche, acabó mi voluntad. Otra vez el Sr. Don Joché, cuando tenga ched, chevecha nomás”. Y el estribillo entonaba “que chabrocha la chevecha … se te chube a la cabecha”.
“La parranda que tuve ayer de noche, dónde sólo hubo derroche, acabó mi voluntad. Otra vez el Sr. Don Joché, cuando tenga ched, chevecha nomás”. Y el estribillo entonaba “que chabrocha la chevecha … se te chube a la cabecha”.
Esta letra absurda y chabacana, se transformó
en un gran hit popular. Hoy, cuarenta años después, la “chevecha” se le ha
subido a muchos a la cabeza, mareándolos, desubicándolos y confundiéndolos.
Para empezar, el mercado de la cerveza en
Uruguay (y en la región) goza (o sufre) de un absoluto monopolio en manos de
Ambev, una multinacional dueña de Brahma y Antarctica (Brasil), Quilmes
(Argentina), Pilsen, Norteña, Zillertal y Patricia (Uruguay) además de ser el
importador de marcas internacionales como Stella Artois. Tanto poder se les subió
a la cabeza a muchos de sus gerentes, que perciben salarios de más de $450.000
por mes, sin tener que competir.
Al sindicato también se le subieron los humos.
Con un estilo combativo, cuasi patotero, Richard Read y sus huestes han
obtenido beneficios para los trabajadores que son increíbles: un obrero, usando
más sus músculos que sus sesos, gana un promedio de $ 40.000 por mes. Los
efluvios del alcohol no logran confundir tanto a una persona, como los efluvios
de estos convenios sacados a fórceps: creen que la fuerza bruta vale más que la
inteligencia aplicada.
El Gobierno también está muy mareado. A pesar
que la empresa gana unos U$S 36.000.000 por año en goce de su poder monopólico,
el Dr. Tabaré Vázquez le aprobó un subsidio de $ 3,98 por litro desde el año
2008, que se estiman en unos U$S 11.000.000 de dólares por año. O sea que en 5 años
de gobiernos progresistas, la multinacional Ambev recibió más de 50 millones de
dólares del erario público. Nunca se vio una transferencia de dinero tan
impresionante para un producto totalmente innecesario (la cerveza), que además es un vicio a combatir (el alcohol).
Las Cámaras empresariales no han dicho mucho
al respecto. No sabemos con claridad si están dispuestas a tolerar monopolios,
subsidios y convenios salariales fuera de la realidad con tal de defender el
“Trabajo Uruguayo”, o tal vez sea porque muchos empresarios recibieron
subsidios similares en el pasado y hasta algunos aspiran a recibirlos en el
futuro. Nadie serrucha la rama en la que está sentado.
Pero parece que la chevecha se le subió a la
cabecha a una enorme cantidad de uruguayos: los que no piensan con mente
propia, los que toleran los dislates más absurdos si son cometidos por sus
compañeros y critican los detalles más nimios si provienen de tiendas vecinas.
Las “parrandas”
que estamos viviendo los uruguayos con Pluna, con Alur, con Afe, con los
Casinos, con el Mides y con este sorprendente subsidio a la cerveza, sólo
generan “derroche”, producto de
aceptar pasivamente que nadie se haga responsable de sus errores.
El Uruguay tuvo tres José: uno que nos dio la
libertad, otro que nos enseñó a utilizarla para prosperar, y el actual “Don
Joché”, que reparte “chevecha” a todos los que tienen “ched”, sin diferenciar a
los que la merecen por haber trabajado duro, de los que la beben “de garrón” porque
se la pasan de parranda.
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