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viernes, setiembre 23, 2022

¿Es necesario tener medios de comunicación públicos?


¿Es necesario tener medios de comunicación públicos?
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 22 de septiembre de 2022.


Quienes defienden la idea que el Estado cuente con medios de comunicación (principalmente radio y televisión), lo hacen sobre la base de ciertos argumentos que, en la práctica, pocas veces se aplican: ecuanimidad en la información, contenido cultural, equilibrio ideológico, gestión despegada del poder político, manejo eficiente de recursos y que tenga audiencia. 

Se dice que, como los canales privados tienen que lograr grandes audiencias para conseguir anunciantes, suelen caer en la compra de “paquetes” con programas tipo series, telenovelas o entretenimientos bastante banales, porque si elevan la barra de la calidad probablemente no los mire nadie y ese espacio lo debería llenar los medios públicos.

Pero también se dice que no tiene razón de existir un medio público que no tiene público. Y esto es lo que sucede en Uruguay con Canal 5 o TV Ciudad, que tienen presupuestos altos y ratings bajos. Entonces, ¿para qué mantenerlos?

Si alguna vez pudo tener sentido contar con estos medios para difundir “cultura”, todo parece indicar que poco lo han logrado. Una cosa es mirar a la Orquesta Sinfónica del Sodre tocar una obra clásica y otra muy distinta es escuchar esa misma obra ejecutada por André Rieu, con un despliegue escenográfico, de vestuarios y de entorno, absolutamente fascinante. Lo primero puede educar, pero no entretiene; lo segundo, educa y entretiene. Y esto es lo que se busca para que Juan Pueblo deje de escuchar -al menos por un rato- una cumbia villera o un reggaetón para darle lugar a un Mozart o a un Vivaldi.

También se ha defendido la existencia de medios públicos como una herramienta que ayude a la educación de los más jóvenes, pero esa función le corresponde a la escuela y al liceo, no a una radio o televisión. 

Pero la tecnología ha evolucionado y la TV abierta cada vez está más jaqueada, sea porque compite con el cable, con plataformas como Netflix, Amazon Prime o HBO y ni que hablar con YouTube y todas las otras redes sociales. De hecho, hoy los jóvenes (y no tan jóvenes) casi no miran televisión, ni abierta, ni por cable. Salvo los deportes.

Para muestra estos botones: Canal 5 retrasmitió los juegos olímpicos, Antel TV pasará todos los partidos del mundial de fútbol y TV Ciudad compró los derechos de la NBA. No tengo las cifras del rating de estos programas pero me animo a pensar que son los que mejor han marcado en su grilla de programación. Y la pregunta que surge es : ¿esto es “cultura” o se parece más a pan y circo? ¿Cuán lejos estamos del “fútbol para todos” de la Argentina peronista?

Más allá de los genuinos esfuerzos que puedan hacer las autoridades de los medios públicos por tener una programación con las características descritas más arriba, existe siempre el riesgo que el canal estatal se transforme en un canal del gobierno de turno. Ejemplos en la región y el mundo, abundan.

Por otra parte -no menor- en Uruguay hay una infinidad de medios que contemplan todo el espectro de ideas, gustos y preferencias de los ciudadanos, y lo que no encontremos allí, seguramente lo encontraremos en podcasts, videos o escritos de cualquier parte del mundo. 

Manuel Martín Ferrand, un destacado periodista español fallecido en el año 2013, decía: “Cuesta mucho entender que, entre las funciones del Estado, en cualquiera de sus planos administrativos, esté la de ofrecernos una película de Hollywood, un telediario sesgado según el turno en la alternancia del poder o un concurso dicharachero. La televisión, en Europa, nació pública porque Joseph Goebbels la había convertido en arma de guerra; pero, según lo entiendo, su condición estatal va contra la esencia de la libertad y el pluralismo.”

Un tema para seguir debatiendo.


miércoles, setiembre 21, 2022

Nuevas oportunidades laborales para mayores de 60 años.


Nuevas oportunidades laborales para mayores de 60 años.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 15 de septiembre de 2022.


Hay un viejo paradigma que está en franca revisión: que es preferible contratar a un joven que a un veterano. Pero los tiempos han cambiado y los mayores de 60 años están teniendo nuevas oportunidades laborales, tal como lo comenta un reciente artículo del diario La Nación de Argentina .

