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jueves, octubre 27, 2022

Proteger la cerveza nacional.


Proteger la cerveza nacional.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 27 de octubre de 2022.


Fabricas Nacionales de Cerveza comenzó a importar latas de Norteña y Pilsen desde Argentina por la sencilla razón que los costos de producir en Uruguay han “ido en constante aumento, al punto que hoy cuesta dos veces y media más elaborar un litro de cerveza en Uruguay que en Argentina y Brasil”, según declaraciones de la empresa a El Observador.

La reacción del sindicato no se hizo esperar y emitió un comunicado que vale la pena analizar para entender dónde está la “grieta ideológica” que divide a socialistas y estatistas de republicanos pro libre mercado.

Desde el PIT-CNT dicen tener “profunda preocupación” porque “se está sustituyendo producción nacional por importación” lo que podría afectar la cantidad de “mano de obra ocupada en la planta de Minas”. Esto es un error. Tanto las personas como las empresas, decidimos si nos conviene autoabastecernos de todo nosotros mismos (no “importar” nada), o tomar una decisión más inteligente y dedicar nuestro tiempo a lo que somos eficientes y contratar el resto fuera. A mi me encanta cortar el pasto de mi casa, pero debo decidir si invierto ese tiempo y recursos en el jardín o en hacer algo que me agregue más valor.

Estos son los pies de barro de la teoría de sustitución de importaciones promovida durante décadas desde la CEPAL de Raúl Prebisch, quien antes de morir (al igual que Eduardo Hughes Galeano y sus venas abiertas de América Latina) reconocieron su garrafal error y el daño que hicieron con su teoría. Hoy la Argentina de los Kirchner siguen aferrados a este fracaso y ya vemos como les va.

Es cierto que los bajos precios actuales en nuestro vecino país están totalmente distorsionados por la propia intervención del gobierno peronista en la economía, pero la solución no pasa por (como pide el sindicato), de establecer “políticas públicas de protección a la industria nacional”. 

¿Y por qué habríamos de proteger a una industria determinada? Unos sostienen que como las empresas uruguayas son chicas no pueden competir con otras más grandes de la región y menos aún con multinacionales, por lo que si no se las “protege” con aranceles, subsidios, cuotas de mercado o similares, esas empresas no podrían sobrevivir y menos aún crecer. 

Otros creen que es mejor “hacerlo todo en casa”, no importa si el producto final es más caro o de peor calidad. Por lo tanto, con al afán de proteger unos cientos de puestos de trabajo, obligamos a tres millones y medio de ciudadanos a pagar más, resintiendo el poder de compra de esa persona, que -no olvidemos- también es trabajador y también es uruguayo.

Pero todos estos argumentos no son ciertos, ya que Uruguay es muy competitivo en varios rubros, como alimentos, software, logística o servicios y podría serlo mucho más haciendo exactamente al revés de lo que proponen los estatistas: abrir la economía al mundo (y despegarnos del Mercosur), achicar el costo del Estado, eliminar y simplificar regulaciones, flexibilizar el mercado laboral y bajar impuestos.

En el citado comunicado, el PIT-CNT también la emprende contra el genuino deseo de obtener ganancias. Dicen que, dada la diferencia de tipos de cambio, “las empresas se sienten atraídas a incrementar sus ganancias”, comprando en lugares donde sea más barato. ¿Pero acaso no hacemos todos lo mismo? ¿Qué hace doña María recorriendo la feria? ¿Por qué no compra los tomates en el primer puesto que encuentra? O mejor aún: ¿por qué María no dedica varias horas a la semana a cultivar sus propios tomates? Además, si la empresa no gana buen dinero, ¿cómo hace para pagar los mejores sueldos que el sindicalismo se pasa demandando? ¿Cómo hace para invertir en nuevos equipos y mantenerse competitiva? 

Los sindicalistas también se quejan de “las multinacionales”, como los más avaros entre los avaros, pero todos mueren por trabajar allí porque ofrecen las mejores condiciones laborales del mercado. Y como para no hacerlo, cuando suelen tener entre el 70% y el 95% de market share en sus respectivos sectores. De esa “posición dominante” nunca escuche al PIT-CNT quejarse. 

