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martes, noviembre 14, 2006

40.000 Razones para Deprimirse

40.000 Razones para Deprimirse

La IMM se apresta a contratar 1.500 nuevos empleados públcios de entre 18 a 29 años con la finalidad de disminuir el promedio de edad de la plantilla y además porque “esa franja etárea padece un mayor nivel de desocupación y es la más afectada por estados depresivos”, según Hyara Rodriguez, Directora de RRHH y Materiales del Municipio. [1]

La Depresión es el “Síndrome caracterizado por una tristeza profunda y por la inhibición de las funciones psíquicas”, las cuales forjan “los caracteres espirituales y morales de un pueblo o de una nación”. [2] Según el Dr. Pedro Bustelo, Presidente de la Fundación Cazabajones, "Las causas de la depresión en Uruguay están aumentando constantemente" refiriendo directamente a que la inestabilidad laboral, la desocupación, y la crisis como bases que alimentan esta particular epidemia.

Lo realmente depresivo es que sea el ineficiente y burocrático Estado uruguayo el que siga proveyendo cargos en vez de suprimirlos. Pero lo más deprimente es que 40.000 jóvenes uruguayos vean en ésta un atractiva oportunidad laboral, lo cual es motivo suficiente para estar profundamente deprimido al ver que los jóvenes de este país no saben construir su destino.

Los sistemas humanos se mueven hacia las imágenes que construyen de su futuro. Por eso la creación mental precede a la creación física. Antes de construir una casa debo imaginarla. Antes de construir una familia, una carrera o un futuro personal, también debo imaginarlo. ¿Y qué imágenes tienen los uruguayos y las uruguayas de sí mismos hacia el futuro? ¿Qué imaginan los jóvenes que van a ser, hacer y tener dentro de 20 años? Lamentablemente hay 40.000 jóvenes uruguayos que imaginan poco y nada. Se ven a sí mismos pudríendose detrás de un mostrador municipal, disfrutando de la ley del mínimo esfuerzo con el máximo de satsifacción y apostando a algo “seguro” a cambio del desafío de crear y desarrollar su propio proyecto de vida.

El Estado no debe ser un proveedor de malos empleos, sino que debe eliminar los obstáculos para la creación de los buenos. La pregunta es ¿por qué no hay más empleo en esta franja etárea? ¿No será porque nuestros jóvenes están pésimamente formados en liceos y universidades públicas? ¿Será por las excesivas y protectoras normas laborales que hacen costoso y casi imposible despedir a un inútil? ¿Será por las creencias y paradigmas que tienen nuestros jóvenes, entre ellas que la “torta” tiene un buen tamaño y no es necesario hacerla crecer, sino repartirla?

Si mis hijos aspiraran a este empleo, sentiría que he fracasado como padre.
Si 40.000 hijos de uruguayos y uruguayas aspiran a este empleo, deberíamos pensar si no estamos fracasando como Nación.

Dr. Guillermo Sicardi, MBA
gsicardi@adinet.com.uy



[1] Diario El País – Domingo 23 de setiembre de 2006 – Pagina 1 – Sección 2
[2] Diccionario de la Real Academia Española

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