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viernes, noviembre 19, 2021

HEGEMONÍA


HEGEMONÍA

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 4 de noviembre de 2021.

En mi vida he leído muchos libros, pero pocos me han hecho pensar, reflexionar y ayudarme a revisar mis propios paradigmas por otros mejores. HEGEMONÍA, el libro de Federico Leicht,  es uno de ellos

HEGEMONÍA es un libro que corre el velo que nos han puesto durante años de prédica estatista y nos impiden ver la realidad, sin relatos ni edulcorantes. 

HEGEMONÍA deja al desnudo el relato dominante, del discurso políticamente correcto,  de la cultura “zurdópata” (como el autor la define) y nos hace ver que todo el entramado de políticas, ONG´s, minorías que se sienten discriminadas o el lenguaje inclusivo, van socavando las bases de la moral de Occidente y se traduce en una verdadera batalla cultural.

Una batalla por las ideas, pero sobre todo, una batalla por los valores; los valores de la democracia, la república, el mérito, el esfuerzo, los derechos individuales, la propiedad privada y en especial, la libertad, la libertad de buscar tu propia felicidad.

Al caer el Muro de Berlín en 1989, (esa obra que simboliza el fracaso del comunismo y el socialismo en lo político, lo económico, lo cultural, lo social y lo moral), la izquierda sale a crear un nuevo “relato”, a buscar nuevos enemigos y también nuevos aliados.

Se crea el Foro de San Pablo para aplicar la receta de Antonio Gramsci: no ir a la guerra, sino copar las instituciones democráticas, en especial, la educación, siguiendo por los sindicatos, organizaciones no gubernamentales defensoras de causas “justas”. Esa es la verdadera revolución, sin disparar una sola bala.

A través de este “relato” y con el uso del lenguaje, van construyendo nuevas realidades, la llamada “posmodernidad”. Es que las palabras no son inertes, las palabras crean imágenes en nuestra mente y esas imágenes conducen a la acción, sea por el camino correcto o el errado. 

Esto va creando una post verdad, una suerte de universo paralelo similar a la novela 1984 de Orwell, donde frases como: “La guerra es la paz”, “La libertad es la esclavitud” o “La ignorancia es la fuerza”, pasan a ser aceptadas pacíficamente.

A partir de allí, el terreno está fértil para germinar las semillas el odio, el miedo, el resentimiento y así buscar en el Estado el amparo que nos hicieron creer, no podemos generarnos nosotros mismos.  

Por lo tanto, bajo este esquema, el verdadero poder no está en quien detenta los cargos, sino en quien maneja el lenguaje, quien logra imponer (aún con la mentira) una superioridad moral que los hace inmunes a cualquier fracaso, a cualquier error, a cualquier atropello.

HEGEMONÍA nos hace ver que hemos sido domesticados y hoy nos comportamos más como corderos que como leones. Por eso HEGEMONÍA es también un libro que educa. Y como dice Herbert Spencer: “Educar es formar personas aptas para gobernarse a sí mismas y no ser gobernadas por los demás”

Para algunos, HEGEMONÍA puede resultarles un libro apocalíptico, pero no lo es. Lo mismo decían de Ayn Rand y su La Rebelión de Atlas, escrita en 1957 en plena guerra fría, donde la hoy llamada “brecha” ya estaba instaurada entre los saqueadores y los productores, entre los que viven de su propio esfuerzo y los que viven del esfuerzo de los demás, entre los que comercializan valor por valor y los que mendigan valor por necesidad.

Por eso Ayn Rand dice: “Cuando advierta que para producir necesita obtener autorización de quienes no producen nada; cuando compruebe que el dinero fluye hacia quienes trafican no bienes, sino favores; cuando perciba que muchos se hacen ricos por el soborno y por influencias más que por el trabajo, y que las leyes no lo protegen contra ellos, sino, por el contrario son ellos los que están protegidos contra usted; cuando repare que la corrupción es recompensada y la honradez se convierte en un autosacrificio, entonces podrá afirmar, sin temor a equivocarse, que su sociedad está condenada.”

HEGEMONÍA es un libro que nos invita a la reflexión, pero también a la acción. 

Las batallas no se ganan en un escritorio, sino en el terreno. Y el terreno de la batalla cultural que ellos han elegido, es en el lugar de trabajo, de estudio, en los medios de comunicación, en la familia, en un cumpleaños o en una reunión entre amigos.

Federico Leicht ya hizo su trabajo al poner este libro en nuestras manos y en nuestras mentes.  Ahora nos toca a nosotros hacer el nuestro y difundirlo, porque “Para que triunfe el mal, solo es necesario que los buenos no hagan nada”. Edmund Burke.



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