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sábado, agosto 14, 2021

Combustibles que calientan a un pueblo.


Combustibles que calientan a un pueblo.
Por Guillermo Sicardi | jueves 12 de agosto de 2021 | Semanario Búsqueda

El alto precio de los combustibles que padece el Uruguay desde hace décadas, no es por culpa del precio del petróleo, de la tortuosa “paramétrica” y ni siquiera de la “joya de  la abuela”  de Ancap. La culpa es de una manga de políticos del primero al último, que no se animan a hacer las reformas estructurales que todos sabemos hay que hacer.

Ancap nunca debió haber existido. No tiene sentido que el Estado arriesgue en actividades industriales y comerciales que pueden hacer los privados en forma más eficiente. La lírica idea de José Batlle y Ordóñez era que, si las mal llamadas “empresas públicas” ganaban dinero, los ciudadanos pagaríamos menos impuestos. Pobre iluso. La triste historia fue exactamente al revés: los ciudadanos tenemos que trabajar miles de horas extras para pagar los dislates de políticos medio pelo, sindicalistas abusadores y empresarios prebendarios.

Ancap es la punta del iceberg de una estructura gigantesca de mal uso de fondos públicos. Por eso hizo bien el gobierno en dejar al rey desnudo y mostrar los sobreprecios que hay en cada litro de combustible: subsidio al boleto capitalino (que beneficia a empresas con nombre y apellido); la imposición de usar etanol de la ineficiente Alur (otro engendro para pagar favores a la memoria de Raúl Sendic padre y sus cañeros de la UTAA, cuna del Movimiento Tupamaro); un subsidio al supergás (que directa o indirectamente beneficia a tres empresas privadas oligopólicas); y también es usada para cobrar impuestos encubiertos a través de las tarifas (que no pasan por la iniciativa privativa del Poder Ejecutivo, ni la aprobación del Parlamento). Por eso se debería “acabar este recreo” cuanto antes. 

Además, Ancap nunca va a ser eficiente por un tema de economías de escala. La refinería de La Teja es chica y como el negocio de refinar petróleo crudo es un commodity, existen dos condiciones que a Ancap se le hará muy difícil (cuando no imposible) poder cumplir para que cierren sus números: refinar grandes volúmenes y lograr mucha eficiencia. 

Tan es así, que pocos días atrás, la refinería de Marsden Point en Nueva Zelanda (casi tres veces más grande que la nuestra y varias veces más eficiente) anunció que dejará de refinar petróleo crudo y se dedicará exclusivamente a importar productos terminados desde Asia. Allí rige un sistema de libre competencia y libre importación, pero nadie teme a quedarse sin combustibles, como sí temen por estos lares.

Tampoco los paraguayos temen a tan nefasto designio. Dejaron de refinar petróleo hace años; desde el 2018 hay libre competencia en toda la cadena de suministro y los precios ya no los fija el gobierno sino el mercado. ¿Será así porque los paraguayos se volvieron más ilustrados y más valientes que nosotros? Ellos pagan el gasoil a unos $U 34,40, nosotros a $U 50,81 (32% menos). 

La pregunta a hacerse es: si no existiera la refinería y no estuviéramos atados a un pasado de discursos rimbombantes, falsas promesas y compromisos varios, ¿a quién se le ocurriría hoy construir una refinería de combustibles fósiles cuando el mundo va hacia las energías renovables y nosotros carecemos de petróleo y nos sobran energías limpias? 

Quienes se oponen a terminar con el monopolio de Ancap, se oponen a darle libertad de elección al consumidor. Esta misma gente critica a los dictadores cubanos por no abrir la jaula de la isla, sabedores que se les vuelan todos los cubanos. Aquí saben que si abren la jaula de la libre importación, a Ancap se le pueden volar varios litros de combustibles. Pero como ello implica que la política se quede sin cargos, sin ingresos y sin influencias … mejor dejar la jaula cerrada.

El precio de los combustibles bajará cuando se achique -en serio- el costo del Estado (ya que casi la mitad del precio en el surtidor, son impuestos). Es lo que está reclamando el movimiento social Un Solo Uruguay (USU) que se volvió a auto convocar el pasado sábado en Durazno, emitiendo una declaración que dice: “Se sigue identificando la necesidad de revisar el Estado, su rol y funcionamiento. Hoy continuamos sufriendo un Estado pesado y débil en sus políticas de desarrollo”.

Si a los miembros de la coalición multicolor no los “une el amor” por modernizar el Estado, que entonces los “una el espanto” de ver lo que sucede cuando un Macri gradualista no está a la altura de las circunstancias. 

