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jueves, marzo 06, 2008

Las Empresas los Prefieren Obedientes

La mayoría de las empresas declaran efusivamente que su capital más valioso es el Capital Humano y para ello ponen avisos para reclutar personas con “capacidad de liderazgo” y hasta invierten considerables sumas para capacitarlos en “habilidades directivas”. Pero la realidad es muy otra. Cuando llega la hora de la verdad, a los líderes no los dejan liderar y a los habilidosos no les dan espacio para jugar.

El mediocre mercado uruguayo no demanda demasiados líderes, entre otras cosas porque no hay lugar donde ubicarlos. Un puñado de poco más de 200 empresas hacen el 50% de la recaudación de la DGI. El 80% de los uruguayos prefieren recibir órdenes claras y sólo un 20% pide más espacio para actuar. Los consumidores no demandan calidad, sino precio. El 75% cree que la “torta” tiene un tamaño adecuado, pero está mal repartida; sólo el 25% la quiere hacer crecer.

Muchos Gerentes y altos Directivos están más interesados en conservar sus puestos y prebendas que en llevar a sus organizaciones a un nuevo nivel, no sólo económico sino cultural. Una organización más autónoma, con gente proactiva, dispuestos a trabajar guiados por principios como ser el de seleccionar y promover a quienes tengan talentos y virtudes, a valorar las relaciones de largo plazo con los clientes por encima de las ventajas de corto plazo y a llegar a acuerdos ganar – ganar con el personal.

Cuando aparece alguien dispuesto a levantar estas banderas, se lo deja solo, se transa con los mediocres en el anodino camino del medio, logrando un artificial consenso pasajero y renunciando a principios y valores que dicen sostener. Parece que las empresas los prefieren obedientes.

Pero hoy no hay más lugar para los genuflexos. Las empresas tienen la imperiosa necesidad de formar líderes en sus filas, que puedan definir el camino a seguir, alinear a sus equipos, facultarlos para que puedan ejecutar y ser un ejemplo en su manera de actuar. Lo primero que deben hacer las organizaciones es detectar a quienes ocupan cargos relevantes y no comulgan con estos valores. Son un verdadero freno a la organización, un verdadero freno al despliegue de virtudes y talentos que tiene la gente demasiado bien guardados en su interior.

Liberar este potencial es un verdadero desafío y una acción de liderazgo. Realmente vale la pena recorrer este camino, y si usted lo desea, será un placer ayudarlo.

Dr. Guillermo Sicardi, MBA

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Estimado Guillermo, a favor de todo lo que mencionás en este post te comento algo insólito.

Trabajo en un hospital público, contratado por ASSE desde hace 3 años, desde que llegué -inspirado entre otros por Covey- puse mi proactividad en acción y comencé a hacer propuestas creativas, como por ejemplo el Taller de Tai Chi que se implementó por iniciativa mía a los 3 meses de haber llegado y desde entonces se mantiene.

Junto con una Psicóloga también propusimos múltiples talleres, coordinamos y efectivizamos varios trabajos grupales que tienen como enfoque romper con las viejas y rígidas estructuras exclusivamente asistencialistas. En parte lo hemos logrado y nuestras propuestas se han ganado el respeto entre los profesionales.

La respuesta de la gente fue excelente, los aplausos de la Dirección también -pero curiosamente sólo cuando venía la Ministra a sacarse alguna foto-. Después teniamos que seguir trabajando sin un solo recurso, ni siquiera con un teléfono que funcionara, tardamos un año para que nos pusieran uno y actualmente lo han vuelto a sacar aislándonos del mundo.

La computadora que tenemos en el área, la conseguí pidiéndole una donación a SUAT ya que por aquel entonces yo trabajaba allí, pero nunca nos quejamos, a contra corriente de todos los obstáculos que diligentemente sí siempre pusieron, durante mucho tiempo supimos lidiar con esas condiciones adversas y logramos mantener un alto grado de motivación, el premio nos lo daban los pacientes. También es cierto que lentamente la mediocridad que impera en toda la administración pública va horadando la piedra más dura y uno se termina de convencer que no hay arreglo, porque tarde o temprano las condiciones intocables del sistema, termina expulsando a todos aquellos que pretenden predicar con el ejemplo de la proactividad y la integridad.

