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jueves, julio 28, 2022

¿Somos más sabios o más tontos?


¿Somos más sabios o más tontos?
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 28 de julio de 2022.


En julio de 1969 el Hombre llegó a la Luna, siendo una de las proezas más grandes de toda la humanidad. La computadora a bordo del Apolo 11 apenas tenía 4kB de memoria, cuando hoy cualquier celular tiene miles de veces más memoria, capacidad de procesamiento y rapidez.

Mi amigo y colega Pablo Fernández Puig hace esta reflexión: si en esa época alguien pudiera predecir que en 50 años las personas tendríamos en nuestros bolsillos la capacidad de acceder al conocimiento universal, aprender prácticamente cualquier arte u oficio y acceder a millones de libros y videos tutoriales en forma gratuita, hubiera concluido que en el 2020 el mundo estaría lleno de sabios; sin embargo ¿es así o cada día estamos más llenos de tontos?

Fabian C. Barrio, un emprendedor, viajero y escritor, tiene un magnífico video titulado “cómo los mediocres hemos conquistado el mundo”, poniendo varios ejemplos como el efecto Dunning-Kruger, donde una persona mediocre “tiende a valorar incorrectamente sus habilidades, de tal forma que abarca más de lo que puede afrontar”. El estudio realizado por estos dos investigadores en 1999 en la Universidad de Cornell, concluye que las personas con menos habilidades, no sólo no se dan cuenta de su incompetencia, sino que se creen más aptos de lo que son.

Esto lo vemos por todos lados, pero principalmente en esos programas que buscan talentos, donde se presentan personas a cantar, bailar o desarrollar alguna cosa que ellos consideran destreza y son verdaderos mamarrachos. ¿Cómo es posible que no se den cuenta de su tamaña incompetencia? Pero lo grave es que esto nos afecta a todos. Sí, también a usted y a mí.

El estudio muestra que también se da el efecto inverso: las personas más capaces e inteligentes siempre se están cuestionando todo y, al igual que Sócrates, concluyen que “yo sólo sé que no sé nada”, menospreciando su capacidad.  Además, sucede que la persona que es muy capaz en un área determinada, cree que también es capaz en otras áreas donde no lo es para nada. Por ejemplo: un excelente ingeniero de sistemas puede creer que también es un excelente escritor. Esta mezcla es explosiva: los mediocres se creen capaces y los capaces, o se infravaloran o se creen hábiles para hacer cualquier cosa. Al final, vamos regando nuestras vidas con incompetencias de todo tipo.

Las redes sociales son un buen ejemplo: en Facebook se daba cierto nivel de información y debate. Luego la gente fue migrando a Twitter, donde en 140 caracteres y con mucha virulencia, debemos analizar temas complejos. Pero luego aparece Instagram, donde predominan las imágenes a los textos. Y la perla es Tik-Tok, una red donde predomina la banalidad y la tontera. Si un extraterrestre nos juzgara por lo que ve en esta red, diría que los terrícolas somos una especie infradotada.

Esto se traslada a las empresas, a la política y a los gobiernos. ¿Acaso nunca se ha preguntado cómo este pelmazo ha llegado a ocupar esa posición? Aquí aplica el principio de incompetencia de Peter (Lawrence J.), que dice así: “En una jerarquía, todo empleado tiende a ascender hasta su nivel de incompetencia”. 

Es muy común ver que al mejor vendedor lo asciendan a jefe de ventas, pero no todos tienen la competencia para liderar un equipo de vendedores. Por lo tanto, la empresa gana un mal  jefe y pierde un excelente vendedor. La mediocridad se filtra nuevamente por la ventana.

Dejo este planteo para que lo vayan pensando: compare la composición de nuestro Parlamento en 1985 al regresar la democracia; analice la  currícula de diputados y senadores; lea o escuche algún debate de aquella época y compare con los de ahora. 

Luego me dirá si aplica lo del título: a pesar de tener todas las herramientas para mejorar, ¿las estamos utilizando para ser más sabios o más tontos? ¿Y cómo cree que esto afecta nuestro presente y nuestro futuro? ¿Tiene una visión optimista o pesimista? 

Lo veremos en próximas columnas.


miércoles, julio 27, 2022

Legislación laboral diferente para empresas Mipymes.