Si Jorge Luis Borges reviviera y viera a su Argentina en esta decadencia, el espanto lo retornaría a su tumba. Si José Gervasio Artigas reviviera y viera a los orientales tan poco ilustrados y tan poco valientes, seguramente se volvería a ir al Paraguay, donde tantos de sus hijos lo han seguido en los últimos años.

Guardo la esperanza que algún día los uruguayos nos vamos a avivar y otro día nos vamos a animar a hacer estos cambios. También guardo la esperanza que esos días no lleguen demasiado tarde.

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Comentario de esta columna en Radio Rural lo puede esuchar en este link
https://soundcloud.com/guillermo-sicardi/combustibles-que-calientan-a-un-radio-rural-2021-08-13-guillermo-sicardi





 



jueves, agosto 05, 2021

MEDIA LANZA POR ANDRADE

 
MEDIA LANZA POR ANDRADE

Por Guillermo Sicardi | jueves  de 2021 | Semanario Búsqueda

El 23 de enero de 2014, escribí en Búsqueda la columna titulada “Una lanza por Campiani”,Una lanza por Campiani destacando la exitosa gestión gerencial del denostado empresario argentino, cuando todos le pegaban en el piso. El tiempo me dio la razón: a Pluna no la fundió Campiani, sino un Estado meterete, con los combustibles de Ancap tan caros como ahora, más las trabas del gobierno kirchnerista (tan “amigo” del gobierno frenteamplista de Mujica), que impidieron la ejecución plena del buen plan de negocios que venía ejecutando.

Hoy también resulta fácil pegarle al senador Oscar Andrade por no haber pagado ni mano de obra, ni aportes al BPS, ni planos, ni impuestos municipales al construirse su buena casa (no “un rancho” como él dice) arguyendo que es un “pobre albañil” con bajos ingresos y que dona la mitad de los mismos a su partido y obras de caridad. No voy a detenerme en la doble moral de Andrade, porque ya todos sabemos lo que es la doble moral de cualquier comunista/socialista/estatista: “haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

Voy a quebrar -no una lanza, sino media- por Andrade. Tiene razón cuando dice que a cualquier trabajador de ingresos bajos o medios, le resulta muy difícil -cuando no casi imposible- poder construirse su propia vivienda y regularizarla ante los organismos del Estado, por culpa de los altos costos, tiempos y burocracia que ello implica.

Lo que no dice Andrade (y casi ninguno de quienes lo critican por su inconducta), es que esas trabas y sobrecostos son creados por su propio Partido Comunista, por las ideas socialistas que campean en todos los partidos políticos, dándole al Estado cada vez más poder, más controles, más empleados públicos y más costos, que hacen inviables muchos emprendimientos “en blanco”.

Andrade, que presiona desde el SUNCA y el PIT-CNT a empresarios y ciudadanos (grandes, medianos, chicos y chiquititios) a que contraten más mano de obra, a que paguen 80 pesos de aportes por encima de los 100 que se lleva el trabajador, a que vayan presos si un obrero se accidenta y decenas de exigencias más, no ha pagado un solo jornal, ni creado un solo puesto de trabajo, arguyendo que todo lo hizo bajo la modalidad de “mano de obra benévola”. 

¿La culpa es de Andrade o de la legislación absurda que exige papeleos, trámites y burocracia? ¿Qué valor agregado creen que agrega un inspector del BPS, bomberos o  cualquier intendencia para que la casa sea más segura, más cómoda o más barata? 

¿Qué tal si eliminamos a los Escribanos Públicos del medio y los sustituimos (en el 80% de los casos) por la Blockcain y ...¿chau Escribanos?? ¿Qué tal si cerramos de una vez por todas la división portland de Ancap y con eso abaratamos el precio del cemento? ¿Qué tal si cerramos decenas de organismos públicos, oficinas y reparticiones inútiles y bajamos los impuestos a los hierros, los ladrillos o la grifería para un hogar?

El Ranking Doing Business del Banco Mundial muestra con “datos duros”, la facilidad o dificultad de hacer negocios en 190 países (y construirte tu propia casa es hacer un negocio). El ranking mide los tiempos, trámites y costos que se insumen desde abrir una empresa, hasta su cierre, pasando por el registro de la propiedad, contratar y despedir trabajadores o registrar un permiso de construcción.

En el ranking global, Uruguay figura en el lugar 101, bien a mitad de tabla, ese triste y gris lugar donde los yoruguas nos sentimos tan cómodos. El ranking lo encabeza Nueva Zelanda, ese país tan parecido al nuestro en tamaño, producción lechera o turismo, pero tan diferente en cuanto a su gestión de la cosa pública y a la mentalidad de su gente y sus gobernantes.

