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jueves, abril 20, 2023

SI ES PARA AFRICA, ¡NO DONEN NADA!


SI ES PARA AFRICA, ¡NO DONEN NADA!

por Guillermo Sicardi - Semanario Búsqueda - jueves 20 de abril de 2023.


Cuando algún organismo internacional le pida dinero para salvar a ese negrito de la foto, desnutrido y con la boca llena de moscas, no done nada. Cuando una ONG humanitaria le haga sentir culpable porque usted come todos los días y que con lo que se gasta en un par de cervezas puede llevarle agua a una tribu ignota, no done nada. Y cuando le muestren campos de refugiados y niños mutilados, tampoco done nada. ¿Sabe por qué? Porque la mayoría de esas donaciones no llegan a los supuestos beneficiados, pero sí llegan a los directivos de esos organismos, a consultores bien pagos, a burócratas internacionales, a políticos corruptos a hoteles cinco estrellas y a bares de copas.

Siempre tuve la sensación que esto era así, hasta que llegó a mis manos el libro “Blanco bueno busca negro pobre, una crítica a los organismos de cooperación y las ONG”, de Gustau Nerín, español, antropólogo, con vasta experiencia en el continente africano, que me lo ha confirmado.

Dice el prólogo del libro: “Hace cincuenta años que se inició la cooperación. Cincuenta años que no han servido para tanto como nos creemos. Europa ha demostrado ser un pozo sin fondo de donantes y África, un pozo sin fondo de fracasos. Por ineptitud, por poca sostenibilidad, por corrupción, por intereses ocultos, por ignorancia de las formas de vida africanas... Aun así, ha calado la idea de que los problemas africanos se solucionarán con proyectos de desarrollo, que la opinión pública juzga por las buenas intenciones y no por los buenos resultados”.

Trata a los “buenistas” europeos del Norte, como verdaderos papanatas, ya que “nunca tanta gente, con tan buenas intenciones, había dedicado tantas energías a una causa tan inútil”. La pregunta es ¿por qué lo hacen? Las respuestas (basadas en su amplia experiencia) son aterradoras. Veamos algunas.

Primero, porque “Los «negritos» de África siempre han sido un reclamo muy útil para movilizar las buenas conciencias de los ciudadanos de Occidente y vaciar sus carteras”, empezando por los religiosos cuya tenacidad en perseguir empresarios, políticos y simples ciudadanos ha sido proverbial. Hoy están siendo sustituidos por ONG (Organización No Gubernamental) que en realidad no son tan “no gubernamentales”, ya que la mayoría recibe fondos de los diferentes gobiernos, y, por ello, bailan a su son.

Segundo, porque los ciudadanos “del Norte” tiene cierto complejo de culpa por ser exitosos y estas organizaciones “se han convertido en los mediadores perfectos entre la cuenta corriente de estos ciudadanos y su tranquilidad de espíritu”. Algo similar sucede con ciertos programas de R.S.E. (Responsabilidad Social Empresarial): salimos a pintar la escuela del barrio o repartimos cuatro refuerzos de mortadela, para luego repartir (sin culpa) los dividendos y bonus de fin de año.

Agrega Nerín: “La clave para que todo este mecanismo funcione de forma eficaz es que el donante nunca sepa exactamente qué se hace con su dinero”. Este buen samaritano “quiere creer que gracias a su donación hay una fuente de agua en un rincón perdido del Sahel, o que se ha erradicado una enfermedad extraña en algún país selvático... No quiere saber que la fuente se ha secado por falta de mantenimiento, ni que las vacunas han resultado ser ineficaces porque no hay heladeras donde conservarlas”.

Es especialmente interesante leer cómo estas organizaciones logran llegar a nuestras billeteras mediante efectivas campañas de marketing: “se deben presentar problemas muy simples y ofrecer soluciones también muy sencillas. Los mensajes de las ONG son breves, simples, emotivos … Y para conseguirlo, nada mejor que ofrecer imágenes impactantes: niños con vientres hinchados, casas arrasadas por huracanes, inundaciones que arrastran cadáveres putrefactos... La imagen debe ser lo suficientemente directa para que quien la vea se sienta aludido de inmediato”. 

Por supuesto que Nerín reconoce que no todos los “cooperadores” son unos bandoleros de guante azul (por el logo azul de Naciones Unidas), pero la regla parece ser que el gran objetivo no es sacar a África de su subdesarrollo congénito, sino el de fomentar el deseo de “cooperar por cooperar” y estas organizaciones se encargan de canalizarlos a través de proyectos que se venden muy bien a los ojos occidentales. 

Para muestra un botón. Dejemos África por un momento y vengamos a América Latina. Piensen todo el dinero que ha recibido Haití de “ayuda humanitaria” en los últimos años y comparémoslo con los U$D 13 mil millones (hoy serían unos 150 mil millones) que recibieron 18 países europeos para reconstruirse luego de la segunda guerra mundial (dinero que puso que el “imperialista” Estados Unidos a través del Plan Marshall). Según el New York Times, Haití recibió también 13.000 millones de dólares desde el terremoto del 2010, “sin embargo, en vez de la construcción nacional que supuestamente se lograría con el dinero recibido, en años recientes las instituciones de Haití se han vuelto cada vez más vacías”.

La BBC de Londres (que de derechista o neoliberal no tiene un pelo) entiende que todo ese esfuerzo no sirvió para casi nada “porque que no existe un modo sistemático y riguroso que analice en qué y cómo se ha gastado el dinero de esas ayudas internacionales” y, además, porque “Haití es uno de los países más corruptos del mundo”.

Cuando esta noche vea un nuevo y conmovedor aviso pidiendo su dinero para una nueva “ayuda humanitaria”, piénselo dos veces. Ya los gobiernos del mundo les quitan bastante dinero a sus contribuyentes mediante “impuestos” (que bien saben despilfarrar), como para seguir financiando sus desmadres con aportes “voluntarios”. Luego no nos quejemos si Nerín nos trata de papanatas. 

Y si aún tiene dudas, mejor no done nada.






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