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jueves, junio 08, 2023

COALICIÓN ELECTORAL O COALICIÓN DE IDEAS


COALICIÓN ELECTORAL O COALICIÓN DE IDEAS
por Guillermo Sicardi - Semanario Búsqueda - jueves 8 de junio de 2023.


Cuando se acercan las elecciones, los políticos se esmeran por hacer “acuerdos” con otras agrupaciones (dentro o fuera de sus partidos) y buscan aprovechar todos los vericuetos electorales para acceder al poder. Este tipo de coaliciones electorales suelen ser exitosas. Lo fue para el Frente Amplio y lo fue para la coalición “multicolor”. Lo mismo en Argentina: tanto el Frente de Todos (peronistas) y luego Juntos por el Cambio (socialdemócratas), unieron fuerzas de diverso pelo para llevar a los Kirchner y a Macri al sillón de Rivadavia. Pero ambos gobiernos fueron muy malos en su gestión.

Estos Frankenstein de la política (las coaliciones con fines primordialmente electorales), no suelen gobernar adecuadamente. O sus gestiones son directamente un fracaso o terminan haciendo cambios muy devaluados, ya que luego de tantas transas internas para lograr un “consenso”, terminan sacando proyectos bastante anodinos.

En parte esto ha sucedido con el intento de abaratar el precio de los combustibles, vía la desmonopolización, la libre importación o la mayor competencia en el downstream (estaciones de servicio). No lograron nada. Apenas un tímido sistema para fijar el Precio Paridad de Importación, que tampoco lo aplican a rajatabla, sino a humores políticos del momento. Como fue siempre.

La reforma del sistema previsional también terminó en algo bastante soso. Es mejor que lo anterior, (porque lo anterior era otro parche superficial para tapar el sol con las manos), pero sin atacar las bases de un sistema que no funciona, basado en la “irresponsabilidad intergeneracional”, donde nadie se hace cargo de su propia jubilación y espera que los jóvenes de hoy se hagan cargo de los viejos de ayer. Como los números no cierran, los cerramos con más impuestos y transferencias del gobierno central a esa suerte de “agujero negro” que todo lo absorbe y poco devuelve. Es altamente probable que dentro de pocos años volvamos a tratar el mismo problema.

El tiempo le ha dado la razón al Dr. Julio María Sanguinetti cuando hace ya muchos años comenzó a hablar de “familias ideológicas”, sabedor que el mundo tiende a ser bipolar De un lado, los totalitarios y estatistas: comunistas, socialistas, autócratas, dictadores y controladores de la vida privada de los ciudadanos. Del otro lado, los liberales: republicanos, defensores del libre mercado, la libertad individual y un rol del estado limitado que no avasalle a los contribuyentes. No hay una “tercer alternativa”.

El Frente Amplio entendió esto mejor y antes que nadie. Desde 1971 esa “colcha de retazos” ha encontrado la manera de unir bajo un mismo paraguas a corrientes ideológicas que debaten duramente entre sí, pero han sabido sosegarse y llegar a acuerdos que les permitan gestionar el poder. Lo hacen desde hace 33 años en la Intendencia de Montevideo y gobernaron 15 años de corrido el gobierno nacional con mayorías parlamentarias. No gobernaron un cuarto período por menos del 2% de los votos.

Si la coalición republicana algo debería haber aprendido de estas experiencias, es que “los hermanos sean unidos porque esa es la ley primera”, y hacerlo -no sólo con un mero fin electoral- sino para cambiar la pisada de un Uruguay lento, estatista, burocrático y caro. El problema es que esto demanda reformas de fondo que son difíciles de digerir por las masas en el corto plazo, pero que son el remedio (amargo) para curar muchas de nuestras enfermedades congénitas.

Hay un meme muy sutil que muestra a una inocente niña conversando con Frankenstein a la orilla de un arroyo y la joven le dice al monstruo: “No sé porque dicen que eres malo, yo te veo bueno y amable”, a lo que Frankenstein responde: “Es que estoy en plena campaña electoral”.

Si realmente se quiere que prosperen las ideas de la libertad y que éstas venzan en la batalla cultural contra las ideas de la miseria, deberán predicarlas con más convicción, con más energía y con más persistencia. Esta batalla no se gana sólo con coaliciones electorales, sino con coaliciones de ideas y visiones comunes de largo plazo.

