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miércoles, mayo 18, 2022

Un Solo Uruguay al parlamento.


Un Solo Uruguay al parlamento.

por Guillermo Sicardi | Semanario Búsqueda | jueves 12 de mayo de 2022.


El movimiento Un Solo Uruguay está pensando seriamente en constituirse en partido político para defender los principios y valores que los convocaron y que los partidos tradicionales y la coalición multicolor no parecen estar defendiendo con la pasión el coraje y la convicción que las circunstancias reclaman 

Un Solo Uruguay es mucho más que un movimiento de gauchos del interior defendiendo y peleando por la rentabilidad de sus cultivos, es un movimiento que defiende los valores que han hecho grande a este país : el valor del trabajo, el esfuerzo fecundo, el asumir riesgos, la meritocracia y el de recoger las enseñanzas de nuestros abuelos para trasladársela a nuestros hijos y nietos.

Son quienes nada le piden al Estado, salvo que sea chico y eficiente, que no sólo no los mate a impuestos sino que no trabe las energías emprendedoras del productor con burocracia, trámites innecesarios y empleados públicos en demasía, y esta preocupación no es sólo de la gente del interior sino de todo comerciante y laburante de buena fé.

Muchos de quienes votaron a esta coalición republicana están bastante defraudados con un gobierno que, si bien ha manejado la pandemia en forma muy correcta, no está poniendo arriba de la mesa ninguno de los temas por los cuales los votaron: el rol del Estado, la eliminación de los monopolios, el cambio radical en la educación, la eliminación de burocracia, la apertura del Uruguay al mundo y el control del sindicalismo salvaje que impide todo cambio en el fracasado sistema educativo.

Este gobierno de coalición se parece mucho al del Frente Amplio, una suerte de frenteamplismo de buenos modales o un frenteamplismo con desodorante, algo parecido a lo que fue el gobierno de Mauricio Macri en Argentina o el de Piñera en Chile y ya sabemos como terminaron ambos 

No podemos dejar de comparar está iniciativa con la de Javier Milei en Argentina, quién luego de dar la batalla cultural durante años desde fuera del sistema político, se dio cuenta que hay que embarrarse para lograr ser escuchado y hacer los cambios desde dentro. 

Mal no le está yendo. Las encuestas independientes muestran que Javier Milei y el espacio liberal no paran de crecer y muchas encuestadoras  ya lo ven como un posible presidente en las elecciones del 2023

La gente se cansó de la política y de los políticos, una casta que se defiende a sí misma pero que no hace los cambios necesarios que todos sabemos que hay que hacer pero no los hacen si las encuestas o lo políticamente correcto no los acompañan.

 El “se acabó el recreo” parece que fue una linda frase de campaña pero El Correo sigue perdiendo 30 millones de dólares al año y nadie se inmuta. Esto indigna a Un Solo Uruguay y a cientos de miles de contribuyentes más, que no tenemos ni campos, ni vacas ni 4X4.

 Hay quienes creen que la aparición de un solo Uruguay como partido político va a perjudicar lo que sería una futura elección y le quitaría votos a los miembros de la coalición multicolor dándole espacio al frente amplio para que vuelva el poder. Si eso es así, que lo sea y que sirva de aprendizaje para qué las fuerzas republicanas estén menos preocupadas en parecerse a la izquierda y sientan menos culpa por ser capitalistas, democráticos y pro mercado

Espero que los miembros de un solo Uruguay (y muchos otros que se les sumarán), logren articular una propuesta que ponga al Uruguay a la vanguardia y que nos parezcamos cada día más a Nueva Zelanda y cada día menos a los países populistas y globalistas. Será un verdadero sacudón que hará temblar las raíces de varios árboles vetustos y de otros tantos podridos.

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LA  AGENDA Y EL RELATO

por Ignacio de Posadas - (Búsqueda 12/5/22)


Sabido es que en política el que consigue imponer la agenda saca una enorme ventaja. A la vez, los gobiernos suelen tener más elementos que cualquier otro agente político o social para, con sus actos y decisiones, hacer que los demás se refieran a lo que aquél elige poner por delante.

Así ocurrió aquí hasta hace poco: el gobierno manejó los temas llevando la iniciativa.