Esta absurda discusión debería estar finiquitada desde hace añares, pero no lo está. Entre otras cosas porque nuestro sistema educativo no explica cómo funciona una empresa y muchos creen que es soplar y hacer botellas; la inmensa mayoría de la gente jamás emprendió nada y no tiene idea lo que es mantener el negocio a flote; los empresarios tampoco comunican bien su rol y los políticos … bueno, son casi todos keynesianos por lo que les encanta poder meter su rabo, aunque transformen el paraíso en un infierno.

Uruguay tiene mucha tela para cortar para ser más competitivo, pero pocos se animan a ponerle el cascabel al gato donde hay que ponérselo. 






jueves, octubre 20, 2022

Aprendamos de Los Andes.


 Aprendamos de Los Andes.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 20 de octubre de 2022.


La semana pasada se cumplieron 50 años de la llamada “tragedia” de Los Andes, que mudó de tragedia a un grandioso canto a la vida, la resiliencia, el deseo de superación y el amor al prójimo. Convirtieron una enorme desgracia en un ejemplo de superación grupal e individual. Y de eso debemos aprender.

Vivimos en una sociedad cada vez más hipersensible a todo: cualquier comentario es ofensivo para muchos, no perdónanos un error ajeno, pero cometemos cientos propios, nos quejamos de todo y reclamamos a “otros” (pareja, empleador, Estado, etc.) qué nos resuelvan nuestros asuntos.

Nada de esto sucedió en Los Andes. Allí, en la inmensidad y soledad de la montaña, debieron arreglarse solos. ¿Y acaso la vida misma, en condiciones normales, no nos demanda igual actitud? ¿Acaso no debemos tomar nuestras propias decisiones y llevar adelante nuestros propios proyectos? Sin dudas que sí. Pero parece que no estamos emocionalmente bien preparados para ello.

Muchos de los sobrevivientes han aprendido a no quejarse por nimiedades: “Después de lo que pasé, no me puedo quejar de esto”, se decían a sí mismos. Y esto es clave para una buena salud mental: no “terribilizar” (como dice el psicólogo Rafael Santandreu en sus libros Nada es tan terrible o El arte de no amargarse la vida.) donde tendemos a exagerar nuestros problemas y eso nos amarga innecesariamente.

También mostraron una gran capacidad para trabajar en equipo. Se cuidaron y alentaron mutuamente, distribuyeron tareas y se turnó el liderazgo. La pregunta que uno se hace es si esas cualidades surgieron por extrema necesidad o pueden recrearse en otros ámbitos menos hostiles.

Además, vale considerar la formación religiosa o espiritual de este grupo y si tal factor hizo o no la diferencia. Más allá de las creencias que cada uno tenga, tengo la percepción que las personas creyentes asumen las cargas que le pone la vida con otro talante, con otra aceptación, con otra paz.

También los mantuvo firmes durante 72 días el objetivo de reencontrarse con sus familias, sus proyectos y sus vidas, es decir, con un propósito. Es lo mismo que afirma Víctor Frankl en su libro El hombre en busca de sentido, escrito luego de padecer los oprobios de los campos de concentración nazis.

Todos ellos han logrado rehacer sus vidas y en forma bastante plena, tanto a nivel personal, familiar, social o laboral, con los altibajos de todo ser humano. Pero el gran mensaje es que se puede superar la adversidad. Qué la vida no es un camino lineal y en unos minutos te cambian todas las coordenadas. Y el gran aprendizaje que todos dicen haber recibido en estas cinco décadas está en las relaciones personales, más que el dinero, el prestigio o la fama.

Sólo resta agradecer sus testimonios, sus conferencias y su generosidad para compartir todo lo vivido, sin ocultar nada. Qué lo sigan haciendo porque seguramente al escucharlos nos haga menos quejosos, más agradecidos y mejores personas.


jueves, octubre 13, 2022

Comunicar mejor la reforma de la educación.


Comunicar mejor la reforma de la educación.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 13 de octubre de 2022.


Varios indicadores muestran que el sistema educativo uruguayo (otrora orgullo nacional), está dando pésimos resultados. Para muestra este botón: sólo el 18% de los alumnos del quintil socioeconómico más vulnerable terminan el liceo (uno de cada cinco). En cambio, en el primer quintil (las familias con mejor situación socioeconómica), lo terminan el 80%. Esta es la verdadera “brecha” social: de un lado, los que salen mejor preparados para enfrentar la vida y del otro, los que quedan estancados en la partida.