Legislación laboral diferente para empresas Mipymes.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 30 de junio de 2022.


Todos los informes conocidos y por conocer remarcan el rol fundamental de las micro pequeñas y medianas empresas (Mipymes) como un factor dinamizador de la economía y, sobre todo, como grandes generadores de empleo. Pero lo que resulta totalmente absurdo es que la misma legislación laboral que aplica para las empresas multinacionales rija para el kiosco de la esquina. Esa es una situación extremadamente injusta para el pequeño empresario y extremadamente perjudicial para el propio trabajador que busca empleo.

Tenemos que ver a la empresa a mipyme como a un niño al cual no podemos cargar con todo el peso de los salarios, licencias, aguinaldos, licencias especiales y 20 etcéteras más por la sencilla razón que no es una empresa adulta de que pueda soportar tamaño peso. 

Por lo tanto, el pequeño comerciante se ve sometido a una disyuntiva de hierro: o contrata una persona con todo ese inmenso cúmulo de beneficios laborales (que ni el mismo posee ni disfruta) o no contrata a nadie. Y la mayoría optan por no contratar personal, jugar “al achique” o comprar tecnología que sustituya a la mano de obra poco calificada. 

Si la legislación laboral uruguaya y la actividad sindical fueran tan exitosas, no habrían cerca de 200,000 desocupados y otros tantos subocupados, y dentro de los ocupados, un  enorme porcentaje gana menos de mil dólares por mes, que es lo que gana un  delivery por quincena en Europa. Todo esto es por culpa de la rigidez laboral y los nefastos “derechos adquiridos”, los cuales, paradójicamente, terminan perjudicando más al trabajador que beneficiándolo.

Los sectores más perjudicados por estas ridículas políticas son los jóvenes (donde los niveles de desocupación llegan al 25%) y las personas mayores de 45 años. En cambio, si hubiera una legislación flexible que permita a las partes llegar a acuerdos libres y voluntarios, donde cada uno decida qué es lo bueno para sí y no lo que el legislador, el burócrata o el sindicalista creen que es bueno, en este país habría desocupación prácticamente cero.

Todo esto se refleja también en las tasas de informalidad en el empleo. En un reciente informe del diario El Observador, dice textualmente: “La mayor tasa de informalismo en todo el país la tiene Rivera. En ese departamento, cuatro de cada 10 trabajadores ocupados no están registrados en la seguridad social (40,4%). En segundo lugar se encuentra Soriano con 34,8%, seguido por Artigas con 34,6%, casi 13 puntos por encima de la media de todo el país”. 

Estas tasas de informalidad,  sumado a los niveles de desempleo y subempleo, así como el bajo promedio salarial, son la demostración cabal del fracaso de toda esta legislación laboral supuestamente protectora del trabajador y de la cual estamos orgullososos. Pero en realidad se trata de un falso orgullo, por el cual casi el 50% de los jóvenes aspiran a irse del país y cada vez son más los jóvenes que no quieren tener hijos por las dificultades fundamentalmente económicas que implica asumir esa responsabilidad.

Este es un  asunto que debemos cambiar radicalmente y hacerlo cuanto antes; le guste a quien le guste y sabiendo que es un tema que políticamente incorrecto que va a contrapelo de la cultura estatista y socialista que vive este país desde hace 100 años. Pero comienzo tienen las cosas. Es ahora.


viernes, julio 15, 2022

Abandonar la empresa o abandonar al jefe


Abandonar la empresa o abandonar al jefe.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 14 de julio de 2022.


Una conocida frase del management dice que “los empleados no abandonan a las empresas, abandonan a sus jefes”, y esto es lo que está mostrando el estudio de Gallup Workplace sobre los trabajadores europeos.

Se dice que España “es un gran lugar para vivir, pero un pésimo lugar para trabajar” y una visión similar tienen otros ciudadanos europeos, quienes se encuentran entre los más descontentos con sus lugares de trabajo, según el informe State of the Global Workplace: 2022 de Gallup, que ya mencionamos en columnas anteriores.

