Los empresarios y la educación
por Guillermo Sicardi [i]
por Guillermo Sicardi [i]
“Capacitación es un término demasiado limitado para lo que en realidad se necesita. Para prestar un servicio extraordinario es preciso educar. La capacitación les ayuda a las personas a desarrollar destrezas, pero la educación les ayuda a adquirir conocimientos” [ii]
Las empresas uruguayas dedican poco tiempo y dinero a capacitar a su gente y menos aún a educarla. Martin Luther King dice que “El objetivo de una verdadera educación es sumar inteligencia más carácter”.
Podemos desarrollar inteligencia dentro de la empresa cuando en vez de contratar “mano de obra” contratamos “neuronas para obrar”; cuando valoramos más los resultados que los esfuerzos por alcanzarlos y cuando le damos a la gente espacio para actuar, reconociendo expresamente sus competencias y actitudes. El carácter se construye a través de la práctica de buenas acciones: “Siembra un pensamiento, cosecha una acción. Siembra una acción, cosecha un hábito. Siembra un hábito, cosecha un carácter” [iii]
El sistema educativo uruguayo está hecho añicos. Y son las empresas las que recogen sus escombros. Estos egresados de la educación pública, cuando devienen empleados, deben competir en el siglo XXI con herramientas del siglo XIX, suministradas por docentes con mentalidad del siglo XVIII. Así los condenan al fracaso.
A pesar que el estado uruguayo es un pésimo proveedor del “insumo” Recursos Humanos, los empresarios no se quejan al Estado con la misma virulencia con que lo hacen a cualquier otro proveedor de insumos de menor valor. ¿Acaso el panadero no se queja cuando el molino le entrega harina de baja calidad? ¿O el mecánico si el repuesto solicitado no sirve? ¿O el comerciante si el producto comprado está obsoleto?
Las mejores empresas van más allá de controlar la recepción del insumo contratado: establecen acuerdos a largo plazo con sus proveedores para asegurarse –ambos- la calidad del producto final. Tienen claro que si a uno le va mal, al otro también. Esto hace Mc. Donald`s con sus proveedores de carne, Pepsico con los proveedores de papas para sus snaks y también lo hace una Pyme uruguaya que diseña prendas en Uruguay, las vende por toda la región y las produce en China. Para asegurarse la calidad del producto final recorren permanentemente las diferentes fábricas esparcidas por Shanghái, Wenzhou o Zhejiang, controlando y colaborando con el proceso productivo. No sólo es cuestión de dinero. Es cuestión de “cabeza”.
Los empresarios no pueden seguir prescindentes ante la pésima calidad de los Recursos Humanos que “produce” nuestro sistema educativo estatal. No sólo tienen derecho a reclamar porque pagan impuestos para mantener esta ineficiente “fábrica” abierta, sino que deberían sentir la obligación de hacerlo. Al mejorar la educación pública se benefician ellos mismos y benefician a otros. Al no hacerlo, se perjudiquen ellos y perjudican a los demás.
“Los ejecutivos yerran cuando consideran que sus empleados están capacitados después de pasar por un programa específico de capacitación. El desarrollo de destrezas y conocimientos es un proceso, no un suceso.
El aprendizaje esporádico genera mejoras esporádicas, el aprendizaje continuo produce el mejoramiento continuo”.[iv] Sabemos que nos espera un largo camino a recorrer. La única pregunta que resta por hacerse es ¿cuándo vamos a comenzar?
[i] [i] Guillermo Sicardi es Abogado, Máster en Administración de Empresas, Docente del Instituto de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad de la Empresa (UDE) y co-fundador de INICIADOR Montevideo, ONG que promueve el “Emprendizaje”: aprender a emprender.
[ii] Leonard Berry. Ex Presidente de la American Management Association. Profesor de A&M Burke of Texas. Autor del libro “Un buen Servicio ya no basta”.
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