Hoy en día no hay empresa que no se queje (al menos un poco) del comportamiento de los “millenials” porque dicen no tienen apego al trabajo, rotan de empleo con asiduidad, les cuesta aceptar las normas corporativas, quieren hacer las cosas a su manera, exigen flexibilidad y más dinero.

Y si esto sucede con el segmento de jóvenes profesionales o técnicos, cuando se bajan un par de escalones en formación o talentos,  las quejas vienen por el lado de la falta (o cambio) de valores hacia el trabajo, la responsabilidad, el “cuidar el laburo” o el respeto hacia jefes, clientes o colegas.

Dice la nota de La Nación que la compañía de consumo masivo Unilever tiene un programa que fomenta el empleo de personas más grandes. “Hace muchos años en el área de reclutamiento se definió un modelo diferente sobre cómo contratar gente que, básicamente, trata de buscar ciertas habilidades, no importa el rol sino lo que necesita cada proyecto”, dice Silvina D’Onofrio, gerente de talento para el Cono Sur de la empresa. 

Ellos lanzaron el proyecto “sesentennials” y se sorprendieron con la buena respuesta que obtuvieron de personas interesadas en volver al mercado laboral para seguir aportando su experiencia y sobre todo hacer un buen mix con los más jóvenes, justamente para transmitir esos hábitos de trabajo un poco perdidos y, para los veteranos, aprender nuevas herramientas y mantener el cerebro activo y el cuerpo joven.

Otros casos que cita la nota es de personas que, o bien ya habían trabajado en las áreas de software o hicieron un curso básico que le abrieron puertas a oportunidades laborales que parecían imposibles, sobre todo si tenían que competir con muchachos veinteañeros. Y esto es así porque muchas empresas lo que buscan son candidatos con las habilidades técnicas y las habilidades blandas necesarias, sin importar tanto la edad.

Además, es cada vez más común que las empresas contraten gente (de cualquier edad) para trabajar por ”proyectos” en vez de tenerlos full time en la plantilla. Por este motivo no es tan importante que la persona tenga una antigüedad laboral con la empresa, ya que los equipos se arman para realizar tales proyectos y luego se desarman una vez concluido el mismo, los que pueden durar entre seis meses y dos años.

Ya que los sistemas de jubilación están en jaque en todo el mundo, Uruguay debe permitir que alguien con derecho a jubilarse pueda hacerlo, recibir sus pagos mensuales y también seguir trabajando, probablemente haciendo algún tipo de aporte especial, pero no como hoy que el jubilado tiene prohibido trabajar, salvo que ejerza la docencia. Pero, si no es docente, ¿qué hace? O trabaja en negro o se va a la plaza a alimentar palomas.

Ahora que se está analizando reformar el sistema jubilatorio en Uruguay hay que tener en cuenta estos factores, ya que (como afirma Alejandro Melamed, consultor en recursos humanos) “si bien todavía pocas empresas se están dando cuenta del potencial de estos perfiles, las que lo hicieron perciben que es un golazo”.

Que así sea.


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Link a la nota de La Nación
https://www.lanacion.com.ar/sociedad/cambio-de-paradigma-los-60-ganan-terreno-laboral-y-son-los-preferidos-de-algunas-empresas-nid03092022/







jueves, setiembre 08, 2022

La reforma jubilatoria sin reforma del Estado.


La reforma jubilatoria sin reforma del Estado.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 8 de septiembre de 2022.


Con el anteproyecto de reforma del sistema jubilatorio, el pato de la boda será (nuevamente) el contribuyente y no el Estado. Luego de un año de trabajo, cientos de horas de reuniones y comisión de notables de por medio, la gran solución que encontraron es  -básicamente- aumentar la edad jubilatoria, trabajar más años y pagar más aportes. De ahorrar algunos de los tantos despilfarros en que incurre el Estado uruguayo para volcar esos fondos al sistema jubilatorio, nadie (absolutamente nadie) lo ha planteado.

Es cierto que la expectativa de vida de la población a nivel mundial viene subiendo y por lo tanto hay que tener recursos para poder vivir cuando uno deje de generar ingresos. Pero también es cierto que el Estado nos quita recursos durante toda nuestra vida y la mayoría de las veces los malgasta. Si tuviéramos menos empresas públicas, menos empleados estatales, menos municipios, menos impuestos, menos burocracia y menos ineficiencias, muy otro sería el panorama.