La paradoja se da porque si bien no están muy felices en sus trabajos, los europeos sí están felices de vivir en Europa. “Según el Informe Mundial de la Felicidad (WHR), nadie se siente mejor con la vida que los europeos. Durante 10 años seguidos, los países europeos han encabezado la lista de los lugares más felices de la Tierra. Y en el WHR 2022 , los ocho países más felices del mundo se ubican en Europa. Los europeos califican sus vidas tan bien que Gallup encuentra que casi la mitad de la población total de la región está prosperando en la vida”, dice el CEO de Gallup Jon Clifton, en un reciente artículo publicado.

¿Por qué se da esta contradicción? Jon Clifton lo explica de esta manera: el bajo compromiso de los empleados no se relaciona tanto con “estar obsesionado con el trabajo o vivir para trabajar sino de tener expectativas claras, sentirse conectado y apoyado por su equipo y encontrar un propósito en su trabajo”. Y si esto no se da, es debido en gran parte a un liderazgo o gestión de personas deficiente.

Esto tiene importancia para cada individuo, pero también para las empresas como entidades productivas. Varios estudios a lo largo y ancho del orbe muestran que los equipos comprometidos son significativamente más productivos y rentables que los que no están comprometidos y esto lleva a que las empresas mal lideradas vayan dejando riqueza e innovación por el camino, mientras que sus competidores captan talento y productividad.

Comenta Clifton en su nota que un estudio realizado por Gallup sobre el agotamiento (burn out) en los EE. UU. descubrió que la principal causa era el "trato injusto en el trabajo" por parte de los jefes directos, quienes asignaban una carga laboral inmanejable, tenían una comunicación poco clara o no les brindaban suficiente apoyo cuando lo necesitaban, concluyendo que “el 70 % de la variación en el compromiso de un equipo se explica solo por quién es su jefe”.

Cada vez más empresas se dan cuenta que la relación gerente-empleado es el motor más importante del compromiso y el crecimiento orgánico y por ello se focalizan en seleccionar (y/o desarrollar) personas con habilidades de liderazgo y no sólo con competencias técnicas.

Ambas competencias se pueden adquirir con capacitación, coaching y buenas políticas de recursos humanos. La finalidad es ser mejores gerentes de personas y así hacer del lugar de trabajo algo más que un lugar donde generar ingresos para vivir, sino para conectar con un propósito que nos inspire. Y los gerentes y mandos medios, parecen tener un rol clave al respecto.


sábado, julio 09, 2022

Gobierno de coalición, no de desilusión.


Gobierno de coalición, no de desilusión.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 7 de julio de 2022.


Tiene razón Javier Milei cuando dice que los partidos políticos que se coalicionan para ganar una elección son exitosos en ese fin, pero luego fracasan a la hora de gobernar porque las diferencias internas afloran al momento de tomar decisiones importantes. Esto sucedió con la coalición que llevó a Macri al gobierno y también está sucediendo hoy con el gobierno de los Fernández. ¿Y qué sucede en Uruguay?

En nuestro país sucede algo similar, aunque “a la uruguaya”, con menos estridencias y alborotos que nuestros vecinos, pero que diferencias hay, las hay. Y estas diferencias llevan a que el gobierno no pueda hacer los cambios sustanciales que gran parte de su electorado reclama y para ello fue que los votaron: para cambiar el rumbo, las políticas y la gestión socialista que había impuesto el Frente Amplio durante sus 15 años en el poder.

Tiene razón el ingeniero Julio Preve Folle -desde su columna en Radio Rural- cuando reclama un viernes sí y otro también, que este gobierno vaya “a contrapelo”, que haga lo que tiene que hacer y sea menos políticamente correcto con el status quo. Reclama sensatos cambios de fondo (que no llegan), pero tampoco ve cambios “menores” en la reducción de la burocracia estatal, que le quitan tiempo, dinero y energía al pequeño comerciante y al pequeño productor rural.

Es cierto que el gobierno ha logrado manejar la crisis de la pandemia y ahora el de la guerra de Rusia con Ucrania de una forma mucho mejor de la que lo han hecho otros países. Pero, lamentablemente, la gente no suele apreciar demasiado el sortear tormentas como sí aprecia el llegar a puerto, y esos puertos son diferentes para los diferentes timoneles que integran la coalición gubernamental. 

