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martes, julio 06, 2021

¿IMPORTA LA CALIDAD DEL EMPLEO?

¿IMPORTA LA CALIDAD DEL EMPLEO?

Por Guillermo Sicardi | jueves 1 de julio de 2021 | Semanario Búsqueda


Casi todo el mundo quiere tener un empleo que le brinde buenos ingresos, estabilidad, desarrollo personal y seguridad. ¿Pero cuántas empresas pueden asegurar todo esto? Prácticamente ninguna. Sin embargo, las exigencias por empleos con cada vez más beneficios, no para de crecer, y tal acción, termina perjudicando a los propios interesados.

El monitor laboral que lleva la consultora Advice nos dice que “en los últimos meses hay un corrimiento en la demanda de trabajo hacia perfiles más calificados. En años anteriores aproximadamente el 60% de los cargos solicitados eran sin o de escasa calificación, pero  hoy menos del 40%”.

El propio Ministro de trabajo, Dr. Pablo Mieres, comentó que lo cursos y capacitaciones que brinda el Estado para facilitar la reinserción laboral de los desocupados, debería orientarse más hacia lo que los empresarios realmente están contratando, qué perfiles y qué habilidades requieren.

Pero tales habilidades no se adquieren con sólo asistir a unos cursos, y aún así, eso toma tiempo, por lo que la dificultad en conseguir empleo va a continuar e incluso a crecer. Muchos de estos puestos de trabajo de la base de la pirámide organizacional, o  desaparecen o son sustituidos por tecnología y robótica.

La única manea de crear empleos genuinos es con inversión genuina, esto es: inversión realizada por particulares, no por el Estado y menos aún con el Estado endeudándose más aún para hacer obra pública o con programas del tipo “empleo solidario”, que todos sabemos es un subsidio cubierto con un manto de integridad moral, ya que demanda una contraprestación o tarea a cambio.

Para que estos inversores vengan (o los muchos que ya están aquí y se animen a invertir más), no podemos ponerles barreras burocráticas, impositivas, laborales o sindicales. 

Es inconcebible que se haya parado la construcción de la planta de UPM (que da trabajo a miles de personas y del que participan unas 300 empresas de todo porte como proveedores), porque hubo un problema con un capataz de una de esas empresas.

Tampoco se generará más empleo para los menos calificados, si se mantiene la rigidez de las normas laborales y sea imposible negociar las decenas de beneficios laborales. La opción que se ofrece es todo o nada. Y la respuesta que está dando el mercado es: nada.

La falta de empleo, el aislamiento por causa de la pandemia y las nublosas expectativas futuras, han traído un problema no menor: la depresión y aumento de suicidios.

Por lo tanto, no hay que ver al empleo solamente como un ingreso económico, sino como un lugar de socialización, de experimentación, aprendizaje y realización personal. Y ante todas estas ventajas y en estos momentos tan complejos, cualquier desocupado preferirá un empleo “frágil” a un no empleo. La calidad de ese empleo, no la fijarán las leyes y decretos, sino el mercado. Primero, lo primero.



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