COFAC: Crónica de una muerte anunciada
Lamentablemente, los uruguayos no aprendieron la lección que dejó la crisis financiera del 2002. La mayoría creyó que la “culpa” de tales sucesos la tuvo un grupo de empresarios inescrupulosos (los Peirano y los Rohm) y unos administradores públicos desidiosos para unos o corruptos para otros. Por lo tanto, si tenemos empresarios con escrúpulos y administradores honestos, ya estaríamos inmunes ante nuevas crisis.
Pero esto no fue, ni es así.
Hoy supuestamente tenemos administradores progresistas e intachables moralmente y cooperativistas bien intencionados en la gestión de la empresa, sin embargo COFAC cerrará definitivamente sus puertas.
Estos directivos (que se arrogan el carácter de “legítimos representantes de la cooperativa elegidos democráticamente”, como si una elección les diera las habilidades gerenciales necesarias para administrar una entidad de tal porte) jamás se detuvieron a hacer un Plan Estratégico serio y realista, jamás evaluaron objetivamente a su personal ni se preocuparon por contratar a los mejores y despedir a los que no sirven; no fijaron metas y si lo hicieron, no tomaron ninguna medida con quienes no las alcanzaron. Tampoco redujeron la plantilla de 600 empleados, totalmente desproporcionada para los ratios de eficiencia que se le exigen a cualquier institución financiera.
Ahora el representante del Bandes (posible y cada vez más esquivo inversor) quiere despedir a la mitad de los funcionarios, pero que tal costo lo asuma el gobierno uruguayo; es decir, los uruguayos y las uruguayas que pagan impuestos, que nada reciben a cambio y nada recibieron nunca de COFAC, a diferencia de sus 600 empleados que recibieron sueldos, dobles aguinaldos, pocas horas laborales, meriendas copiosas y tantos otros beneficios inmerecidos e innecesarios.
Que no repita el Senador Jorge Gandini los mismos errores que cometió la izquierda cuando era oposición al apuntar al gobierno “con el objetivo de despejar las dudas sobre “la responsabilidad” que pudo haber tenido el gobierno en “la clausura de Cofac”, ya que desde marzo pasado “tuvo todas las herramientas para vigilar la situación”, según cita que recoge El Observador.
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