Para muestra estos botones: de querer modernizar Ancap, hacerla más competitiva al quitarle el monopolio, cerrar de una vez por todas la división portland o permitir la libre importación de combustibles, se termina acordando un tímido precio paridad de importación que, llegado el caso, ni siquiera se aplica como estaba previsto y seguimos teniendo el combustible más caro de la región. La ley de tenencia compartida (que por fin verá su luz) estuvo meses trabada por desacuerdos internos. Los salarios de los empleados estatales tuvieron mayor recuperación que los de la actividad privada. Recientemente el gobierno proponía una rendición de cuentas con gasto cero, pero los socios de la coalición presionaron para incrementarlo en alrededor de 226 millones de dólares. Y, por supuesto, nadie propone cerrar la Institución Nacional de Derechos Humanos, el Instituto de Colonización, el Correo o el Inumet, entre tantos otros.

Mientras tanto, el Frente Amplio y el PIT-CNT no dejan de bombardear al gobierno un día sí y otro también, con declaraciones cada vez más agresivas, paros bastante injustificados y hasta quieren modificar la Constitución para imponer “un nuevo modelo de largo plazo para el país” que incluya “propuestas socialistas por una vida digna” que van en contraposición al capitalismo “como sistema de organización social”, siguiendo un camino similar al de Chile o Venezuela.

Si vemos lo que le sucedió a Sebastián Piñera en Chile, a Mauricio Macri en Argentina o recientemente a Iván Duque en Colombia, los gobiernos gradualistas o los “apaciguadores” que quieren evitar conflictos políticos o sociales, terminan perdiendo las elecciones y dando paso nuevamente a gobiernos populistas de izquierda.

Uruguay es, hoy por hoy y pese a cualquier crítica, una pequeña isla de republicanismo y mayores libertades económicas que sus vecinos, pero aún lejos de las economías más abiertas y eficientes que son también las más prósperas y las que ofrecen mejor calidad de vida a sus ciudadanos.

Que en lo que resta de este gobierno puedan seguir profundizando este camino y que el  gobierno de coalición no termine siendo otro gobierno de desilusión.


lunes, julio 04, 2022

Tendremos menos hijos y seremos más longevos.


Tendremos menos hijos y seremos más longevos.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 30 de junio de 2022.


Los jóvenes de hoy en día ya no cargan con los paradigmas de sus padres: casarse, tener hijos y vivir con la misma esposa “hasta que la muerte los separe”. 

Según el Instituto Nacional de Estadística (INE), la cantidad de contratos matrimoniales descendió alrededor del 25% entre 1997 y 2007 en Uruguay y más de la mitad de las parejas que se casan por año se divorcian tiempo después. Además, los concubinatos superan a los matrimonios y aproximadamente el 50% de los menores de 18 años viven con uno solo o ninguno de sus padres.

Ser padres no es tarea fácil y menos aún por estos días. Hace 50 años los pibes nos arreglábamos con una pelota, trompos, bolitas y muñecas. Saber inglés, tocar un instrumento o desarrollar otras actividades extracurriculares, era una rareza, hoy, casi una necesidad.

Todo esto lleva a que criar un hijo cueste mucho: mucho dinero, tiempo o estabilidad emocional. Y si bien es difícil tener cualquiera de ellos, más difícil aún es tenerlos todos juntos.

Antes era más común que en un  hogar hubiera una mujer las 24 hs, o era la madre que se dedicaba al cuidado del hogar y los hijos, o una tía solterona o una abuela. Hoy es una rareza, ya sea porque las mujeres tienen la necesidad de trabajar para sumar ingresos o porque tienen la vocación de desarrollar una carrera o profesión. Y si bien es posible conciliar el trabajo con la crianza de los hijos, lo cierto es que es mucho más difícil y no todos están dispuestos a hacerlo.

Estas y otras causas hacen que los jóvenes no quieran tener hijos. Y es una tendencia que se da a nivel global, sobre todo en sociedades más desarrolladas o en los niveles socio culturales más elevados, donde las tasas de natalidad son menores a la tasa de reemplazo poblacional. Si a las bajas tasas de natalidad, le sumamos las bajas tasas de mortalidad, la mezcla es explosiva: tendremos cada vez más viejos y menos jóvenes.

Esto impacta directamente en los sistemas jubilatorios, pero también en el comportamiento social. Cada vez habrá más gente sola, sin familiares, lo que llevará a situaciones tan dramáticas como en Japón, donde las personas “alquilan” a una familia para pasar las fiestas y no quedarse solo frente a un televisor.