Cuando ingresé lo hice como administrativo, y en agosto pasado me recibí de Médico, habiendo estado hablando con la dirección del hospital desde agosto hasta diciembre las ideas para comenzar a ejercer en una policlínica de la zona, que sorpresa me llevé cuando estando todo pronto para efectivizar el cambio, me encontré que la "dirección" no había movido ni un dedo para garantizar que junto con el cambio de función se efectivizara el cambio de remuneración.

Sí, efectivamente, ya tenían todo listo para que yo comenzara a ejercer como Médico, pero pretendían que continuara cobrando como administrativo, habida cuenta que la diferencia entre uno y otro salario es del 100%.

Increiblemente los "palidines del cambio", hicieron gala de "diplomacia" tratando de convencerme de la "imposibilidad del cambio" aludiendo a la burocracia que antaño tanto criticaban pero que ahora les viene como anillo al dedo para justificar su propia inoperancia y aludiendo al ejemplo de otros tantos colegas que años atrás habiendo estado en una situación similar a la mía -pero cuando la diferencia entre un salario y otro no superaba los 1000 pesos-, aceptaron lo indigno de su situación y recién después de 10 o 15 años de trabajo irregular lograron que les reconocieran sus derechos. Sin retroactividad por supuesto.

"No sé, yo no tengo nada que ver con esas cosas, tenés que ir a hablar con fulano, sultano y mengano, a RRHH, etc, etc...", fueron las palabras textuales de una de las jerarquías.

Lo cierto es que me puse firme y me negué a comenzar a ejercer a menos que el cambio se diera en regla. Si realmente no era posible, no había problema, renuncio y salgo a hacerme valer en otro lugar les tuve que aclarar.

Como parece que juegan con que muchos tienen miedo de la incertidumbre y se piensan que lo máximo que les puede pasar en la vida es conseguir un empleo público, me miraban atónitos cuando les decía que por suerte tenía dos brazos y dos piernas sanas como para buscarme lo que allí no tenían intenciones de darme en otro lado.

Cómo recientemente, a la "dirección" que hasta hace poco había estado a cargo de todo, le pusieron otra "Dirección" por encima suyo, no tuve más remedio que saltar el obstáculo y subir hasta ellos. Increiblemente lo imposible se hizo posible en tan solo 15 minutos a través de la misma linea telefónica que hubieran podido utilizar desde hacía 6 meses.

En menos de 10 días -voluntad mediante- de las autoridades, el cambio se realizó como correspondia y la "dirección" que me dijo que no se podía hacer, se quedó perpleja cuando se enteró que sí se podia hacer y con qué rapidez.

No hay caso, la mediocridad campea y lo peor de todo, es que por sobre todas las cosas sigue dominando entre quienes más responsabilidades tienen, es mentira que les interese la gente, cómo tanto otro ejemplo de antaño, sólo interesan los votos y los flashes.

Y es cierto que estaba más dispuesto a irme que a quedarme. Cansado, agotado y ya sin ganas de nadar contra corriente, por pura supervivencia, si esas condiciones se mantenían, estaba obligado a irme si quería no perder, no solo la dignidad personal y profesional, sino también el entusiasmo y las ganas de hacer y contribuir.

Saludos

Ernesto

Anónimo dijo...

En este país no hay profesionales que pongan su conocimiento, ingenio y creatividad a trabajar porque los emprendedores han sido captados por el estado. Luego, este mismo estado los achancha, con buenas remuneraciones y muy pocas exigencias, lo cual ha hecho que la disponibilidad para el emprendimiento personal sea casi nula.

En el artículo El peso del estado se muestra en buena medida esta situación y los comentarios no tienen desperdicio.