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domingo, noviembre 04, 2012

¿Congelar precios o congelar privilegios?



por Guillermo Sicardi *
publicado en Búsqueda, jueves 01 noviembre de 2012

Otra vez más vuelve a ser el sector privado el que carga con los platos rotos de los errores del Estado.

Por culpa de un gobierno (como tantos otros) que no puede controlar la inflación (porque no puede controlar a los sindicatos y sus demandas de más y más salarios); que no puede controlar el gasto público (porque no se anima a hacer la prometida reforma del estado); ni quiere dejar de repartir limosnas entre miles de incautos (para asegurase votos fáciles), ahora quiere enmendar la plana congelando los precios de 200 productos básicos de la canasta familiar.

Para ello ha salido a negociar (¿presionar? ¿pedir favores?) con los supermercados, porque es más “políticamente correcto” mostrarse duro con los “ricos supermercados” que con las “pobres Pymes” productoras de esos 200 alimentos rebajados; ya que en última instancia serán ellas las que pagarán esta embestida estatista.

Cambadu no aceptó la propuesta. Lo bien que hizo. No hay que entrar en “transas” con ningún gobierno, ni intercambiar “favores” para fijar los precios de los productos. Esta es la función que cumple el mercado a través de acuerdos libres y voluntarios, no por necesidad y menos aún por coacción. Ni los empresarios, ni los consumidores, queremos a un Guillermo Moreno.

Ya estamos viendo (y sufriendo) lo que sucede cuando se intercambian “gauchadas” entre gobernantes y empresarios: “favor, con favor se paga”. En los países de primera los ciudadanos se compran sus pasajes en barco, tren o avión a precio de lista para ir a votar por sus candidatos y no con precios rebajados por los empresarios del transporte para favorecer a un candidato determinado. Si quieren apoyar la campaña de un Partido que lo hagan donando dinero en forma transparente y luego será ese Partido el que le subsidie los pasajes baratos a sus votantes.

En los países de primera los empresarios tampoco se encargan de comprarle la Banda Presidencial al Presidente electo y menos aún, éste a recibirla. Ellos entienden que mantener el sistema democrático y republicano tiene sus costos, pero son gastos que los contribuyentes pagan con gusto. Lo que no pagan con gusto son los despilfarros, los costos ocultos de la mala administración o los privilegios inmerecidos que reciben unos cuantos.

En el año 2002 los uruguayos fuimos protagonistas de una película de terror, donde una crisis ajena nos hizo temblar de miedo al ver perder empleos, clientes e ingresos y sobre todo viendo como nuestras familias se desmembraban por la emigración. Sin embargo, los privilegiados empleados públicos (y sus primos hermanos los bancarios), vieron la película de la crisis comiendo pop y tomando Coca Cola en una sala con aire acondicionado. Ninguno se asustó con Freddy Krueger. Es que ellos no tienen ni idea lo que es un Martes 13.

Ante esta nueva película de terror que se está por estrenar y se titula “Inflación”, el gobierno debería dejarse de congelar precios a los privados y sí congelar los privilegios de los empleados públicos: menos cantidad, menos sueldos faraónicos, menos licencias pagas, menos haraganería, menos malos tratos, menos aguinaldos y mejores servicios y resultados. Sobre todo esto último: muchos mejores servicios y muchos mejores resultados.
 

*  Guillermo Sicardi es Abogado, Máster en Administración de Empresas, Director del Instituto de Innovación y Desarrollo Emprendedor de la Universidad de la Empresa, co fundador de INICIADOR Montevideo y Socio de Resultoría en Solution Alliance (www.resultoria.uy)

 


1 comentario:

Cristian dijo...

Creo que el tema de congelar precios es un tema delicado y son muchos los sectores perjudicados. Hace poco he comprado Pasajes a Europa y tuve la suerte que fuera antes de la crisis que apareció luego