Esto lleva a estimar que la población mundial seguirá creciendo de los aproximadamente 7.500 millones a más de 10.000 millones, para luego empezar a decaer hasta llegar a los 5.000 millones, una cifra mucho más “compatible” con la sustentabilidad del planeta.

Los avances tecnológicos, la robótica y las fuentes de energía, harán que tengamos alimentos y abrigo sin necesidad de trabajar hasta los 75 años, pero eso no nos dará un “hogar”, al menos tal como hoy lo concebimos.

Por eso el Metaverso que está promoviendo Facebook, donde iremos creando un mundo virtual y paralelo, con avatares y lentes 3D tan sofisticados, que llegará el día en que no sabremos cuál es el mundo real o el virtual o, en última instancia, si los dos no serán parte del nuevo mundo real.

Todo un desafío para irlo pensando con serenidad, sin que las minucias de lo cotidiano, nos hagan confundir -una vez más- lo urgente con lo importante, ya que tendremos menos hijos y seremos más longevos.

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https://www.elobservador.com.uy/nota/mira-como-montevideo-se-esta-vaciando-de-ninos-y-que-tan-envejecido-esta-tu-barrio-202263014220


Gallup Workplace 2022.


Gallup Workplace 2022.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 23 de junio de 2022.

Gallup Workplace es un informe que prepara todos los años esta empresa especializada en hacer encuestas, donde analiza diferentes aspectos sobre la percepción que tienen los empleados de su lugar de trabajo, evaluando más de 150 países en los cinco continentes.

Uno de los temas que analiza es el grado de compromiso que tienen las personas con su trabajo, donde el mayor porcentaje se da en Estados Unidos (33%) y el más bajo en Europa (14%), teniendo América Latina un promedio del 23%, donde Uruguay se ubica en el 10º puesto (26%),  encabezando la lista Nicaragua con un 34% de empleados comprometidos (“engaged”) con su labor.

Cómo podemos ver, en estos tres continentes el grado de compromiso hacia el trabajo es muy bajo ya que entre 70 y 80% dicen no estar demasiado entusiasmados con su empleo o sus tareas. Esta falta de compromiso se refleja luego en los índices de satisfacción laboral, en los sentimientos positivos o negativos hacia el trabajo y hacia la vida misma, ya que el sentirse bien laboralmente, impacta en la autoestima, la proyección a futuro y hasta la disposición a invertir o explorar nuevas oportunidades.

Otro factor que evalúa el trabajo de Gallup es sobre el nivel de las preocupaciones diarias. América latina encabeza la lista (53%), lo sigue Estados Unidos (41%) y los menos preocupados son los europeos (37%), mientras Uruguay ocupa el lugar 11 en Latinoamérica con un 44% de personas preocupadas, encabezando la lista regional, Brasil, con un 60%..

Si bien cuando se miden percepciones influyen los aspectos objetivos, también lo hacen los subjetivos, como la cultura, el estilo de vida y hasta el clima. Pero el hecho que América latina encabece esta lista, estimo debe estar influido por la inestabilidad de las políticas económicas, los cambios abruptos entre un gobierno y otro o la débil institucionalidad, lo cual lleva a percibir una mayor incertidumbre sobre el futuro.

En cuanto al clima laboral, el estudio analiza también el stress, los enojos y  la tristeza. El stress afecta al 50% de latinos y estadounidenses y al 39% de los europeos, mientras en Uruguay, el 40% manifiesta sentirse estresado, ocupando el lugar 14 entre 18 países latinos evaluados. Son porcentajes muy altos y esto parece que lo están entendiendo los jóvenes, que están valorando más el equilibrio familia-trabajo, la flexibilidad de horarios o el buen clima laboral, vs. el tradicional reclamo por más salario.

Un punto interesante es medir si las personas sienten que las tratan con respeto, donde Uruguay se destaca con un 97% de aprobación y apenas el 3% sienten que no se los respeta, lo cual tira abajo todas las teorías, discursos y “relatos” sobre el empresario explotador que destrata a sus empleados. En este punto Uruguay -con su 3% de disconformes- tiene mejor ratio que el promedio de América Latina (7%), Europa (8%) y el propio EE.UU. (10%). 

