Ir, implica un propósito, un objetivo o un destino deseado. Es pasar de una situación actualmente confortable hacia otra mejor. Es como quien decide mudarse de barrio para mejorar su calidad de vida.
En cambio huir implica un “salir de” en lugar de un “ir hacia”. Es una decisión desesperada por escapar del sufrimiento actual y poco importa hacia que destino: basta con eliminar el dolor, la frustración o la falta de esperanza para que el cambio ya sea positivo.
Esto es lo que pasa a los uruguayos pensantes. La enorme mayoría se quieren ir, pero un número cada vez mayor, quieren huir. Esto uno lo nota cuando cualquier destino es bueno: da lo mismo irse a Estados Unidos, España, Canadá o Italia.
Los avances totalitarios son cada vez más sutiles y a su vez más perfectos.
Por eso, huyan uruguayos, huyan.
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