Así -tal vez- la coalición electoral multicolor tenga chances de volver a gobernar y cuando lleguen al poder, puedan hacer los cambios que hay que hacer. Si no están dispuestos a ello, no se coalicionen.


jueves, junio 01, 2023

EL ÍNDICE BIG MAC


EL ÍNDICE BIG MAC
por Guillermo Sicardi - Semanario Búsqueda - jueves 01 de junio de 2023.


El índice Big Mac es una medida informal utilizada para comparar el poder adquisitivo entre diferentes países, tomando como base el precio de esta hamburguesa elaborada por McDonald's, ya que es un producto absolutamente estandarizado, llevando los mismos gramos de carne, de pan, de tiempos de cocción o de mano de obra, en cualquier país del mundo.

La Big Mac más cara la pueden comprar en Suiza, con un precio de U$S 7,26. En Noruega cuesta U$S 6,59; Suiza: U$S 5,62, Dinamarca; U$S 5,41 y Estados Unidos; U$S 5,15. ¿Saben cuánto cuesta en Uruguay? ¡U$S 6,85! Ocupamos el segundo lugar de las hamburguesas más caras del mundo y el primer lugar en América Latina. ¡Uruguay nomá!


Este índice fue creado por la revista The Economist en 1986 y se calcula dividiendo el precio de una Big Mac en un país por el precio de una Big Mac en otro país, utilizando el tipo de cambio entre las dos monedas. El resultado se compara con el tipo de cambio real para determinar si una moneda está sobrevalorada o subvalorada. 

De acuerdo a los datos de diciembre de 2022, el peso uruguayo está sobrevaluado en un 27,8% contra el dólar, pero lo estaría en un 52,7% si se ajusta por el PBI (Producto Bruto Interno). Esto significa que los precios internos en dólares en Uruguay están “caros”, lo cual perjudica las exportaciones (recibimos dólares “baratos” que al cambiarlos por pesos uruguayos tienen menor poder de compra local). También perjudica al turismo, ya que Uruguay es caro para los extranjeros. Y a la inversa, facilita las importaciones y fomenta hacer turismo de uruguayos en el exterior. 

Esto lleva a que en Uruguay no sea rentable “agregar valor” a los productos primarios, por lo que termina siendo más conveniente exportar ganado en pie o carne en bruto que una hamburguesa ya terminada, empaquetada y etiquetada para poner directamente en la góndola de un supermercado en Estados Unidos, Europa o Asia. 

Este es uno de los motivos por los cuales Uruguay crece a tasas del 2% o 3% anual, cuando deberíamos crecer a tasas superiores al 7% u 8%, ya que el crecimiento económico es la única manera de generar empleo genuino y con mejores salarios. 

Esto ya lo decía Adam Smith en 1776 (hace 247 años), cuando publicó su obra Una investigación sobre las causas de la riqueza de las naciones, donde afirmaba que la clave del bienestar social está en el crecimiento económico que se potencia a través de la división del trabajo y la libre competencia. “No es la benevolencia del carnicero, el cervecero o el panadero lo que nos procura nuestra cena, sino el cuidado que ponen ellos en su propio beneficio. No nos dirigimos a su humanidad sino a su propio interés, y jamás les hablamos de nuestras necesidades sino de sus ventajas. Sólo un mendigo escoge depender básicamente de la benevolencia de sus conciudadanos”. 

El presidente Luis Lacalle Pou ha intentado introducir algunos (tímidos) cambios para ir por este camino, apuntando a bajar el tan mentado “costo país”, procurando desmonopolizar el mercado de combustibles, bajando impuestos, buscando acuerdos de libre comercio con el mundo o atrayendo empresas tan prestigiosas como Google o la Universidad de Harvard.

Hay que seguir avanzando por el camino de la libertad, el libre comercio, la desregulación, la reducción de la burocracia estatal, la flexibilización laboral y la mejora en la educación, aún contra los palos en la rueda que pueda poner la izquierda política, sindical, periodística o intelectual.

Coraje no le falta. Ya lo demostró en la fantochada reunión de “retiro espiritual” organizada por el ultraizquierdista Ignacio “Lula” da Silva y su cómplice, el dictador venezolano Nicolás Maduro. 

Dejemos que ellos se junten, sean felices y coman perdices. A nosotros que nos dejen comer hamburguesas con nuestra excelente carne criada a pasturas naturales. Y, por supuesto, que cada día sean más baratas y más competitivas.