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sábado, setiembre 25, 2021

Cumbre CELAC: entre estadistas y bufones


CUMBRE CELAC: ENTRE ESTADISTAS Y BUFONES

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 23 de setiembre de 2021.


La CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños) surge básicamente del riñón del Foro de San Pablo, con la finalidad de contar con un ámbito de coordinación regional que impulse las ideas (fracasadas) de la izquierda y, de alguna manera, le haga un poco de sombra a la O.E.A.. Ellos mismos lo expresan así: 

“Los mandatarios presentes en la cumbre manifestaron esperanza en que la consolidación de la CELAC pueda suponer la liberación de los países latinoamericanos de la tutela tradicional de Estados Unidos y Europa …”.  

“Urge entonces la inmediata conjunción de esfuerzos … de todos los países de la región con similitudes culturales e idiomáticas … con una historia común de padecimiento de la dependencia y el colonialismo y sobre  todo con situaciones económicas de similar precariedad y amenazadas todas por los mismos grupos financieros depredadores internacionales de nuestras economías”.

Como se puede apreciar, la CELAC no sirve para nada útil ya que está sustentada en las ideas equivocadas de la “dependencia y el colonialismo” donde vivimos bajo “la tutela de Estados Unidos y Europa” que nos chupan la sangre con “grupos financieros depredadores internacionales”. Un militante de pantalón corto podría haber escrito un panfleto menos berreta que éste que figura en la página del Foro de San Pablo 

Estuvo muy bien el presidente Luis Lacalle Pou al dejar al desnudo a los dictadores de Cuba, Venezuela y Nicaragua y hacerlo cara a cara, con firmeza y con dulzura. Sin enojos ni enconos. Pero con la convicción que la libertad es un bien demasiado preciado como para hacerse los tontos cuanto estos personajes de pacotilla la avasallan.

También hizo muy bien el Brasil de Jair Bolsonaro, al salirse de la CELAC en enero de 2020, así como también antes se había ido de Telesur. Y en ambos casos lo hizo sin eufemismos. Cito declaraciones del ex canciller brasileño Ernesto Araújo:  "Brasil decidió suspender su participación en la CELAC … (porque) no tenía resultados en la defensa de la democracia o en cualquier área. Al contrario, daba protagonismo a regímenes no democráticos como los de Venezuela, Cuba, Nicaragua". Más claro, échale agua.

Es muy bueno que mandatarios democráticos y republicanos como Luis Lacalle Pou en la CELAC y pocos días después Jair Bolsonaro en la ONU, marquen claramente la línea divisoria entre república y republiqueta, entre individuos y colectivos o entre libertad y socialismo. Y hacerlo “sine metu” (sin miedo”), con la convicción de estar defendiendo principios y valores correctos y no jugando a lo políticamente correcto.

Los dictadores Díaz Canel y Maduro, demostraron lo que son: dos bufones repitiendo frases gastadas que hacen reír al escucharlas, pero que hacen llorar a sus pueblos cada vez que aplican tales disparates. ¡Basta de bufones, de dictadores y sus adláteres! Necesitamos más republicanos y más estadistas. ¡A por ellos!.


miércoles, setiembre 08, 2021

Teletrabajo: una ley innecesaria


Teletrabajo: una ley innecesaria 
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 09 de setiembre de 2021.


“El Derecho, siempre corre de atrás a la realidad”. Esta es una frase que aprendes durante los primeros días en la Facultad de Derecho y significa que los particulares son mucho más creativos y capaces de regular sus relaciones, antes que venga el Estado a encorsetar esa realidad a través de leyes, decretos y regulaciones (muchas de ellas absurdas).

Durante la pandemia, los particulares (empleadores y trabajadores, clientes y proveedores, alumnos y docentes) han llegado a tan buenos acuerdos ganar-ganar, que más del 70% de los “explotados” trabajadores, no quieren volver a las oficinas y prefieren seguir siendo estrangulados por sus abusadores empleadores. Entonces, ¿para que regular lo que ya está -de hecho- más que bien regulado?

El teletrabajo no surge durante la pandemia. Ya en el año 2003 (¡hace casi 20 años!) organicé junto a mis colegas de Magna Alumni (la asociación de posgraduados de la Universidad ORT), un evento donde profesionales del Estudio del Arq. Carlos Ott, explicaron cómo desarrollaban proyectos y ganaban clientes en lugares tan lejanos como Dubai, Tierra del Fuego, París, Emiratos Árabes, Canadá o China. 

