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martes, noviembre 15, 2022

¿Por qué tienen más los que tienen más?


¿Por qué tienen más los que tienen más?
por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 10 de noviembre de 2022.


Búsqueda cumple medio siglo de prédica en favor de las ideas de la libertad y es una buena ocasión para repasar si tantos años de siembra han dado sus frutos. Por tal motivo, hoy haré un resumen de mi primer columna escrita el 2 de febrero de 2012 que se tituló ¿Por qué tienen más los que tienen más?, y decía así:

Según investigaciones realizadas por el Ing. Juan Carlos Doyenart de Interconsult sobre las creencias de los uruguayos, “el 75% creen que “el que tiene más” es porque “lo heredó”, “se aprovechó de otros” o “tuvo suerte”. Sólo un 25% creen que el tiene más es debido a “sus propios méritos, talentos y virtudes.

Es por este motivo que la moral detrás del grito de guerra “que pague más el que tiene más” tiene tantos adeptos. Ven un acto de justicia quitarle dinero a unos para “repartir esa riqueza” entre los que “tienen menos”, cuando, en realidad, se trata de una gran injusticia. Si bien hay gente que tiene más porque actuó indignamente, ese no es el caso de la mayoría y ninguno de ellos podrá exhibir sus bienes como logros, porque no son tales.

¿Pero se ha puesto Usted a pensar por qué tiene más el que tiene más? Los que TIENEN más, (ya sea dinero, conocimientos o amigos) es porque HACEN más: arriesgan más, estudian más  o se esfuerzan más. Y lo hacen porque “SON más”: más osados, más responsables o más inteligentes. 

Veamos que sucede si aplicamos esta moral para “repartir riqueza intelectual” en un liceo con 4 alumnos, donde uno es “muy rico” en conocimientos (tiene “sobresaliente”, nota 12) y otros 3 son “pobres”, ya que apenas obtienen una nota de 5 (un punto por debajo del mínimo para aprobar).  ¡Qué clase más injusta! El 75% está por debajo de la  “línea de pobreza intelectual” (que es un 6) y un 25% es extremadamente rico. Entonces aplicamos la moral redistributiva y le quitamos 3 puntos al rico para repartirlo entre los 3 “pobres”.  ¡Maravilloso! Ahora todos tienen 6 puntos y en pocos minutos todos están por encima de la línea de pobreza intelectual.. Ya no hay “burros” en la clase y la brecha entre ricos y pobres ha disminuido. Un triunfo de la “política redistributiva”.

Al año siguiente,  nuestro alumno sobresaliente no tendrá estímulos para esforzarse más porque sabe que no le dejarán tener más de 9 puntos; entonces estudia menos, frecuenta boliches y asiste a conciertos de los Wachiturros. Pero como igual es muy inteligente (tiene talentos naturales) obtiene un 9.  Mientras tanto, los otros 3 alumnos “pobres”, no tienen estímulos para esforzarse más sino para “seguir en la misma”. 

El gran problema será al año subsiguiente cuando nuestro Atlas deje de “sostener al mundo” con sus estudios, sus pensamientos o sus innovaciones y se conforme –al igual que un Kung San-  con un mísero 6 para “sobrevivir”. Entonces, ¿de qué y de quiénes vivirán ahora los que tienen menos? ¿A quién van a saquear ahora?

La moral del liberalismo es diferenciar a las personas por sus talentos y sus virtudes, tal como reza el artículo 8 de nuestra Constitución. Que cada persona es libre de buscar su propia felicidad y no ser esclavo de nadie, como tampoco exigir nada de otros. Su moral se basa intercambios libres y voluntarios de valor por valor y no valor por necesidad. Reclama que el poder de imperium del Estado no sea utilizado para “sacarle a unos para darle a otros”, sino para crear las condiciones adecuadas que permitan a cada individuo valerse por sí mismo.”

Han pasado diez años y percibo que las creencias dominantes en favor del pensamiento colectivista siguen tan campantes. Pero todos aquellos que de una u otra manera participamos de esta “batalla cultural”, sabemos que no se trata de una Blitzkrieg (guerra relámpago), sino más bien de una maratón de larguísimo aliento.

Por este y otros motivos, seguiremos sembrando estas pequeñas semillas de libertad con la esperanza que un ía germinen, y lo haré hasta que la energía y la salud me lo permitan, porque, como bien dijo Edmund Burke: “para que triunfe el mal, sólo es necesario que los buenos no hagan nada.”


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