Incluso gran parte de lo recaudado por el IRPF bien que podría ir a financiar el sistema previsional, ya que este impuesto comenzó recaudando unos 200 millones de dólares en el 2007 y este año recaudará casi diez veces más. Además, se suponía que era un impuesto para “los ricos” (“que pague más el que tiene más”) y al final lo termina pagando una maestra de escuela.

Todo el actual sistema jubilatorio está asentado sobre bases y estímulos erróneos. Por ejemplo, el tener sistemas jubilatorios diferentes para cada actividad o profesión, ya que se basa en que una persona va a realizar toda su vida una misma actividad. Así tenemos una caja jubilatoria para militares, otra para policías, escribanos, profesionales universitarios, bancarios, comerciantes, rurales, etc. Una gran ineficiencia en costos de administración.

Otro mal sistema de incentivos era el contemplar los últimos años de aportes para calcular el monto de la jubilación a pagar y aquí había diferentes criterios según cada sistema de aportación. Durante muchos años sólo se tenían en cuenta los últimos tres años de aportes lo cual estimulaba a pagar lo mínimo durante los primeros 27 años y pagar lo más posible los últimos tres. Un niño de diez años entiende que este sistema está condenado a la quiebra, pero los políticos no lo vieron así. Lo que vieron fue una oportunidad de mostrarse “buenistas” para cosechar votos en el corto plazo ya que cuando la bomba explotara 20 años después, o el político no está más en actividad o encontrará una excusa o un culpable nuevo. 

El sistema de “solidaridad intergeneracional” suena muy lindo, pero quita la responsabilidad de cada uno de generar su propio ahorro. Por eso se crearon las AFAP´s, pero el sistema híbrido no funcionó como se esperaba. La competencia entre administradoras de fondos previsionales fue bastante fuerte al principio, pero en el juego de quitarle clientes a la competencia, los que más ganaban eran los vendedores por cobro de comisiones, hasta que un día las administradoras hicieron un pacto de no agresión, cada una se quedó con su cartera, bajaron la publicidad, despidieron vendedores y generaron muy buenas utilidades. 

El anteproyecto propone ir a la “convergencia” del sistema previsional, una manera elegante de ir eliminando todas las cajas y confluir en un sistema único, que es lo que debió haberse hecho desde un principio: todo el mundo aportando a su cuenta individual, no importando si era por una actividad comercial, notarial o rural, si esa misma persona desarrolla varias actividades.

En definitiva, como no se animan a ponerle una bomba al sistema actual y construir uno desde cero (el uruguayo prefiere una mentira cómoda a una verdad incómoda), este será un nuevo parche que habrá que recauchutar dentro de algunos años.

El sistema propuesto tampoco parece contemplar demasiado las nuevas formas laborales, donde pesará más el trabajo freelance, el trabajo a distancia, los emprendedores y la robotización de varias actividades que hoy hacen los humanos.

Tampoco sé mucho cómo han calculado los ingresos por solidaridad intergeneracional (donde los jóvenes activos terminan pagando la jubilación de los veteranos), cuando las parejas tendrán cada vez menos hijos y donde el 60% de los muchachos no terminan los estudios secundarios. Eso llevará a que los pocos jóvenes que aporten al sistema, lo harán sobre sueldos magros porque también desarrollaron habilidades magras que el mercado no pagará con buenos salarios y por ende habrán también aportes magros.

Es que a los políticos no les gusta -en general- agarrar el toro por las guampas. Es lo que pasa con la “caja militar”: como los salarios militares siempre fueron malos, buscaron compensarlos con beneficios de todo tipo, entre ellos, jubilaciones de privilegio, lo que lleva a que hoy la caja militar (que paga unas 50.000 jubilaciones) recibe apoyo del fisco en una suma similar a la que recibe el BPS (que paga unas 700.000 prestaciones), según declaraciones de dirigentes del Frente Amplio que no han sido cuestionadas.

Lo bueno de todo esto es que el presidente Lacalle Pou está dispuesto a impulsar algún cambio en el sistema sin medir el costo político (en votos) porque la noticia de trabajar más años, no le cae bien a nadie. Pero esto es solo la punta del iceberg, ya que su masa es siempre la misma: el insoportable costo de un Estado impagable.


jueves, setiembre 01, 2022

Reforma educativa: con docentes o sin ellos.


Reforma educativa: con docentes o sin ellos.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 1ero de septiembre de 2022.