Sólo este dato debería hacer sonar todas las alarmas y ponernos a hacer cosas diferentes. Pero … ¿cuáles?. Lo más sensato sería copiar aquellos sistemas que han logrado captar más alumnos, retenerlos voluntariamente, formarlos adecuadamente y, sobre todo, ayude a los jóvenes a descubrir sus talentos y ponerlos en acción. Pero con el actual sistema estatista y en exceso burocrático, es imposible lograrlo.

Uruguay está entre los peores alumnos del barrio latino. Según el análisis de los datos de la Encuesta Continua de Hogares (citado recientemente por El Observador),  “los adultos uruguayos de entre 20 y 35 años acumulan menos de 11 años de formación en promedio, el valor más bajo de toda la región”, cuando el mínimo deberían ser 14 años (2 de preescolar, 6 de escuela y 6 de liceo).

Pero la cantidad de años de estudio no asegura ni la calidad ni la utilidad de tal formación. De hecho, el sistema educativo actual (tanto en Uruguay como a nivel global) está basado en formar trabajadores para realizar tareas más bien fabriles y repetitivas, transmitiendo aprendizajes en bloque y basados fundamentalmente en la memorización. Pero esto ya no funciona desde hace décadas. Hoy vivimos en la “sociedad del conocimiento” y será el capital humano (junto al capital económico y al capital institucional), los que crearán sociedades más libres y prósperas.

El ser humano tiene que “agregar valor” con su labor y esto se logra de dos maneras: a) con el uso de la mente (resolviendo problemas), o b) a través de una actitud positiva que se traduce en ciertas conductas específicas, las que demuestran que la persona ha desarrollado cierta “competencia” (habilidad) para realizar una labor.

A mi modo de ver este es el tema más importante de la reforma educativa porque cambia radicalmente el paradigma en que se basa el actual sistema: de una formación generalista, impersonal y estandarizada, a formar a cada alumno a su medida. ¿Pero cómo lo harán? No está claro. Y eso hace que el debate no llegue a calar en los hogares y se mantenga a nivel técnico-político. Por eso está todo bastante trabado.

El gobierno debe hacer un mejor esfuerzo para comunicar esta reforma de manera sencilla, con ejemplos prácticos, mostrando cómo se aplican estas ideas en otras partes del mundo y, sobre todo, entusiasmando a padres y a alumnos. 

Los técnicos en educación suelen hablar “en difícil”, utilizando términos y frases edulcoradas que quieren decir mucho y no terminan diciendo nada para la inmensa mayoría. Por lo tanto, como padres y alumnos no terminan de entender cómo se beneficiarán con los cambios, la discusión queda en el ámbito político, donde los argumentos suelen escasear y los eslóganes abundar.

En esta reforma realmente nos va la vida. No sólo porque con este hándicap no podremos competir como país, sino que tampoco lograremos tener más personas realizadas, haciendo cosas útiles para sí mismos y para los demás.

Si padres y alumnos no visualizan las ventajas del cambio y lo apoyan, los sindicatos y la oposición se dedicarán a poner palos en la rueda y las personas tomarán posición siguiendo a sus dirigentes, en vez de pensar en qué es lo verdaderamente conveniente para el futuro de sus hijos. Será como pegarse un tiro en las piernas.


lunes, octubre 10, 2022

Brasil


Brasil
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 6 de octubre de 2022.



Las elecciones del pasado domingo en Brasil, ese país-continente con más de 200 millones de habitantes, dejan varios puntos para pensar.

Primero, uno se pregunta cómo Lula pudo sacar tantos votos cuando sus gobiernos socialistas no fueron buenos y, sobre todo, fue procesado por una de las corrupciones más aceitadas de América Latina, descubierta por la operación Lava Jato, recogida en la serie de Netflix O Mecanismo.

