Nada más inútil que un inspector municipal de tránsito.
Jamás se los ve haciendo algo útil, como evitando un embotellamiento, agilizando el tránsito, educando y previendo accidentes.
Sí se los ve escondidos en lugares "estratégicos" para poner multas, no para evitar accidentes. En la rambla frente a la Escuela Naval (donde no hay un accidente desde el desembarco de Juan Diaz de Solis) se apuestan por docenas, en la bajada de Coimbra o en la de Hipólito Yrigoyen, la esquina del Club de Golf ....
Sin embargo, uno de los pocos días del año donde estos señores pueden hacer algo útil por los ciudadanos - controlando los niveles de alcohol en los conductores la noche del 24 de agosto - estos personajes amorralados en ADEOM, se declaran en huelga.
Para el sindicato municipal es más importante la suspensión de 3 de sus secuaces por no tener la libreta de conducir al día (en casa de herrero cuchillo de palo), a que ocurran accidentes durante esta particular jornada de celebración.
Estos sujetos viven para sus propios e inmerecidos beneficios y jamás tienen en cuenta a sus clientes: los contribuyentes de la sucia, insegura y lenta ciudad de Montevideo.
Como dice Peter Drucker:
“la empresa existe para realizar aportes fuera de si misma, para atender y satisfacer a quienes no son sus miembros. El hospital no existe para bien de los médicos y las enfermeras, sino de los pacientes. La escuela no existe para provecho de los docentes, sino de los alumnos. La administración que olvida este hecho administra mal”.
Y sin lugar a dudas, ellos administran mal.
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