En el específico rubro de “manejo de permisos de construcción”, Uruguay figura en el lugar 151 entre 190  países evaluados. Somos de los peores de la clase. 

Si queremos aprender algo de este “AndradeGate” y “castigar” a los responsables, repartamos los “palos” en forma más justa: yo le daría 20 azotes a Andrade, pero los otros 80 se los daría a ese Estado soso, pesado, burocrático, inútil y caro, que Andrade, su PIT-CNT, su Frente Amplio y también vastos sectores del Partido Colorado, de Cabildo Abierto, del Partido Independiente y hasta del propio Partido Nacional, ayudan a alimentar, mantener o crecer. 

Por eso lo del título: levanto media lanza por Andrade. Pero también levanto una lanza entera por los miles uruguayos de bien que terminan siendo víctimas de un Estado, que en vez de ser parte de la solución, es la parte más importante del problema.


domingo, agosto 01, 2021

Tranquilos, todo se arregla con más impuestos.

Tranquilos, todo se arregla con más impuestos.

Por Guillermo Sicardi | jueves 29 de julio de 2021 | Semanario Búsqueda


¡Qué lindo es ver la bandera uruguaya flamear en los juegos olímpicos! ¡Qué alegría nos da cuando un uruguayo se cuelga una medalla en su henchido pecho! No importa que jamás en nuestras vidas hayamos visto a un remero, un judoka o un corredor de atletismo. No importa que no conozcamos las reglas básicas de tales deportes y menos aún, que alguna vez hayamos pagado una entrada para asistir a tales competencias. A la inmensa mayoría les importa un bledo la existencia de estos deportes pero sí les parece fantástico que se cree un nuevo impuesto para financiar a deportistas de alto rendimiento.

Apoyar a tales deportistas es (sin duda) una noble causa. Ahora, si es una causa tan altruista, ¿por qué no apelar al aporte voluntario de cada ciudadano? Y siendo así, ¿cuántos nuevos impuestos nos esperan para financiar otras tantas nobles causas como proteger animales indefensos, bosques nativos, emprendedores sociales o “personas menstruantes”? La lista puede ser infinita, pero los recursos financieros jamás lo serán.

Para estos casos se puede recurrir a plataformas como Change.org, Patreon, Kickstarter u otros mecanismos de recaudación voluntaria, para lo cual contamos con una moderna ley de crowdfunding. De hecho, en países como Estados Unidos, existen carreras universitarias y cargos gerenciales muy bien remunerados para hacer fundraising  y conseguir dinero para organizaciones sin fines de lucro muy variadas.

Otra iniciativa más descabellada que la anterior, es la de un grupo de mujeres que redactaron un proyecto de ley para obligar a los comercios a incluir talles especiales para todos los tamaños de cuerpos, bajo el argumento que se sienten “discriminadas” y que tienen el “derecho a la vestimenta” y así poder “elegir qué ponerse”. ¿Y quien le asegura al comerciante que venderá esos vestidos? ¿Acaso el comerciante no puede sentirse también “discriminado” porque nadie le compra tales talles?

Que estas personas hagan como hacía mi madre: iba hasta el quiosco, se compraba la revista BURDA, calcaba los moldes del vestido que le gustaba sobre papel manteca y sobre la mesa de la cocina cortaba la tela y se fabricaba su propia ropa. No lo hacía por tener un cuerpo especial, sino por tener un monedero especial: era demasiado chico como para comprarse un vestido de confección. Jamás la escuché quejarse, sino todo lo contrario. Disfrutaba al hacerlo y desarrolló una habilidad que perfectamente pudo convertirla en un negocio. Lo mismo deberían hacer estas cinco mujeres en vez de exigirle a otros que compensen sus falencias.

Quienes votaron a la coalición multicolor lo hicieron porque querían salirse de políticas “zurdópatas” y estatistas para ir hacia iniciativas que promuevan la libertad, el libre mercado y un Estado más chico. Pero parece que no es así. Todos compiten para mostrarse tan progresistas como los progresistas y así “vivir revolcaos en un merengue y en el mismo lodo todos manoseaos”.

Como bien dice el economista español Daniel Lacalle: “¿Por qué ciertos políticos prefieren dar subvenciones a bajar los impuestos? Porque la rebaja fiscal da poder a la sociedad civil y las subvenciones dan poder al Estado”. Ya lo ven. Hacer política es bien fácil:  todo se arregla con más impuestos. ¡Eureka!.

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Aquí el link al comentario de esta columna en Radio Rural 
https://soundcloud.com/guillermo-sicardi/tranquilos-todo-se-arregla-con-mas-impuestos-radio-rural-30-7-2021