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miércoles, febrero 22, 2012

El Empresario ¿explotador o benefactor?







por Guillermo Sicardi  - edición del Jueves 16 de febrero de 2012

Estamos acostumbrados a que nos presenten al empresario como el “explotador de la clase trabajadora” y muchos lo caricaturizan como un desagradable sujeto que enciende habanos con billetes de 100 dólares, gracias a que se “apropia” de la riqueza creada por el trabajador en un abuso del “fuerte” frente al “débil”.

“¿Pero a qué fuerza te refieres? No a la fuerza de las armas o de los músculos. La riqueza es el producto de la capacidad del hombre de pensar. Entonces, ¿hace dinero el hombre que inventa un motor a expensas de quienes no lo inventaron? ¿Hace dinero el inteligente a expensas de los tontos? ¿El competente a expensas del incompetente? ¿El ambicioso a expensas del holgazán? El dinero se crea – antes de que pueda ser robado o mendigado – por el esfuerzo de cada hombre honrado, de cada uno hasta el límite de su capacidad. Un hombre honrado es el que sabe que no puede consumir más de lo que produce.” 

Bill Gates es uno de los 3 individuos más ricos del planeta. Inventó Microsoft Office y con ello le ahorró millones de horas de trabajo a quienes escribían en una vieja Remington o utilizaban una regla de cálculo.  Imaginemos un empleado administrativo (no un Gerente General ni un Profesor Grado 5) que gana U$S 5 la hora y ahorra dos horas por día gracias al paquete Office que compró por ciento cincuenta  dólares. En un día ahorró U$S 10, en una semana U$S 50, en un mes U$S 200, en un año U$S 2.400 y en 5 años U$S 12.000. 

El trabajador administrativo obtuvo un enorme beneficio de U$S 11.850 gracias al invento de Gates, mientras que el “pobre” Gates, apenas se quedó con unos pocos dólares en su bolsillo, ya que de los U$S 150 que entraron por caja, tuvo que pagar salarios, transporte, publicidad, gastos fijos y por supuesto, impuestos, muchos impuestos.

Entonces, ¿cómo podemos decir que Gates es un “explotador”? Lo único que Gates explotó fueron sus propias neuronas, no las mías, por cierto. Gates, como la mayoría de los emprendedores, los empresarios, los filósofos, los científicos y todos los que agregan valor con sus mentes, son los verdaderos benefactores de la sociedad. Están en la cumbre de la pirámide y por debajo de ellos los capitalistas que ponen el “combustible” necesario para que el proyecto arranque, los comerciantes que lo hacen llegar a cada hogar, los trabajadores que consiguen un empleo en una empresa rentable y hasta el público en general, todos ellos beneficiarios, de una u otra manera, de esa idea original.

Uruguay necesita realzar el rol de los emprendedores y los empresarios como verdaderos benefactores de la sociedad, creadores de valor y trasmisores de valores. Para hacerlo, es importante crear las condiciones necesarias para emprender, liberar de obstáculos burocráticos el camino que hay entre la idea y el negocio y eliminar falsos paradigmas que nos inculcaron repitiendo burdas mentiras sobre la empresa y el  libre mercado.

Hay que entender que la riqueza material es fruto de la riqueza intelectual y moral de individuos que saben producirla; de tal manera que quienes lleguen a la cima, puedan exhibir sus logros con orgullo y ser ejemplo de otros que quieran emprender sus propios caminos.

No hay que maldecir al dinero ni a quienes saben crearlo. “El dinero no es el instrumento de mendigos que claman tu producto con lágrimas, ni el de saqueadores que te lo quitan por la fuerza. El dinero lo hacen posible sólo los hombres que producen con sus mentes y en forma honrada. ¿Es eso lo que consideras malvado?  ¿Es a este tipo de individuo al que consideras un explotador?

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