La ley aprobada fue elaborada con una mentalidad del siglo XIX para ser aplicada en el siglo XXI. Parte de varios conceptos errados (desde siempre) y que ahora son más errados aún: a) que el trabajador es la parte “débil” de la relación; b) que el trabajador es tan tonto que no sabe lo que realmente necesita y por lo tanto el Estado deber “protegerlo”; c) que considera al trabajador como un mero “engranaje” de un proceso productivo al que hay que pagarle por “hora”, como si fuera un taxi o una máquina que se alquila y no ser evaluado por resultados, por aportar ideas o sugerir mejoras.

Cada vez va a existir menos el concepto de “relación de dependencia”. A los jóvenes les da alergia el solo pensar que van a trabajar toda la vida en la misma empresa, cosa que era el summum hace 50 años, donde el gran “orgullo” de un trabajador era recibir un reloj de oro cuando se jubilaba luego de 35 años de trabajo en el mismo lugar. Hoy los millenials prefieren matarse antes que repetir el modelo laboral de sus abuelos o sus padres.

La ley carga todo costo de trabajar desde el hogar en el empleador: pagarle la internet (como si el trabajador no tuviera una conexión en su casa para mirar Netflix o pasarse horas en Instagram o Tik-Tok). Tiene que comprarle una silla y escritorio “ergonométrico” (como si hoy no se pasara esas miles de horas jugando al League of Legends sentado sobre un cajón de verduras). Y así podemos continuar con medidas de seguridad (como si se quema tomando mate en su casa durante el horario laboral, ¿es un accidente de trabajo o es un descuido que cometió por apurado, torpe o distraído?).

Nada dice la ley de los innumerables beneficios que tiene el teletrabajador (y por eso más del 70% no quieren volver a la oficina), como ser: despertarte 15 minutos antes de empezar la jornada y no dos horas antes; no tener que gastar dinero en traslados, ni perder 40 horas mensuales arriba de un auto o bus (una hora para ir, otra para venir, por cinco días, por cuatro semanas = 40 horas); no gastar ropa ni dinero en comidas fuera del hogar; poder llevar e ir a buscar a los hijos a la escuela; echarse una siestita en tu cama y con tu almohada; trabajar de camisa y corbata (por arriba) y en pijama y pantuflas (por abajo). Y la lista de beneficios puede continuar. 

Yo, realmente, hubiera aceptado un salario menor si me hubieran permitido trabajar a distancia y evitarme todos estos sinsabores. Pero para los legisladores, yo, como empleado, soy una “victima” y me tratan como a un niño inmaduro incapaz de poder negociar mis condiciones laborales ajustadas a mi talla y medida. Nada de individualismo. Nada de “el contrato es ley entre las partes”.  ¡¿Pero acaso no se dan cuenta que el que está más feliz que perro con dos colas soy yo como teletrabajador?!

Para terminar, veamos cómo un liberal resuelve esto sin el Estado. Ayn Rand, la maravillosa filósofa y autora de El Manantial y La rebelión de Atlas, trabajó un tiempo como guionista en Hollywood para Hal Wallis, productor -entre otras- de la película Casablanca. Era un jefe que la atosigaba y exigía plazos muy breves y no le daba “derecho a la desconexión”. Pero Ayn Rand, en vez de recurrir al sindicato, al juez, a la ley o al piquete, prefirió escribirle esta carta a su jefe (de la que extracto algunos párrafos y el texto completo pueden leer en el link ):

“19 de marzo de 1946. Estimado Jefe: Este no es un acuerdo legal, sólo moral. Estas son las condiciones de trabajo que necesito para hacer honestamente el mejor trabajo posible: 1. Tiempo para estudiar un proyecto antes de aceptarlo y no ser lanzada a uno de forma inesperada y repentina. 2. Una larga y detallada reunión a solas contigo antes de empezar un guión, durante la cual me expliques de la forma más completa posible tu idea y cómo piensas abordar la historia. 3. Que no haya plazos semanales mientras estoy trabajando en un guión, dejando a mi criterio el entregar una secuencia tan pronto como la termine. 9. Siempre que tengas algo importante que decirme (como el sábado pasado), por favor dímelo personalmente, no a través de una tercera persona. 10. Si en algún momento estás disgustado por mi actitud personal o sientes que no estoy siendo razonable, o que me estoy volviendo difícil, temperamental o arrogante, por favor llámame inmediatamente y dímelo, para evitar que un malentendido surja a partir de lo que una conversación podría haber corregido. Si esto cuenta con tu aprobación, creo que ambos estaremos contentos y que los resultados se reflejarán en mi trabajo”.