Pero, algo cambió.

Una vez que la pandemia salió del centro del escenario, el gobierno parece haberse quedado sin iniciativa y sin agenda.

La política es como el cosmos: no existen los espacios vacíos. Muy rápidamente, el reducido protagonismo del gobierno, con su presidente al frente, ha dejado que el espacio político lo ocupe el Relato. Y todos sabemos quiénes son los maestros del Relato.

En su discurso del 1º de Mayo (menos disparatado que el de las damas que lo precedieron), Marcelo Abdala estableció los fundamentos del Relato: “se viene impulsando un proyecto excluyente, concentrador de la riqueza y que exacerba la desigualdad”. ¿Qué tal?

Sólo que, si uno se pone a pensar, no han habido grandes cambios en las políticas macroeconómicas comparando con los gobiernos frentistas: las normas en materia de propiedad son las mismas, la estructura tributaria no ha sufrido cambios sustanciales, la política de ingresos tampoco difiere tanto de lo visto durante los gobiernos frentistas, continúan las políticas de promoción de inversiones, no ha variado el grado de apertura comercial…. En definitiva, lo de Abdala es puro verso. Es el Relato.

Y prendió.

Por lo menos a nivel urbano, se está instalando la imagen de que la economía ha entrado en crisis, liderada por un salto inflacionario y una caída en el salario real. Incluso la última encuesta de confianza del consumidor, parece confirmar esa imagen.

Tanto se ha ido estableciendo ese Relato que hasta el propio gobierno se ha puesto a la defensiva, como lo prueba el intento de primeriar anunciando ajustes de salarios púbicos y pasividades.

Por supuesto que el resto del espectro político se ha comido la pastilla, desatando una rebatiña de propuestas imaginativas para operar milagros fáciles sobre los precios, en el anhelo de ser reconocidos como solidarios. Todo, por supuesto, “a la cuenta del otario”.

Ahora, a todo esto, la realidad: ¿cuál es? ¿Estamos tan mal? ¿El gobierno, ayer tan reconocido y hasta elogiado, perdió hoy el volante?

Es cierto que hay una caída en el nivel de expectativas de los consumidores. Pero también lo es que, al mismo tiempo, los empresarios están viendo otra realidad: según la encuesta de Exante sobre expectativas empresariales, el 89% opina que el clima de negocios es bueno o muy bueno y un 66% cree que la economía mejorará. Dos tercios de los empresarios encuestados esperan aumentar su producción el próximo año y un 52% sus inversiones.

Es también cierto que la inflación ha aumentado y el salario real descendido.

Pero, analicemos un poco más a fondo: el PBI creció 4,4% el año pasado y se proyecta para este año algo apenas menor. Desagregándolo, vemos que ha subido mucho la inversión, incluyendo la importación de bienes intermedios y de capital, pero no así el consumo, indicando que el salto inflacionario proviene del exterior, de los precios externos que el país está obligado a tomar.  Dicho en otros términos, lo que ha empujado la inflación son ciertos precios internacionales, sobre los que el país no tiene control. Por otra parte, históricamente, los precios de los commodities tienden a bajar, lo cual avala la tesis de muchos economistas en cuanto a que el empuje inflacionario será temporal.

Empuje que, además, ronda el 1,5% (tampoco la pavada) y que está ocurriendo en la mayor parte del mundo. Sin ir más lejos, Uruguay tiene niveles inflacionarios parecidos a los de EEUU.

Las cifras macro también nos dicen que, si  bien es cierto que hay una caída en el salario real, el crecimiento global de la economía indica que otros sectores están aumentando.

Al mismo tiempo, el desempleo está bastante por debajo (7,7%) que en años anteriores (2020: 10,1% ; 2021: 9,9%), los proyectos de inversión crecen, las exportaciones también, y el riesgo país continúa bajísimo.

En suma, la realidad no es la del Relato. Relato, por otra parte, que es netamente Montevideano-Canario: el Interior vive una óptica completamente distinta.

Hora de que el gobierno reaccione y vuelva a tomar la iniciativa, marcando la Agenda.

Una Agenda que debe ser, a la vez, audaz y profunda.

 

 

 


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