Por otra parte, el gobierno de Jair Bolsonaro y su ministro de economía Paulo Guedes, están  dando resultados muy positivos: en los últimos meses no sólo van frenando la inflación (disparada en  todo el mundo y más en los países populistas), sino que han tenido deflación (inflación negativa). Han bajado impuestos, privatizado empresas públicas que perdían millones de dólares, no han habido denuncias serias sobre corrupción y han creado millones de empleos. Sin embargo …

En Argentina sucede algo similar. A pesar de las rotundas pruebas de robos y corrupción durante 20 años de Kirchnerismo, siguen teniendo un núcleo duro de votantes que no baja del 30%. Parece que nuestros vecinos aceptan la máxima “roba, pero hace”.

¿Por qué es tan difícil aceptar las ideas de la libertad y tan fácil aceptar las ideas del socialismo, que han sido un fracaso económico, político, cultural y moral siempre y donde se las aplicó?

La respuesta no es sencilla, pero para encontrarla hay que tener en cuenta lo siguiente. La libertad es hermosa y valiosa, como una buena moneda de oro. Pero si de una cara está la libertad, del otro está la responsabilidad individual sobre cómo ejercer esa libertad, lo que implica hacernos cargo de nuestras decisiones. Esa carga es tremenda para la mayoría.

En cambio el socialismo elimina al individuo y traslada la responsabilidad individual (ser constructor de tu propio destino) en una irresponsabilidad colectiva. Nos brindan el placebo de decirnos que la culpa de nuestros males no es por nuestra propia inoperancia, falta de metas, de constancia, de esfuerzo, sino que es culpa de factores externos: el empresario explotador, el imperialismo yankee, la sociedad capitalista o ahora el heteropatriarcado. Esto es muy liberador: no cargar con culpas y sentirnos víctimas. Y “ellos” (el Estado, los sindicatos o el partido) nos van a salvar de   los “malos” a cambio que de nuestra libertad.

Toda esta batalla cultural fue muy bien librada por la izquierda, que ha logrado que medios de comunicación, académicos, políticos y gente común, se refiera a candidatos como Bolsonaro como de “extrema derecha”, pero jamás de los jamases ningún candidato de izquierda ha sido tildado de “extrema izquierda”, a pesar de tener pasados guerrilleros o proponer políticas totalitarias como las que aplican en Cuba, Nicaragua o Venezuela.

También las empresas encuestadoras volvieron a equivocarse feo, ya que la mayoría daba a Lula ganador en primera vuelta con diferencias muy grandes, que al final se redujeron al mínimo.

Si Lula gana y piensa gobernar con el libreto del Foro de San Pablo, será muy malo para Brasil, para América Latina y por supuesto, para nosotros. Esperemos que haya aprendido que ese no es el camino.

Si gana Bolsonaro es probable que siga modernizando y abriendo su economía, bajando impuestos y aplicando las ideas de la libertad, que son las que han dado prosperidad, crecimiento y empleo a quienes las abrazan y eso seguramente nos beneficie.

El próximo 30 de octubre será la segunda vuelta que elegirá, más que entre dos candidatos, entre dos diferentes estilo de vida, guiados por principios y valores bien diferentes uno del otro. Que por favor elijan bien.


Paraguay habilita dispensarios de cannabis no psicoactivo.


Paraguay habilita dispensarios de cannabis no psicoactivo.
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 29 de septiembre de 2022.


Uruguay no deja de perder trenes que pasan por nuestra puerta con oportunidades. Así, dejamos pasar un TLC con Estados Unidos, no aprovechamos la crisis del 2002 para achicar el Estado, ni la bonanza de los gobiernos frenteamplistas para hacer reformas estructurales bien financiadas. Por eso hoy nos vemos nuevamente rascando el fondo de la olla para superar la crisis de la pandemia o ver cómo financiar la quebrada seguridad social.

Con la gigantesca industria del cannabis estamos perdiendo nuevas oportunidades. Fuimos el primer país del mundo en regular el consumo del cannabis psicoactivo, una muy buena iniciativa del gobierno de Mujica, aunque bastante mal implementada por el exceso de burocracia que creó y por la falta de experiencia.

Pero hoy, a casi diez años de tal suceso, Uruguay sigue estancado en la reglamentación del uso de cientos de productos en base a cannabis que generan ingresos millonarios para los países y para las arcas de sus Estados, ya sea en el uso de aceites paliativos del dolor (fibromialgias, epilepsia, cáncer, Parkinson, etc.); complementos alimenticios (proteína y semillas de cáñamo); bebidas y alimentos (barras nutricionales, caramelos, galletas) o productos cosméticos.