Por último la encuesta mide la percepción sobre si es un buen momento para conseguir trabajo y aquí sí, las diferencias se hacen notorias entre los tres continentes: en América latina y el Caribe un 41% percibe que es un buen momento para conseguir trabajo, en Europa un 44% pero en Estados Unidos y Canadá sube al 71%. 

La facilidad para conseguir empleo está asociada a dos factores fundamentales: primero la facilidad para hacer negocios, reflejada en el ranking Doing Business del Banco Mundial, donde Uruguay lamentablemente está a mitad de tabla, con muchos obstáculos para emprender, los cuales podrían simplificarse. Y el segundo factor es la flexibilidad o rigidez laboral, donde se debe facilitar la contratación de nuevos empleados. 

Suena paradójico, pero lo cierto es que todas las leyes de protección al trabajador y sus  “derechos adquiridos”, al final lo terminan perjudicando, porque el paquete a contratar con salario, licencias, aguinaldos y una veintena de derechos más, hacen que un potencial empleador piense diez veces antes de incorporar a un nuevo colaborador a su plantilla.

Bienvenidos estos estudios comparativos si es que los utilizamos para tomar ejemplo de los mejores y alejarnos de los peores.

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Link al informe completo de Gallup 
https://www.gallup.com/workplace/349484/state-of-the-global-workplace-2022-report.aspx


Las grandes obras.


Las grandes obras.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves de 16 junio de 2022.


"Las grandes obras … las sueñan los genios locos, las ejecutan los luchadores natos, las disfrutan los felices cuerdos, y las critican los inútiles crónicos." Anónimo

En 1925, hace casi 100 años, se comenzaba a pensar (y a pensar en grande) la construcción de la rambla de Montevideo, la arteria vial mas hermosa y emblemática de nuestro país.

Fue una época de grandes hombres y grande realizaciones: el Palacio Legislativo,  el Palacio Salvo, el edificio de Aduanas o el Estadio Centenario, saliendo, además, campeones del mundo. 

Hoy todo ha cambiado.  Ya no solo no aparecen grandes obras sino tampoco grandes ideas. Las grandes obras que se han hecho últimamente, fueron a costa de derroche de dineros públicos y pésimos planes de negocios que las sustenten. El Antel Arena y la UAM, son dos perlas de este collar. 

Y cuando aparecen ideas innovadoras,  o son boicoteadas o fuertemente obstaculizadas, como ha sido el caso de Zonamerica, frenada por los mismos motivos mediocres que hoy frenan la idea de construir una isla artificial frente a Punta Gorda. 

Algo similar sucedió con los proyectos de barrios privados, donde el pionero fue La Tahona, convirtiendo un pastizal en cientos de hermosas casas que le generan millones de dólares en impuestos para la Intendencia de Canelones y crea miles de empleos en la zona. Pero el exintendente colorado Tabaré Hackenbruch, demoró años en aprobar ese fraccionamiento.

Pasan los años y gobiernos de distinto color, pero todos parecen estar cortados con la misma tijera del conservadurismo, la miopía o la politiquería te corto aliento.

Más allá de si el proyecto de esta faraónica isla es viable desde el punto de vista arquitectónico, ambiental o financiero, lo más preocupante son los argumentos por los cuales se lo rechaza:  que será una zona para ricos, que se transformará en un agujero negro y que Montevideo debería desarrollar la zona Centro y Ciudad Vieja, barrios a los cuales los montevideanos les escapan desde hace años por su deterioro físico, estético y de seguridad.

En el mundo hay varios proyectos similares que le ganan terreno al mar: desde Holanda que lo hace desde hace siglos, a los más recientes como la isla con forma de palmera en Dubai, otro en Panamá y proyectos vistos con buenos ojos en Hong Kong, Barcelona o Dinamarca.

En Uruguay, donde somos pasmosamente lentos y conservadores,  cada tanto surgen iniciativas innovadoras, las cuales deberíamos celebrar con bombos y platillos para que contagien al resto de los mortales y así seamos un poco más osados, un poco más innovadores o un poco más sanamente atrevidos.

Que quienes construyeron nuestra Rambla, hace cien años, con equipamiento con el que hoy no haríamos ni una cucha para perros, se levanten de sus tumbas y nos guíen con su ejemplo, para que no terminemos criticando todo como unos inútiles crónicos.