Buscar este blog

viernes, julio 07, 2023

SE EQUIVOCÓ LA PALOMA.


SE EQUIVOCÓ LA PALOMA.

por Guillermo Sicardi - Semanario Búsqueda – jueves 22 de junio de 2023


El presidente Luis Lacalle Pou y el artista Pablo Atchugarry se equivocaron al pretender fundir el águila con la cruz esvástica que adornaba la proa del fabuloso acorazado de bolsillo Graf Spee para convertirla en una paloma, símbolo de la paz. 

Se pretende barrer debajo de la alfombra. Pero la suciedad existe a pesar de tales iniciativas. A nadie se le ocurrió derruir los campos de concentración de Auschwitz y convertirlos en un parque de diversiones. Nada. Mejor que ver ese horror a diario para no volver a repetirlo.

Por eso, lo que hay que hacer con el águila es exactamente al revés: hay que exhibirla con su esvástica y explicarle a todo el mundo lo horrendo que son los regímenes que eliminan la libertad y se someten a un líder que todo lo sabe. Y lo más importante tal vez sea explicar cómo Hitler llega al poder, con el apoyo de millones de personas, bajo un régimen con elecciones libres, luego devenido en una cruel dictadura. 

Pero las ideas Nacional Socialistas desaparecieron de la faz de la tierra luego de terminada la Segunda Guerra Mundial, en 1945. Habrá habido algunos rebrotes de cuatro locos sueltos por allá o acullá, pero esas nefastas ideas no volvieron a florecer más y hoy no son una amenaza para nadie. 

Sin embrago, las ideas socialistas, más nefastas, dañinas y criminales que las del nazismo, siguen vivas, a pesar de estar sobradamente demostrado que ese régimen ha sido un fracaso en lo económico, en lo político, en lo social y en lo moral, en todo tiempo y lugar.

Se estima que el “monstruo” de Adolf Hitler asesinó unas doce millones personas, de las cuales seis millones fueron judíos y el resto se repartieron entre gitanos, discapacitados, homosexuales, testigos de Jehová, comunistas, disidentes políticos y prisioneros de guerra. Pero el régimen comunista fue diez veces más cruel: asesinó entre 120 millones y 150 millones de inocentes que pasaron por sus fusiles, sus cárceles, sus campos de “reeducación”, sus purgas y sus terribles hambrunas, culpa de una fracasada economía planificada. Y no hablemos de la falta de libertades, persecuciones políticas y civiles, abusos, delaciones (aún entre familiares) y la miseria que lleva implícita este régimen. De eso mejor no hablamos. 

Lo que habría que hacer con el águila y su esvástica, es exhibirla al lado del símbolo comunista de la hoz y el martillo junto a un cartel que rece: “Iguales perros. Diferentes collares”. Ningún político del siglo XXI se animará. Tienen terror que los tilden de “fachos”.

Como bien dice Luis Romero Álvarez en su podcast La batalla de las ideas, que esculpan una paloma de la paz (con otros bronces) y la coloquen frente al águila del Graf Spee, para demostrar que siempre vamos a tener que convivir con el bien y el mal, como dentro de cada ser conviven dos lobos en pugna, uno bueno y otro malo. ¿Y cuál vencerá? El que nosotros decidamos alimentar.

Esta mala decisión no fue por falta de inteligencia, desconocimiento de la historia o criterio, sino que es una derrota autoinfligida enmarcada dentro de “la batalla cultural” que viene ganando la izquierda siguiendo las enseñanzas de Antonio Gramsci. Bajo estas nuevas reglas, se pretende quedar bien con la moralina progre, con las políticas de género, con las inocentes “muchachas de abril”, con “les chiques” del IAVA, con la justicia social o con los derechos humanos de los peores delincuentes. Guardan la utópica esperanza que algún “progresista” los quiera y los vote. Ingenuos. 

 A muchas personas les gustan las palomas. Aunque me parece que a la mayoría, no le gustan los palomos. 


No hay comentarios.: