Dr. Ope Pasquet
El presidente de la república, Dr. Tabaré Vázquez, ha anunciado su propósito de trasladar los restos de José Artigas desde el mausoleo donde actualmente se encuentran, a la antigua Casa de Gobierno donde tiene su sede el Museo de la Presidencia.
El presidente no convocó a los líderes de los partidos políticos para proponerles la idea, ni remitió un proyecto de ley al Parlamento para que en ese ámbito, plural y representativo por excelencia, se la considere.
No. El presidente parece creer que él tiene la autoridad necesaria y suficiente para resolver por sí sólo, sin consultar a nadie, dónde han de reposar las cenizas del hombre que encarnó a la patria. Sus asesores debieron haberle dicho que decretar honores públicos a los grandes servicios es competencia de la Asamblea General (art. 85, numeral 13 de la Constitución), no del Poder Ejecutivo. Pero antes aún, su sensibilidad debió advertirle que nadie puede arrogarse el derecho de decidir en solitario, lo que es asunto de todo el pueblo uruguayo. Artigas, símbolo nacional, es de todos los uruguayos. Sólo quien haya sido cegado por la soberbia puede haberlo olvidado. El próximo Parlamento seguramente lo hará recordar por ley.
Mientras tanto el senador Mujica, a quien sólo unos días separan de la calidad de candidato único del Frente Amplio a la primera magistratura, anuncia que convocará a sus seguidores a una caminata a realizarse el próximo viernes, es decir, dentro del plazo legal de prohibición de la propaganda electoral. Un hombre que aspira a ser el encargado –por la Constitución- de ejecutar y hacer ejecutar las leyes, hace campaña electoral burlándose de ellas.
La misma actitud exhibe otro precandidato frentista, Marcos Carámbula, quien está organizando un acto de homenaje a los desaparecidos para el sábado próximo, es decir, también durante la veda.
No sabemos qué actividades se propone realizar el senador Astori durante las 48 horas previas a la jornada electoral, pero recordamos que inició su campaña por radio y televisión el 18 de Mayo, cuando la ley aún no permitía hacerlo.
Vázquez, Mujica, Carámbula o Astori podrán discrepar acerca de muchas cosas, pero por lo visto comparten un sentimiento de desprecio por el Derecho que no le hace nada bien a la convivencia democrática. Para ellos la norma jurídica sólo es el envoltorio formal que encubre una determinada relación de fuerzas entre intereses opuestos. Por lo tanto, la fuerza predominante en un determinado momento histórico, puede aplicar o no aplicar las normas según le convenga. Para ellos, el Derecho es un instrumento de dominación; una herramienta al servicio del poder.
Quienes nos sentimos liberales y republicanos vemos las cosas exactamente al revés. Para nosotros, el Derecho es el freno del poder y la garantía de las personas frente a los gobernantes.
En momentos en que algunos confundidos y otros distraídos dicen creer o creen, nomás, que todos los partidos y todos los dirigentes políticos son iguales, vale la pena resaltar estas diferencias. Son suficientes para justificar un voto que, antes de ser por Fulano o por Mengano, quiera ser un voto por la república.
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