La repetida frase "la reforma educativa se tiene que hacer con los docentes", es muy políticamente correcta pero también es una gran falacia, es decir, un engaño.

Los sindicatos docentes se han opuesto a todo tipo de cambio estructural desde el retorno a la democracia hasta ahora. Se opusieron a la reforma del Profesor Germán Rama con sus escuelas de tiempo completo, los centros de formación docente y hasta libraron una guerra contra las bandejas que alimentaban a los niños más necesitados. También se opusieron al Plan Ceibal impulsado por el Dr. Tabaré Vázquez, al punto tal que tuvo que gestionarlo desde el LATU, porque si lo hacía desde Educación Primaria estaba condenado al fracaso. Y ahora también se oponen a los cambios que propone el actual director de Educación Pública (ANEP), Robert Silva.

Mientras tanto, el 40% de los jóvenes no termina la educación secundaria, cuando en Nueva Zelanda casi el 100% de la población tiene estudios universitarios. Cómo bien Dice el pensador liberal Herbert Spencer: ”la gran meta de la educación es formar seres aptos para gobernarse a sí mismos y no ser gobernados por los demás”. Y esto es justamente a lo que se oponen los sindicatos de izquierda: a que los individuos logren ser independientes y no tengan que suplicar un subsidio o un empleo al sindicato, al Estado o a alguna ONG afín.

Cuando un joven no logra formarse bien, no logra descubrir sus talentos ni sentirse útil, pierde habilidades y autoestima, lo que lo hace más maleable y dependiente. Con ese terreno de cultivo es muy fácil que germinen las semillas de la envidia, el resentimiento, el rencor o el odio al que tiene éxito, qué son las bases sobre las cuales se asienta toda la doctrina socialista.

Por tal motivo estuvieron muy bien el presidente de ANEP Robert Silva y el propio presidente  Lacalle Pou, en decir qué la reforma se va a realizar aún contra las críticas de los sindicatos, (quienes tienen el derecho a hacerlo), pero no a cogobernar la educación. Es muy positivo que las cosas se logran por consenso pero no siempre es posible hacerlo y en esos casos se requiere liderazgo para llevar adelante las ideas que las mayorías apoyaron previamente en las urnas.

Está muy bien que toda organización, sea pública o privada, con o sin fines de lucro, procure contemplar la opinión y los intereses de sus empleados, pero lo primero que tiene que contemplar es el interés de sus clientes. Y los clientes del sistema educativo uruguayo son los jóvenes que necesitan formarse para ser libres e independientes, 

Por eso nada mejor que recordar las palabras de Peter Drücker sobre el propósito o misión de una organización: “la empresa no existe para beneficio de sus dueños ni sus empleados sino de sus clientes. Así el hospital existe para beneficio de los pacientes no de los médicos. La escuela existe para beneficio de los alumnos no de los maestros. La administración que olvida este hecho, administra mal”.

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MENOS ADN Y MÁS ABC
Editorial de Búsqueda del 8 de septiembre de 2022










El pasaporte narco de la discordia.


El pasaporte narco de la discordia.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | miércoles 24 de agosto de 2022.


Desde hace varios días no se habla de otra cosa que del pasaporte que le expidieron al ciudadano uruguayo Sebastián Marset, quien se encontraba preso en Dubai por utilizar un pasaporte falso paraguayo y, además, está siendo investigado por narcotráfico y por estar supuestamente involucrado en el asesinato de un Fiscal en Paraguay. 

Toda esta novela no sería tal si la comercialización de estupefacientes no fuera considerado un delito. Pero lo es. Y no parece ser que el interés protegido sea el del ciudadano común y corriente sino el de las mafias, policías, políticos y jueces corruptos o, sin serlo, ceden ante el temor de recibir ellos o sus familias, amenazas y castigos. Ya lo decía Pablo Emilio Escobar Gaviria: “plata o plomo”. 

La lucha contra el consumo de drogas ha sido (y es) un total, absoluto y carísimo fracaso. Ya desde la absurda prohibición de consumir alcohol en Estados Unidos a través de la aprobación de la Ley Seca, hasta la actual legislación internacional prohibicionista, todo ha sido un gigantesco fiasco. Con todas estas prohibiciones lo único que logran son efectos peores a los que quieren prevenir: 1) aumenta sideralmente el precio del producto a raíz del mayor riesgo que corren quienes lo comercializan o consumen, 2) esas magníficas ganancias (gracias a la prohibición) atraen al negocio a personas de la peor calaña, por lo que no es de extrañar la cantidad de crímenes que se suceden bajo el famoso argumento del “ajuste de cuentas”; 3) la calidad del producto tiende a caer ya que al haber mayor escasez (fruto de la prohibición), el comprador está dispuesto a ingerir cualquier cosa (de hecho durante la Ley Seca aumentaron considerablemente ciertas enfermedades y hasta fallecimientos vinculados al consumo de alcohol de mala calidad); 4) la corrupción campea por todos los estratos jerárquicos del Estado: empieza con el policía de la esquina, sigue con el comisario, continúa con el juez, hasta que llega a las más altas esferas de la política. 

Este daño social es mucho peor que el daño que pueden causar las drogas a personas individualmente consideradas, porque literalmente corrompe todo el sistema democrático  republicano y todo el esquema de valores de occidente, dándole la razón a la letra del tango Cambalache: “que siempre ha habido chorros, Maquiavelos y estafados” o “el que no llora no mama y el que no afana es un gil”. Hoy -para muchos- no vender drogas es ser un gil, ya que atrapan a un porcentaje ínfimo y mientras tanto juntan dinero como para darse una vida loca.

Desde que se enfrió el mundo, las personas que quisieron ingerir cualquier tipo de producto “prohibido” lo vienen haciendo sin problemas: flores, hongos, ayahuasca, hierbas y hasta lamer ciertos sapos, ya sea con fines religiosos, paliativos del dolor o simplemente recreativos.

El único problema es que hay que pagar mucho más dinero por esos productos o correr serios riesgos a la salud, porque vaya uno a saber quién y cómo los fabricaron. Pero se consumen igual sin que el Estado pueda evitarlo. Para muestra este espantoso botón: el consumo de pasta base,  un residuo de la producción de cocaína que es tremendamente dañino para el cuerpo y el cerebro humano, se consume por no tener dinero para acceder a bienes de mejor calidad. Hoy cierran una boca de pasta base y mañana abren dos nuevas. Como a la Hidra de Lerna: le cortan una cabeza y le crecen dos.

El pasaporte entregado en forma correcta o incorrecta al señor Marset es la parte menor y anecdotaria del verdadero problema de fondo, que es la triste necesidad de las personas de recurrir a estímulos externos para poder llevar vidas más plenas o menos sufridas. Y esto lo deberíamos poder lograr si estudiar fuera útil y estimulante; si conseguir un empleo fuera algo sencillo; si los ingresos nos dieran para llevar una vida menos estresante o si debiéramos lidiar con menos burocracia, costos innecesarios y gastos superfluos en que nos hace incurrir el propio Estado para “cuidarnos”. 

Ya el doctor Jorge Batlle Ibáñez proponía la despenalización de todas las drogas (no sólo de la marihuana), sumándose recientemente a esta postura el expresidente Luis Alberto Lacalle Herrera y hasta el propio doctor Daniel Radio, titular de la Secretaría Nacional de Drogas (SND) y del Instituto de Control y Regulación del Cannabis (Ircca), afirmó que el prohibicionismo “nos ha hecho mucho daño”, ya que “genera un negocio espectacular para los narcos”, mostrándose afín a analizar un cambio de rumbo en su control.

No reconocer el fracaso estrepitoso de la lucha contra el narcotráfico a nivel internacional es negarse a encontrar una solución sensata y dejarnos de seguir creando institutos de control, llenos de burocracia y de restricciones a las libertades individuales con el afán de proteger a la población. Sin embargo, esa misma población puede entrar a un supermercado y llenar un carro con vino Tetrapak y bebérselo en su casa sin que nadie le diga absolutamente nada. Y ni hablemos de la época en que el propio Estado -a través de Ancap- fomentaba el consumo de su whisky, grapa o espinillar, de dudosa calidad.

Mientras perdemos el tiempo con el pasaporte de Marset, los vivos que hacen dinero con la prohibición sacan pasaportes para viajar a los mejores lugares del mundo y los tontos (la inmensa mayoría) sacamos pasaportes a la miseria (por el alto costo de los productos prohibidos) o un pasaporte a la morgue (por la mala calidad los mismos). Y todo gracias a los Estados que nos cuidan. ¡Vaya cuidador!.