¿Crees que tú y tu jefe son los suficientemente maduros, asertivos y razonables como para llegar a este tipo de acuerdos, o necesitan de “Papá Estado” para que les haga chás-chás en la cola?

Usted decide. Y de su decisión dependerá si la ley aprobada es necesaria o no.



viernes, setiembre 03, 2021

Quitarle lastre a nuestros “remeros” pyme.

Quitarle lastre a nuestros “remeros” pyme.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 02 de setiembre de 2021.


Los remeros uruguayos tuvieron un excelente desempeño en las recientes Olimpíadas en Tokio, corriendo la final entre los seis mejores del mundo. Fuimos el único país latino en la final, compitieron de igual a igual con “países de primera” como Alemania, Bélgica, Italia o Irlanda y lo hicieron con un barco similar al resto. La diferencia estuvo y está en lo que marca el artículo 8 de nuestra Constitución: los talentos y las virtudes.

Ahora bien, ¿se imaginan ustedes si al barco de estos dos remeros le cargáramos una bolsa de 50 kg. de cemento Portland de Ancap? ¿Y una estación meteorológica vetusta del Inumet? ¿Y de paso subimos a dos empleados públicos para que “controlen” a los remeros o le den “apoyo”? 

Nada de esto es ficticio. Es real. Tanto los remeros olímpicos, como los comerciantes pyme (que salen a “remarla” todos los días), cargan en sus barquitos el lastre de las pérdidas millonarias de Ancap, del Inumet, del Fondes, de la regasificadora, del Antel Arena, de los trámites burocráticos y de miles de empleados públicos innecesarios.

Con este lastre encima, no sólo no vamos a poder competir con Nueva Zelanda, Australia, Estados Unidos o Alemania, sino que tampoco podremos hacerlo con Paraguay, Estonia, Georgia y también nos pasarán países africanos como Ruanda, Kenia o la diminuta isla de Mauricio.

Estos países han entendido que el empresario no es un “explotador” sino un “benefactor” de la sociedad (al arriesgar su dinero, ofrecer servicios de mejor calidad y precio y generando empleo y pagando impuestos mientras trabaja de sol a sol) y por ello han establecido buenas reglas para facilitar su actividad.

El pasado martes 31 tuve el placer de compartir con el Dr. Gerónimo Frigerio (abogado argentino, especialista en desarrollo, con vasta experiencia internacional y autor del libro “Simple”) un webinar sobre el rol del empresario en la sociedad y la importancia de hacerle simple su labor, desde la apertura de una empresa, la contratación de trabajadores (y su despido), así como el registro de derechos de propiedad o la rapidez en aprobar un permiso de construcción. 

Estos datos los lleva el Ranking Doing Business del Banco Mundial, donde Frigerio participó en su armado y varios años después, en el 2020, escribió el libro “Simple”, donde detalla con precisión milimétrica, los cambios que tiene que hacer Latinoamérica para entrar en una senda de crecimiento sostenido, facilitando la creación y desarrollo de las Mipymes.

Estas micro, pequeñas y medianas empresas, son más del 90% de las empresas registradas, contrataran actualmente al 60% de la mano de obra y son las que van a contratar más en el futuro cercano, porque las empresas grandes van a ir más por la automatización y robotización que la escala de una Mipyme no permite y por eso tienen que contratar gente, no máquinas.

Frigerio habla de generar un “el efecto triple cero”: cero tiempo en abrir una empresa, cero costo, y cero papeleo (que todo sea por el celular). Lamentablemente esto no es así. Y tiene consecuencias: las malas (y/o caras) regulaciones, hacen que casi el 50% de las economías latinas se muevan  en la informalidad, porque volverse formal implica costos de abogados, escribanos, contadores, pérdidas de tiempo por la burocracia y pago de altos impuestos que inviabilizan la rentabilidad. Por eso vuelan debajo del radar.

Que Uruguay mejore en este ranking, no depende más que de nosotros mismos. Pero eliminar burocracia, controles absurdos o impuestos altos, no será fácil. Hay una casta de políticos, empresarios y sindicalistas que viven a la sombra de esta enredadera.

Por eso quienes tienen que reclamar estos cambios, serán los propios empresarios y la sociedad civil que entienda su rol clave para el futuro. Porque el futuro no es mañana, ¡es ahora!