Mientras tanto, Paraguay, con una legislación aprobada hace menos de 5 años, está avanzando a pasos agigantados. Publica Info Negocios: “Abre Life Green en Ciudad Del Este, el primer dispensario de cannabis no psicoactivo de Paraguay y Sudamérica. El rubro del cannabis no psicoactivo se expande en el país, es así que ya abrieron la primera tienda con productos a base de este componente. Al mismo tiempo, el rubro creció 500% en la elaboración de artículos terminados”.

Marcelo Demp, presidente de la Cámara del Cáñamo Industrial del Paraguay (CCIP), indicó que durante la presentación también estuvieron presentes empresarios brasileños interesados en potenciar este espacio como un hub turístico en la región, donde uno podrá encontrar todo lo relacionado al cannabis no psicoactivo. “El dispensario básicamente es una casa cannábica donde se vende exclusivamente productos terminados con alguna materia prima derivada del cannabis para diferentes sectores o categorías de productos, tanto para uso medicinal, suplementación, alimentos saludables”.



Tuve la oportunidad de reunirme con Marcelo Demp en sus oficinas en Paraguay, un empresario del rubro alimenticio que cuenta con siete plantas de procesamiento en Paraguay (el fuerte de ellos es la semilla de chía) y lograron que nada menos que la Food & Drug Administration (FDA) de Estados Unidos, les habilitara una planta para el procesamiento de productos que usan cannabis y puedan exportarse a USA,

Además, están reconvirtiendo a pequeños productores de la zona de Pedro Juan Caballero (en trabajo conjunto con el gobierno) para que dejen de plantar cannabis para los grupos narcos y lo hagan en forma legal. Este es el camino.

Mientras tanto en Uruguay casi todo sigue trancado, salvo para algunos grandes inversores. Aquí todavía no están decretados los procesos para hacer extracciones y poder fabricar aceites de buena calidad y a bajo costo, en especial para las asociaciones de pacientes que sufren de diferentes enfermedades y no pueden costear los dos productos importados que se venden en farmacias, cuyo costo es altísimo.

Además, los proyectos de reglamentación van por el lado de habilitar recetas magistrales en farmacias de las mutualistas o, tal vez también, en farmacias comunes, pero esto no logrará abaratar los costos de los productos finales ni desarrollar una industria de pequeños productores, que es el espíritu de la Ley 19.847 cuyo artículo primero reza: “Declárase de interés público las acciones tendientes a proteger, promover y mejorar la salud pública mediante productos de calidad controlada y accesibles, en base a cannabis o cannabinoides, así como el asesoramiento médico e información sobre beneficios y riesgos de su uso”. Esto es letra muerta.



Tampoco han hecho casi nada para desarrollar productos para mascotas con base a cannabis, con resultados excepcionales para perros con cáncer, problemas óseos y otras enfermedades varias, según estudios realizados a nivel mundial y también por nuestra facultad de veterinaria.

Y ni hablemos de la parte de complementos alimentarios, donde tampoco hay nada claro sobre cómo empresas alimenticias uruguayas podrían fabricar (al igual que lo está haciendo Paraguay), productos con semillas o proteína de cáñamo, e incluso que incluya THC con menos del 1%, (que es lo que marca nuestra legislación para no considerar al producto como una droga), cremas relajantes, cosmética, etc.

En un momento donde el país necesita inversiones, mano de obra y cobrar impuestos (que perfectamente podrían ir a co financiar el sistema de seguridad social o la educación, como sucede en el Estado de Colorado en USA), seguimos perdiendo el tiempo y viendo como pasan los trenes, sin subirnos a ninguno. 

Es hora de dejar de ver al cannabis como un enemigo maligno y verlo como lo que es: un paliativo y complemento terapéutico, un complemento nutricional y un consumo responsable recreativo, bastante menos dañino o adictivo como lo son el tabaco y el alcohol y ni hablar de la pasta base u otras drogas realmente dañinas. 

Los trenes pasan, pero las estaciones viejas y vetustas, quedan. Y con ellas nos quedaremos una vez más.