Al peluca no lo mató la bala que entró en su cabeza. Lo mataron las fantasías que le metieron en su cabeza.
Le hicieron creer que era una suerte de resurrector del Partido Colorado, un representante del "pueblo", un digno ejemplar de las masas populares que otrora apoyaban al Partido de Don Pepe.
Pero no es así. Con un miserable 9% del electorado, sin propuestas claras y sin una filosofía sólida que lo sustente, un sector del Partido Colorado quiso ir por los votos del lumpenaje. Ese lumpenaje que crece día a día y cuyos miembros se van al Frente Amplio.
Estos "dirigentes" políticos están lejos de ser "líderes". Los líderes tienen una visión de largo plazo y guían a sus seguidores hacia ella. Tienen virtudes y talentos que los usan para elevar a las masas y no para sumirse en las mismas miserias de éstas.
Parece que ser "popular" es sinónimo de ser ordinario, grotesco y pobre.
El Pepe Mujica ha dado claras muestras que ésta es la fórmula del éxito en el Uruguay mediocre. Y varios dirigentes colorados quisieron demostrar que "nosotros somos tan lumpen como ustedes".
Dicen que el Peluca era un buen tipo. Tenía una familia con 4 hijos, ayudaba a muchachos jóvenes a salir de la droga y aconsejaba a los chorros del barrio a no afanarle a los vecinos.
Parece que no resistió la frustración de organizar un acto político al que concurrió muy poca gente. La culpa no fue tuya Peluca; vos ya no tenías mucho más para decir. La gente no fue a tu acto, no por tí, sino porque no tenían nada interesante que escuchar de los dirigentes que tú invitaste. Tus amigos comprendieron que no valía la pena gastar una hora en ellos. Y menos aún gastar una vida. Ni siquiera la de un "plancha".
1 comentario:
que simple que sóis
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